Volver (Green Creek)

8: Buen tío

Pasaron un par de semanas de todo eso, y Gordo y Mark eran obligados a verse todos los días por Robbie, el cual amaba a ambos y no notaba cómo se volvía el ambiente cuando estaban ellos dos juntos.

Un dia, Gordo entró al restaurante en el que atendía Maggie, la madre de Ox, quien enseguida se acercó a él.

—Gordo —lo saludó con una sonrisa.

—Hola, Maggie —le sonrió Gordo.

—Siéntate...

Maggie no pudo terminar. ¿El motivo?

—¡Gordo! —El chillido de Robbie se oyó, antes de que el mismo se tirara sobre el brujo.

—¡Robbie! —se rió Gordo mientras lo abrazaba y alzaba—. ¿Qué haces aquí? ¿Con quién estás?

—Con Mark y los chicos —respondió Robbie con una tierna sonrisa, señalando en esa dirección. Gordo intentó no mirar mucho, ya que sabía que Mark lo estaría mirando.

—¿Se conocen? —les preguntó Maggie.

—Sí —le sonrió Robbie—. Gordo y Mark me encontraron hace un tiempo.

—Mark parece amigable —le comentó Maggie a Gordo, quien se tensó y no respondió.

—Robbie, tienes que volver con ellos —dijo en cambio.

—¿No puedo quedarme contigo? —Robbie hizo ojitos mientras frotaba sus caras.

—No me mires así —lo retó Gordo mientras lo bajaba y ambos iban hacia la mesa en la que estaban los Bennett y Ox. El mayor sin ningunas ganas pero obligado por el Beta.

—No le digas nada a Elizabeth —le estaba diciendo Mark a Ox cuando lo alcanzaron a oír—. Soy un buen tío, lo juro.

—Buen tío —comentó sarcástico Gordo—. No le creas —le dijo a Robbie con toda la seriedad del mundo, mientras hacía que se sentara frente a Mark.

Estaba por irse a la mesa más alejada posible de los Bennett, cuando Robbie lo llamó:

—¿Por qué no te quedas con nosotros?

—Porque no, Robbie —suspiró Gordo, sin voltearse.

—Gordo —lo llamó Ox, y éste lo miró. Oxnard señaló con disimulo a Robbie, quien prácticamente arrastraba una silla para que Gordo se sentara..., pero no a su lado, sino que al lado de Mark.

—Ahora sí te puedes quedar. —Robbie trotó hacia Gordo y agarró su mano para llevarlo a esa silla.

Gordo suspiró y se dejó guiar, hasta sentarse allí. Mark no le quitó la mirada de encima en ningún momento.

—¿Por qué no pones mi silla al lado tuyo? —le preguntó Gordo a Robbie, simulando celos.

—Porque al lado mío está Kelly —sonrió Robbie, tomando el brazo de Kelly.

Los celos que sintieron Mark y Gordo esta vez, al escuchar eso, no fueron simulados. Robbie no lo notó, y se acurrucó contra Kelly, sintiendo los lazos de la manada. ManadaHijoAmigoAmor, cantaban.

—¿Es necesario que siempre esté junto a Kelly? —gruñó Mark, muy bajo pero siendo escuchado por los demás lobos, aunque no por Ox, a pesar de que éste también miró en su dirección al ver que los demás lo hacían.

—Es mi amigo, Mark. —Robbie le hizo ojitos para que lo deje—. Gordo —lo llamó—, dile algo.

Gordo no dijo nada. Aunque odiaba coincidir con Mark, lo hacía en ese momento. Robbie... Ambos lo adoraban, y no soportaban que estuviera tan pegado a Kelly Bennett.

—Mark, Kelly lo cuidará —le dijo con burla Carter, recibiendo un gruñido de su tío como respuesta—. Tranquilo, tranquilo —se rió, alejándose de él.

Mark y Gordo se miraron, tensos. Tensos por la cercanía de Robbie y Kelly, tensos por estar de acuerdo, y tensos, porque la canción entre ellos se hacía más fuerte a cada momento que pasaba y ellos intentaban ignorarla.

"ManadaManadaAmigoAmorAmor"

Ellos intentaban no hacer caso, pero no servía el hecho de que Robbie los quisiera siempre a su lado, juntos. El hecho de dormir en lo de los Bennett y que no estuviera Gordo, era algo a lo que se había acostumbrado.

Robbie recordó a su madre. O por lo menos, recordó por qué llevaba esos anteojos. Como le contó a Mark, se los había dado su madre antes de morir a manos de los cazadores, luego de decirle lobito y silencioso como un ratón.

Eso había hecho que Mark se partiera al medio, y aunque fue a la casa de Gordo a contarle, el brujo ni siquiera lo dejó pasar y se enteró al día siguiente.

Maggie se acercó a preguntarle a Gordo qué quería, y no fue la única en notar la tensión entre el brujo y el lobo a su lado.