3. Amigos

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Otro día más de tortura, y esto apenas inicia. No quiero saber cómo estaré dentro de unos meses.

Denme paciencia de la cuál no poseo.

En cuánto sonó la alarma me puse de pie para empezar el día, me di un baño me cambié por algo muy casual y justo ahora estoy buscando mis audífonos que no se dónde los bote ayer. Es hora de que baje para desayunar.

Primero tengo que encontrar mis audífonos, no me puedo ir sin ellos. Alzó mi mochila y debajo están. Suspiro, agradezco también que no me haya tomado tanto tiempo.

Suena mi teléfono, una notificación. Lo alzó para prenderlo, observo que es un comentario en mi libro. Tanto los mensajes, reseñas, votos y comentarios no han parado de llegar. En instagram está por estallar mi bandeja de mensajes anoche trate de contestar algunos a modo de agradecimiento que no se hayan ido.

Tomo mi mochila para colgarla en mi hombro y bajar. Al pasar enfrente de la puerta de Drystan se abre.

El destino quiere que esté en el mismo lado que yo, ayer fue lo mismo cuándo salí a dejar la bandeja de comida, después cuando regrese y ahora.

—Buenos días gnomo —va muy bien arreglado, parece que va a una de sus pasarelas—, ¿Cómo has dormido?

De solo escucharlo se me amargo el día.

Vamos Hazel, tu puedes soportar a este.

—Muy bien —su acercamiento hace que huela el perfume que desprende de su ropa de diseñador.

Huele a caro.

—¿No vas a preguntar por mi? —si sabe la respuesta para que pregunta—. No importa, de todas formas te lo diré. Yo dormí como un bebé y soñé con angelitos.

Bufo con sus inventos.

Camino, escucho sus pasos detrás de mi. Ignoro su presencia. ¿Cómo lo voy a soportar en todas partes?

—Lindo día chicos —la voz alegre de mi madre nos recibe en el comedor—. ¿Has descansado bien Drystan?

—Claro, muchas gracias por preguntar y también por aceptarme estar aquí —saca una silla para sentarse.

—No es nada, sabes que aquí siempre habrá un lugar para ti.

Papá llega para sentarse en la cabeza de la mesa.

—Se me han pegado un poco las sábanas —anuncia—, anoche me desvele un poco para corregir algunas cosas.

—No quise despertarte por lo mismo —la servidumbre trae el desayuno.

—¿Estás listo para tu primer día? —mi compañero de al lado levanta la vista.

—Si, un poco nervioso por ser nuevo.

Es todo sonrisas, carisma y demás. Seguro que no se le dificultará en hacer amigos y hay que añadirle el plus de que es un modelo reconocido. Estoy cien por ciento segura que habrá más de una que se le abalance en cuánto lo vean.

—No te preocupes además Hazel será tu compañera de aula, hicimos lo posible para que quedarán juntos —con que ellos tuvieron que ver—. No te sentirás solo así.

—De hecho ayer conocí a alguien —aclaro.

—¿Es serio? —mi padre se interesa por lo que he dicho—. Me alegro mucho por ti, ya vez no es tan difícil.

—¿Y Bryana? —puedo sentir un poco de incomodidad ante la pregunta de mi madre—. ¿La has visto?

Entiendo que mi mamá no tenga idea de nada, bueno nadie sabe la verdad.

Yo también quiero mi final feliz Where stories live. Discover now