Parte 12

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Después de eso Javier se fue a su cuarto. Allí pidió de nuevo a Kurama ver las fotografías que le hicieron a Dante en el hospital y se dio cuenta que, efectivamente, el ataque sucedió en la época que habló con su madre y esta vez ver las heridas fue incluso peor que la primera vez, porque sabía que él había sido el responsable de ellas.

Una llamada... solo hizo una jodida llamada y un niño se pasó 2 meses en el hospital recurándose de las heridas y su cara fue marcada para el resto de su vida...

Se pasó las siguientes horas pensando en todo lo que le había dicho su hijo y hubo cosas que le avergonzaron.

¿De verdad Dante le había buscado las prostitutas que ahora usaba?

Pero ¿Cómo sabían que usaba prostitutas? No era un tema de conversación que hubiera tenido alguna vez con su hijo.

De repente se le ocurrió algo.

- Kurama ¿Dante espía mis conversaciones telefónicas?

- No, pero si llamas a algún teléfono que este asociado con alguna investigación delictiva, le llega un mensaje de aviso. Si considera que es peligroso, te busca alternativas viables y seguras.

- Desde cuando lo ha estado haciendo.

- Desde que tenía 10 años.

Paso las siguientes horas en su habitación intentando saber cómo había podido juzgar tan mal a una persona...

Aún peor, ¿Cuándo se había vuelto tan ególatra como para creerse con derecho a juzgar a un niño?

¿Se había vuelto alguna especie de Dios todo poderoso en algún momento y no se había dado cuenta?

¿Y qué decía de él que un niño lo hubiera estado cuidando durante años hasta el punto de salvarle la vida como si él hubiera sido el menor?

No podía ser más ridículo, aunque se vistiera de payaso y fuera por la mitad de la calle gritando que era el rey del mundo y quería que el Papa en persona besara su soberano culo.

Dante era un hombre que se había hecho a si mismo. Tenía su propia empresa, ayudaba a encerrar criminales y todo esto lo hacía sin poner excusas.

¿Cuánta gente había conocido que siempre se estaba quejando de lo mal que le había tratado la vida? ¿O que sus padres no le quisieron o cualquier cosa por el estilo?

Intentó pensar en cual fue el momento en el que decidió que Dante era una mala persona y no se merecía estar con su hijo, y se dio cuenta que fue justo cuando lo conoció en pleno divorcio. Puede que su primera impresión no fuera la mejor, ya que la primera vez que lo vio estaba peleándose con otro niño, pero no podía entender porque lo crucificó desde ese mismo momento.

Todos los niños se pelean alguna vez... Entonces ¿Qué fue tan horrible que no se lo pudo perdonar durante años?

Cuando se dio cuenta, ya era de noche y la luz de la luna entraba por su ventana, dándole a la habitación un aspecto fantasmagórico.

Se levantó del sofá cuando tuvo la necesidad de ir al baño y fue hacia donde pensó que estaba la puerta, pero cuando entró, se encontró otro dormitorio igual de grande que el suyo, pero, por lo poco que podía ver, decorado de forma diferente.

¿La otra puerta de su dormitorio daba a otra habitación? Javier recordó que era común en la época en la que se construyó este palacete que los maridos y sus esposas durmieran en habitaciones separadas pero comunicadas por una puerta interior, pero era raro verlo hoy en día puesto que las casas de aquella época solían estar reformadas.

Una gran cama estaba cerca de la ventana y en ella dormía un hombre boca abajo con solo unos pantalones de pijama. En su espalda musculada podía ver el tatuaje de un hermoso dragón negro que cubría casi toda la piel, pero en los pocos espacios que no cubría la tinta y en los brazos, se podían ver claramente cicatrices formando líneas.

Latigazos.

Había tantos, unos junto a otros, que Javier no pensó que si quiera pudiera contarlos.

¿Y cuánto debió dolerle?

- ¿Nadie te ha dicho nunca que no es educado entrar en la habitación de alguien mientras que duerme para espiarlo? – Dijo Dante dándose la vuelta en la cama y apoyando su espalda en el cabecero de la cama.

La poca luz que entraba por la ventana no le dejaba ver su cara, pero si su cuerpo, dándole un aspecto espeluznante con todas esas cicatrices.

- Tu has estado espiándome durante años.

- Solo intentaba evitar que te metieras en problemas.

- No soy un niño.

- ¿De verdad?

- ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué seguiste ayudando a Oscar con sus estudios? ¿Por qué me salvaste la vida? ¿Por qué te tomaste tantas molestias conmigo sobre todo sabiendo que yo no te soportaba y que por mi culpa habías sido marcado de por vida?

- Porque le prometí a tu hijo que cuidaría de ti.

- ¿Solo por eso?

- No creo necesitar más razones.

El silencio se alargó entre ellos hasta que a Javier le picaba la piel.

Cruzó los brazos sobre su pecho. Lo había hecho mal con Dante y lo sabía, y sabía lo que tenía que hacer, lo cual no quería que estuviera feliz con ello.

- Tengo que pedirte dis... - Javier empezó a hablar, pero Dante no le dejó acabar.

-No te confundas. Soy una persona a la que no le importa destruir a quien intente hacer daño a los que están bajo mi protección, o a aquellos que pienso que deben estar en la cárcel, y nunca me voy a disculpar por ello, así que no me glorifiques. No soy ningún santo y no necesito tus disculpas. Ahora, vete a dormir.

La protección de un DragónWhere stories live. Discover now