El chico del bus

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By Luiky.

Soy René, no soy feo, pero tampoco lindo, tengo buen carácter. Tengo 18 años, he tenido algunas noviesitas y aún no he llegado al sexo.

Pero creo que lo que realmente me motiva, son los chicos. Me gusta mirar sus músculos y con disimulo su paquete marcado bajo su ropa. No sé si por timidez, tabú o por miedo a ser rechazado, nunca he tenido relaciones con chicos.

Mi historia sucedió un día, en que todo había comenzado mal. Desperté tarde y se me fue el bus que normalmente me llevaba a la escuela. El próximo bus ( guagua ), se demoró una eternidad. Llegó un ómnibus semi vacío y me subí.

Al ratito ,veo subir a un chico de mi edad, flaco y feo pero a pesar de eso, lo noté sexy. Buscaba un sitio donde sentarse y justo a mí lado había asiento vacío y casi que lo llevé con mi mirada a mí lado.

Me regaló una sonrisa dándome las gracias y eso me flechó por completo. Tenía una voz varonil y tierna a la vez.

Me dijo que no era de mi ciudad y me preguntó cómo llegar a el castillo del Morro y le expliqué.

Ahí me contó que había venido a la Habana acompañando a su madre, que tenía una reunión nacional y se estaban quedando en casa de su tía, pero que tenía el día libre y quería conocer esas fortificaciones coloniales que nunca había visitado.

Entonces decidí cambiar mis planes, me ofrecí como su "guía turístico personal" así evitaba el regaño y la vergüenza por llegar tarde a la universidad.

Llegamos al castillo, le gustó mucho caminar por aquéllos viejos túneles y galerías. Casi no había turismo, pues aún era muy temprano y solo se encontraban algunos trabajadores.

Subimos a la farola y vimos una hermosa vista de la ciudad. Luego entre galerías y salones vacíos, nos escondíamos el uno del otro, jugando como niños. De pronto como que se me perdió por unos minutos y sentí sus manos sobre mis hombros, como queriendo en su juego asustarme y lo logró.

Me volví sorprendido y ahí estaba con su linda sonrisa. Nos quedamos mirándonos fijo, no sé si fueron segundos, minutos o una eternidad. Se acercó muy despacio y yo cerré mis ojos y sentí sus cálidos labios en los míos. Disfruté su tierno beso y seguí mirando su rostro.

No sé qué me pasó, pero ya no lo veía feo, para mí era el ser más hermoso de la tierra.

Me tomó en sus brazos y seguí besándole con pasión. Era la primera vez que besaba a un chico. Sentí su erección presionando mi pene que ya estaba bien parado, quité su pulóver y besé su menudo pecho con pasión, bajé su pantalón y bóxer y saltó ante mi un gran pene. Había escuchado decir que los flacos tienen un gran paquete y lo pude comprobar.

Lo chupé con devoción, me sentí como un ternero. Que rico aroma, que sabor más exitante.

Luego me desnudó y sentí su cálida boca comiéndose mi rabo.

Me acarició las nalgas y las besó, me dió muchas mordiditas muy sensuales y excitantes. Luego abrió mis nalgas y metió su lengua, el placer era enorme. Deseaba ser penetrado, sentír toda esa carne en mi interior, pero me dijo que no había condiciones para eso y no teníamos protección. Lo comprendí perfectamente.

Me masturbaba mientras lamía mi culito y jugaba con sus dedos entrando en mi. Me di la venida más rica de mi vida. Luego chupé su rabote hasta que me avisó que se iba a venir. Quité mi boca y vi como salían sus chorros a gran presión.

Limpié con mi boca los restos de semen y regresamos. Merendamos y regresé a mí casa.

Al siguiente día fui a despedirle cuando regresaba a su provincia.

Fue entonces que me presentó a su mamá, una señora muy agradable, que me agradeció por haber servido de guía turístico a a su hijo.

Me invitaron a su casa, para pasar el fin de año junto a ellos. Van a asar un cerdo.

Estoy ansioso porque llegué esa fecha y compartír con ese muchacho y entregarle mi culito virgen. Todos los días nos llamamos, creo que estoy enamorado.

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