Extra (2) Manual for Ash Jones 3

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Karlyle se sentó frente a su computadora portátil mientras Ash se daba una ducha. De todos modos, tenía que concertar una cita para echar un vistazo a la casa, ya que quería tomar una decisión rápida para concentrarse en su tiempo con Ash.

Pero no fue una tarea fácil. En ese momento recordó las feromonas intensas de Ash, que seguían clavándose en su cuerpo. Evidentemente, eran muy diferentes de lo habitual. Ash tenía la habilidad de cautivar a la gente con su risa lánguida, pero no con sus feromonas.

Honestamente, las feromonas de Ash fueron tranquilas desde el primer encuentro. Por supuesto, un omega se sentiría diferente. Las feromonas de alfa y omega tenían la propiedad de seducirse entre sí.

Sin embargo, el aroma que aún persistía en la punta de su nariz, evocaba una emoción que habría causado que incluso un alfa se congelara. El aroma dulce e intenso, se acercaba más a un aroma ligero y pesado, que a uno ligero y ácido. El sabor de Ash, que pensó que sería como el chocolate negro con ron, se había vuelto más refinado.

Así que Karlyle decidió volver a comprobarlo. Era difícil precisar de qué se trataba exactamente, pero le preocupaba que sus feromonas se hubieran vuelto más intensas. Y de repente, en su mente imaginó a innumerables personas, rodeando a Ash, poseídas por sus feromonas.

Había muchas posibilidades. Entonces, como lo había mencionado antes, tal vez si debería encerrar a Ash... . Al sentir la codicia que creció en su interior sin darse cuenta, Karlyle abrió mucho los ojos. —¿Hasta dónde piensas llegar, Karlyle Frost? —se reprendió a sí mismo con dureza.

—¿Estás trabajando mientras me esperas?

Karlyle levantó la barbilla al escuchar la voz detrás de él. Y mientras volvía la cabeza y miraba hacia arriba, vio a Ash mirándolo. Ash no llevaba nada puesto.

También observó, como sus labios ligeramente levantados se aflojaron y dibujaron una sonrisa. Las gotas de agua que se deslizaban de su cabello húmedo, descendieron sobre su frente. Luego, estas bajaron por sus espesas cejas, se juntaron en su barbilla y cayeron.

Las gotas de agua se posaron sobre los párpados de Karlyle. Entonces, los dedos de Ash las frotaron contra sus ojos.

—En lugar de eso... —dijo Karlyle mientras fruncía el ceño. La sensación de sus dedos, frotando lentamente su delgada piel era extraña.

—Estaba mirando una casa en venta.

Los dedos que frotaban suavemente sus párpados, tocaron los huesos de las cejas esta vez. Karlyle cerró los ojos durante unos segundos y luego los abrió con suavidad. Ash todavía lo estaba mirando. Sus ojos eran profundos, tal vez debido a las sombras.

—¿Por qué miras casas a la venta? —preguntó Ash, como si no pudiera comprenderlo.

—Yo...me siento tan apenado—dijo Karlyle, tratando de recomponerse. Las palabras de Aiden resonaron en su cabeza, justo en ese momento. No podía ser un amante que le causara problemas, solo porque no tenía tiempo suficiente para verlo. Además, recordó lo que había pensado hace unos segundos. ¿No sería eso espeluznante? Necesitaba contenerse de hacer algo como eso.

—¿Estás apenado?

La sonrisa de Ash se oscureció gradualmente. Sus labios apretados, evocaban la ilusión de estar extrañamente irritado.

—Debo haber dicho algo inútil de nuevo—dijo Ash en voz baja, como si estuviera hablando con él mismo. Fue un sonido tan pequeño, que Karlyle solo pudo leer la forma de sus labios.

—Lo siento, pero no escuché lo que dijiste.

—No, porque no te lo dije a ti, Lyle.

Ash se echó hacia atrás y abrazó a Karlyle por detrás. El aroma de gel de baño y del agua de la ducha reciente se atenuó. Al mismo tiempo, Karlyle pudo sentir las feromonas que había inhalado en la entrada. No había sido una ilusión. Eran muy dulces.

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