Parte 21

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Cuando Dante llegó a la casa con los niños en brazos, estaban agotados y medio adormilados de tanto jugar.

El primer contacto con otros niños había sido todo un éxito, y a pesar de que al principio se habían comportado tímidos, en cuanto habían tomado algo de confianza, no había habido nada que los pudiera detener.

Que ninguno de los dos hubiera dicho una sola palabra no había hecho nada para evitar que se pasaran la tarde jugando sin parar durante horas.

Era una suerte que les hubiera llevado unos bocadillos, porque estaba seguro que ahora mismo no se hubieran despertado para cenar aunque estuvieran famélicos.

Con cuidado, los dejó es sus respectivas camas, les puso sus pijamas y los arropó.

Durante un rato se quedó allí, mirándolos en su sueño tranquilo y se prometió que así sería desde ahora.

Tendrían la vida que siempre deberían haber tenido.

Extrañado de que Valen no estuviera allí para estar con los niños, se preguntó si aun estaría enfadado, y en cuanto salió de la habitación, fue a la del chico y tocó en la puerta.

Cuando entró, no lo encontró.

- Kurama ¿Dónde está Valen?

- Se fue con Javier al parque para buscaros un rato después de que os fuerais. ¿No los visteis?

- No. Puede que cambiaran de planes a mitad de camino, pero llama a Javier a su móvil por si acaso.

- Su móvil no da señal.

- ¿Se habrá quedado sin batería?

- La última vez que cargo su móvil fue mientras estabais en el entrenamiento y por el tiempo en el que estuvo en carga, debería estar al menos al 90% de su capacidad. Es poco probable que la haya gastado en tan poco tiempo.

El corazón de Dante empezó a latir como un loco. ¿Les habría pasado algo?

- Búscalos con las cámaras de seguridad urbana. – Dijo Dante.

- Javier se inyectó el GPS de Valen. Esta es su posición exacta. – Dijo Kurama.

En una de las paredes apareció un mapa con un punto a gran altitud que se movía hacia el océano.

No había que ser un genio para saber que sus peores pesadillas se habían hecho realidad.

Habían venido a por Valen, y en el proceso se habían llevado a Javier.

Afortunadamente solo les llevaban unas horas de ventaja, pero si llegaban a un punto de no retorno en mitad del océano, aunque los alcanzara, no habría forma de hacerlos aterrizar para rescatarlos.

- ¿Puedes interferir la ruta del avión y que de la vuelta?

- Podría hacerlo, pero dudo que el piloto no se dé cuenta.

- Eso podría ser peligroso... ¿Y simular un fallo de emergencia que los obligue a aterrizar?

- ¿Cuándo quieres que ocurra el fallo?


Javier no pensó que salir hasta el parque fuera a acabar así.

Estaban caminando tranquilamente mientras le hablaba al chico sobre sitios que podía visitar en la ciudad y que pensaba que podía ser de su interés, cuando una furgoneta se paró a su lado, abrió la puerta lateral y un tipo encapuchado lo empujó con fuerza haciéndole caer.

Valen, en vez de huir, se tiró encima de Javier aferrándose a él con fuerza.

Javier no pudo evitar pensar que era una lástima que la primera vez que el chico tocaba a alguien voluntariamente, fuera en ese tipo de situación.

La protección de un DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora