Capitulo siete.

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Lena no supo qué decir, simplemente asintió y luego tomó la taza de café en la cama. Kara le indicó que en su ausencia Samantha había llamado a Kieran, la hermana menor de Lena, para que se ocupara de todo. Sin embargo, la falta de experiencia de la joven había hecho que se perdieran grandes sumas de dinero, algo que debía corregirse de inmediato. Kara tomó unos documentos rápidamente y le indicó a Lena que los leyera de inmediato, y así lo hizo. Era un poder, uno que le daba a Kara toda la autoridad no solo para corregir las situaciones desafortunadas, sino también para dejar a Lena incapacitada de tomar cualquier decisión hasta que su estado emocional y psicológico estuviera al 100%, y que un médico lo asegurara.

Lena: ¿Quieres que firme esto?

Kara: Debes hacerlo.

Lena: Está bien, confío en ti. Solo quiero pedirte una cosa, solo una.

Kara: Dilo.

Lena: ¿Quédate aquí?

Kara: - Suspira pesadamente. - Está bien.

Lena: Pero no, como una invitada.

Kara: - Ríe. - Bien, juguemos a esto si tanto lo quieres. - Se acerca a ella y le quita la taza de las manos para ponerla en la mesa de noche. - Dímelo. Hablemos, ya que tanto insistes.

Lena: Sé mi mujer. - Pronunció la azabache viéndola a los ojos.

Kara: Humm, ¿qué más?

Lena: Déjame acercarme.

Kara: ¿Qué me garantiza a mí que por tu ego no me volverás a decepcionar, Lena?

Lena: Te doy mi palabra.

Kara: ¿Acaso vale algo?

Lena: Kara. - Toma su rostro entre sus manos. - Deja está actitud, por favor. Sé que tienes motivos y la completa razón para sentirte y actuar como deseas, pero sé que aún existe esa oportunidad. Podemos ser nosotras en verdad, si te arriesgas prometo hacerlo y ya no temer amarte. - La rubia intenta apartar su mirada de la ojiverde, pero esta se lo impide y ve cómo sus lágrimas comienzan a hacerse presentes. - Por favor.

Kara: ¿Qué me garantiza....?

Lena: No te puedo garantizar nada, simplemente necesito que confíes tan solo te dejes llevar, una vez.

Kara: ¿Puedo pensarlo?

Lena: Si.

Lena era una mujer hermosa, sin duda alguna. Sin embargo, sus emociones, las cuales había intentado reprimir durante tanto tiempo, la habían llevado a donde se encontraba ahora. Su apariencia estaba completamente descuidada. Sus ojeras eran tan oscuras que resultaba imposible ocultarlas. Había perdido peso rápidamente, llegando a un estado alarmante en el que sus huesos se notaban. El color en sus mejillas y el brillo en sus ojos se habían desvanecido. Incluso su cabello se había caído, dejándola con mucho menos cabello del que solía tener. Sus manos y pies ya no le servían de apoyo para sostenerse o agarrarse, ya que su debilidad la confinaba a la cama.

Por otro lado, Kara, al verla, notó lo opuesto en sus cuerpos. Ella había perdido peso, pero debido a las largas horas en el gimnasio. Su cabello, por el contrario, había crecido tanto que ahora lo llevaba recogido la mayor parte del tiempo. Aunque su brillo había disminuido, no se había desvanecido por completo. Sus manos y pies la sostenían, su fortaleza seguía presente.

Kara: ¿Tienes hambre?

Lena: Un poco, puedes traer café.

Kara: Te traeré comida. - Se levanta pero Lena se lo impide.- ¿Te sientes mal?

Lena: Bésame, por favor.

Kara: - Se acerca a ella y besa la comisura de sus labios. - Traeré tu comida favorita, espérame aquí.

Ella es mi esposa.Where stories live. Discover now