Capitulo cuatro.

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Lena, observaba a Kara mientras esta se encontraba dormida en la cama. Su cuerpo desnudo era apenas cubierto por una suave sábana blanca, dejando demasiado a la vista para admirar. Su cabello, una melena de rizos rubios, se encontraba revuelto y su rostro lucía relajado. Kara parecía un ángel en ese momento.

Lena se acercó y besó su mejilla antes de sonreír y levantarse de la cama. Kara era su esposa, y también su compañera. Esta era la segunda vez que Lena disfrutaba de la compañía de Kara, después de diez años juntas. A lo largo de esos años, Lena había aprendido a conocer a Kara muy bien. Sabía cómo apoyarla, transmitirle seguridad y protección. Incluso podía afirmar que Kara era una de las razones por las cuales Lena había logrado tanto en su vida hasta ahora.

Sin embargo, había algo que Lena nunca pudo hacer con Kara: hablar de su profundo miedo a amarla. Consideraba que el amor era una herramienta de control que la otra persona entregaba de forma inconsciente, y que en muy pocos casos resultaba exitosa. Cuando se conocieron, Kara era una joven rebelde que deseaba conquistar el mundo. Aunque sus padres la habían protegido económicamente para evitar que sufriera carencias, Kara no quería simplemente conformarse con eso. El día en que se conocieron fue mágico, hubo una conexión inexplicable. El alcohol en sus venas fue solo una excusa para unir sus vidas. Ninguna de las dos quería perder a la otra después de haberse encontrado.

Y aquí estaban, Lena preparando la cena mientras escuchaba una canción de fondo y se dejaba llevar por el sonido. Sus pasos eran cortos cuando fue sorprendida por unos brazos familiares. Kara ya había despertado. Lena sonrió con gran alegría al verla allí, y Kara la abrazó correspondiendo al gesto.

Kara: Eres tan hermosa. - beso sus labios.- Dime, ¿cómo es que puedo tener a alguien tan increíble como tú en mí vida?

Lena: Mucho alcohol. - Río. -

Kara: Oh si, lo recuerdo. - Devuelve la sonrisa. - ¿Me dejas ayudarte?

Lena: Si.

Lena es una sinfonía de contrastes. Sus ojos, de un verde tan intenso como la primavera en su apogeo, resaltan en contraste con la suavidad de su piel pálida. Su cabello, tan oscuro como la noche más profunda, cae en cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro que parece haber sido esculpido por los mismos dioses. Su figura, esbelta y curvilínea, es un poema visual que deja sin aliento a todos aquellos que tienen la suerte de contemplarla y eso incluye a Kara.

Lena: ¿Podrías cortar estas zanahorias en rodajas finas? - Preguntó Lena, entregando el cuchillo con cuidado. -

Kara asintió y se puso manos a la obra, siguiendo las indicaciones de Lena. Mientras trabajaban juntas, el ambiente se llenó de una complicidad silenciosa. Kara podía sentir la tensión en el aire, sabiendo que había algo importante que Lena quería decirle.

Finalmente, Kara no pudo contener su curiosidad y decidió romper el silencio.

Kara: Lena, hay algo que he querido preguntarte desde hace tiempo. - Dijo Kara con voz suave. -

Lena detuvo su trabajo por un momento, mirando a Kara con atención. Sus ojos se encontraron, transmitiendo una mezcla de temor y esperanza.

Lena: ¿Sí, Kara? ¿Qué es lo que quieres preguntarme? - Respondió Lena, su voz ligeramente temblorosa. -

Kara tomó una respiración profunda, reuniendo el coraje necesario para formular su pregunta.

Kara: ¿Me darías una oportunidad, Lena? Una oportunidad para que nuestro matrimonio sea algo más que solo una unión formal. Quiero conocerte en un nivel más profundo, quiero amarte y cuidarte como tú lo haces conmigo. - Expresó Kara, con sinceridad en cada palabra. -

Un momento de silencio se extendió entre ellas, lleno de expectativa. Pero antes de que Lena pudiera responder, un descuido con el cuchillo provocó que se cortara el dedo. Un grito de dolor escapó de sus labios y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

Kara se apresuró a tomar la mano de Lena, preocupada por su bienestar. Sin embargo, la reacción de Lena fue distinta a la que Kara esperaba. Las lágrimas se convirtieron en sollozos histéricos, sacudiendo su cuerpo mientras el dolor físico se mezclaba con el dolor emocional que había estado guardando.

Kara se encontró sin palabras, sin saber cómo reaccionar ante la reacción de Lena. La abrazó con fuerza, dejando que sus brazos envolvieran a Lena en un gesto de consuelo y apoyo.

Kara: No tienes que responder ahora, Lena. Estoy aquí para ti, siempre lo estaré. - Susurró Kara, tratando de calmar el tormento emocional de su esposa. -

En ese momento, las palabras no eran necesarias. Kara comprendió que el camino hacia el miedo y el amor verdadero sería largo y lleno de obstáculos, pero estaba dispuesta a recorrerlo junto a Lena, ofreciéndole su amor incondicional y paciencia infinita, tal como lo había hecho el último tiempo.

Después de que todo hubiera pasado, la cena estaba lista y ambas se sentaron en silencio a comer. Kara quería observar antes de hablar y así lo hizo. Sin embargo, Lena no pudo contenerse más y formuló su pregunta rápidamente.

Lena: ¿Alguna vez has soñado con tener una familia?

Kara: Por supuesto.

Lena: ¿Planeas tener una familia?

Kara: Si estás dispuesta a dármela, la respuesta es sí.

Lena: Y si la respuesta fuera no, ¿qué harías? ¿Me pedirías el divorcio?

Kara: - La rubia casi se atraganta con la bebida al escuchar las últimas palabras, 'divorcio', qué demonios. - ¿Divorcio?

Lena: Sí.

Kara: Nunca consideré eso como una opción contigo, Lena.

Lena: Pero si yo...

Kara: Si no lo deseas, está bien. No sería motivo para alejarme de ti. Podríamos encontrar una solución juntas.

Lena: Lo entiendo.

Después de la cena, ambas limpiaron todo y se dirigieron a sus respectivas habitaciones. Sin embargo, Lena tomó una decisión y cerrando los ojos, se dejó llevar por sus impulsos y volvió a besar a Kara, dejando claro que no deseaba su ausencia. Esa noche, ambas se acostaron en la cama mientras una música relajante llenaba la habitación.

Lena: Mis padres tal vez vengan.

Kara: ¿Tendremos que huir de ellos?

Lena: Humm, no. Quisiera darles una oportunidad, al menos unos quince minutos antes de salir corriendo en dirección opuesta.

Kara: Está bien, entonces prepara todo.

Lena: No me molestaría tener una familia contigo, y Kara. - Levanta la vista. - No, nunca quiero el divorcio. No puedo imaginar mi vida sin ti.

Kara: Lo sé. - Besa su cabeza. - Es lo mismo de mi parte. - Hace que la mire. - Aunque eres mía, siempre lo serás. La libertad conmigo no será una opción. Ese anillo que ves en tu mano estará allí hasta el día en que estemos bajo tierra.

Ella es mi esposa.Where stories live. Discover now