LUNA . . . !
"tu. mi luna llena eres tú,
cuando apareces eres luz, y
las estrellas se molestan. me
miras más que a ellas"
dónde daniela publica un tweet para un youtuber que va a dar la vuelta al mundo y él le ofrece viajar con él...
... o dónde...
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👤 — DANIELA GARCÍA. 📍 — TAILANDIA.
REAL LIFE.
Esto de abrir los ojos nada más sale el sol y ya estar sudando no me gusta nada. Es por eso que siempre he preferido el invierno antes que el verano.
—Buenos días.
La voz ronca de Dani dándome los buenos días sonó en mi oído y me hizo sonreír. Su brazo estaba aferrado a mi cintura, y no lo quitó cuando me di la vuelta. Me acerqué a él y le di un pequeño beso en los labios antes de esconder la cabeza en el hueco entre su hombro y su cuello.
—Quiero dormir.
Subí mi pierna desnuda por su cuerpo hasta que mi rodilla tocó su estómago, abrazándome a él como un koala. Ahí despegó su mano de mi cintura y la puso en mi muslo, dándole un pequeño apretón.
A pesar del calor infernal que hacía en este sitio, dormimos los dos apegados. Dani era como una droga para mi, dormir con él se me había hecho necesario para poder descansar bien por la noche.
—Tengo que empezar el vlog— me dijo con suavidad. Su pulgar empezó a darme caricias en el muslo.
—Estoy muy cómoda— susurré con los ojos cerrados, mientras sentía como sus dedos cogían mi camiseta y la bajaban, cubriendo mi ropa interior— ¿Puedes empezarlo así? No me quiero mover.
—¿Seguro?
Asentí sin responder. Se movió un poco, despegando la mano de mi pierna para coger la cámara. Aquello fue lo último que sentí y escuché, porque mi cuerpo se relajó tanto que dejé de ser capaz de moverme o hablar. Pero sí le escuchaba.
Presentó su vídeo y después movió mi brazo para despertarme. Abrí los ojos con cuidado, de forma pesada, moví la mano en dirección a la cámara y aquello le hizo reír un poco.
—Tenemos que ir a ver si al resto les ha picado algo o no— murmuró, mientras yo me despegaba de él, sentándome en la cama como si fuese un indio— Se empaña la cámara del calor. Mira.
Miré hacia la cámara de nuevo, mientras me rascaba el ojo con el puño igual que cuando era una niña, no viendo absolutamente nada.
—Pásame las gafas, veo difuso— le pedí, de nuevo haciéndole reír.
—¿Ves difuso? —Volvió a carcajearse mientras se estiraba hacia mis gafas y me las pasaba.
—Necesito una ducha urgentemente.
—Sí, yo también.
Ambos nos levantamos de la cama y comprobamos si nuestros zapatos tenían algún bicho antes de ponérnoslas. También me puse uno de sus pantalones, antes de salir de la habitación, caminando yo delante de él, que me grababa.
Abrí la puerta de la habitación de los chicos, suspirando por el calor infernal que hacía allí dentro. Borja estaba mirando el móvil, y al entrar Adri abrió los ojos. En cambio, mi mejor amigo estaba totalmente dormida.
