Galería Nacional de Retratos (Primera Parte)

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Esa semana Karlyle tenía un viaje programado para ir a Vancouver. Era la primera vez que viajaría a Canadá con Kyle, así que Karlyle estaba muy entusiasmado por ese viaje de negocios.

El objetivo del viaje era confirmar un contrato para el desarrollo de la parte oriental del rio Fraser, una de las propiedades de la familia Frost. Estaba programado para escuchar las presentaciones de los grandes constructores y los informes del estado de la empresa mientras él no estuvo presente. El periodo del viaje era de cuatro días, y se incluía el fin de semana considerando el tiempo de ida y vuelta.

Por lo tanto, eso era lo mismo que decir que no podía ver a Ash, ese fin de semana.

—Creo que has cambiado un poco en las últimas semanas, Karlyle.

Mientras pensaba por un momento, Luther abrió la puerta y entró. Karlyle volvió los ojos solo después de que Luther, que estaba sentado al otro lado sin hacer ruido, abrió la boca.

—De ninguna manera.

Su cabello negro grisáceo, con un peinado que dejaba expuesta su frente, su traje y sus gemelos en ángulo, eran los mismos de siempre. No hubo cambios en su peso y tampoco en su apariencia, porque no había variado la cantidad de ejercicio que realizaba.

Ante las palabras de Karlyle, Luther abrió su expediente. Ese debía ser el contenido de su último análisis y examen de consulta.

—Te ves de buen humor.

—¿...?

Karlyle parpadeó lentamente. La mano que tenía en su regazo se estremeció débilmente. Era cierto que últimamente había experimentado algunos cambios emocionales. Sin embargo, el estado de ánimo actual de Karlyle, no era bueno ni malo. En realidad, estaba más inclinado a ser malo, por un pequeño peso de diferencia.

'...Porque no puedo ver a Ash.'

Pero eso era algo que no se podía evitar. Karlyle se quedó en silencio, después de enderezar su postura. Al no recibir respuesta, Luther pasó al siguiente tema, como si estuviera familiarizado con eso.

—Vamos, ahora cuéntamelo cómodamente. ¿Cómo ha estado tu condición física en estos días?

Luther le preguntó sobre un tema con el que no se sentía cómodo. Karlyle se frotó brevemente las rodillas, y mantuvo la boca cerrada.

Sin importar que Luther fuera su médico, como Alfa, debía prepararse un poco para decirle que había alcanzado su clímax varias veces, después de ser penetrado. Era patético, pero no podía negarlo.

Si hubiera sido igual que antes, solo habría tenido una sensación de duda y vergüenza por tener que enfrentar esa situación. Pero ahora era un poco diferente.

Karlyle ya no odiaba el tratamiento. Por supuesto, eso no significaba que se hubiera acostumbrado. Quizás no podría acostumbrarse a eso por el resto de su vida.

Karlyle frunció el ceño por un momento, ante la palabras 'vida', en la que pensó sin saberlo. Tuvo un breve pensamiento. Quizás era más correcto decir que no podría acostumbrarse a eso durante las próximas cinco veces. De hecho, la semana pasada fue la primera vez en la que se llevó a cabo la inserción.

Increíblemente, Karlyle se sentía feliz de lograr eyacular a través de la inserción, pero él aún no sentía como ese hecho lo había cambiado.

—Por ahora, puedo decirte que funciona.

—¿Estás diciendo que no tuviste ningún problema con toda la serie de procesos que conducen a la eyaculación después del orgasmo?

—Sí.

Define La RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora