13. Sabor amargo

162 27 9
                                    

Drystan Bouffart

13 de septiembre

Me coloco la ropa deportiva para ir al gimnasio, sábado y tuve que levantarme temprano para mi ejercicio mañanero. Ingrid a puesto mis alarmas a las horas que tengo que hacer ciertas cosas, esto incluye el ejercicio para mantener mi cuerpo.

Me hubiese gustado seguir dormido pero eso no se podrá, peino mi cabello con los dedos. Tomo un bolso que llevaré para algo extra.

Bajo las escaleras apresurado me demoré un poco más de tiempo, tengo una hora a la que llegar, Ingrid se encargó de buscarme a un entrenador que lleve mis ejercicios así que deben de estar esperándome. Subo al auto rápido para que no se me haga más tarde.
El lugar queda a unas cuantas cuadras, podría ir a pie pero como se me ha hecho un poco tarde prefiero moverme rápido.

Esta semana ha sido de locos para mí, por poco siento el estrés encima de mi, traté lo mejor posible para organizar cada cosas que hacía, tengo que mantener la calma con el tiempo me acoplaré a ello y haré las cosas sin problema.

Hace apenas unos días inicie el gimnasio.

Bajo del auto para entrar al local donde ya hay gente, supongo que muchos prefieren aprovechar el día de hoy para mantener su cuerpo en forma.

Ser modelo me ha llevado a que hay cosas las cuales me agradan y las cuales no me agradan.

Me saluda el entrenador que se ha estado haciendo cargo de mis rutinas. Me dice en lo que trabajaremos, calentamos primero para no tener ningún calambre o desgarre por accidente.

Me coloco unos audífonos, tomo mi móvil para reproducir la música en aleatorio, me ayuda a tener mejor concentración.

A lo lejos veo entrar a una figura femenina que se me hace conocida, mientras más se acerca mejor la distingo, es Bryana. No tenía idea de que venía a este lugar, supongo que ha de ser cerca de aquí.

Me muevo para ir a levantar unas pesas, ella por igual.

—Hola Drystan —me saluda con una sonrisa de las cual ofrece en el instituto—. No sabía que venías a este sitio.

—Inicié a mitad de la semana —respondo con lo necesario—. ¿Eres nueva aquí?.

—No, llevo aquí un buen tiempo —lleva su cabello recogido por completo—. Solo que esta semana estuve asistiendo por la tarde.

Toma una pesa de igual manera pero de calibre más bajo, se pone a una distancia considerable.

Yo decido concentrarme en la música que suena en mis oídos.

—¿Te ha invitado a la fiesta Alexander? —flexiona las piernas.

Me quito un audífono para escucharla, le pido que me repita lo que ha dicho.

—Lo ha hecho

—¿Irás?

Nunca solemos cruzar ninguna palabra en el instituto, agréguenle que vamos al mismo salón y somos desconocidos que no se atreven a ver ni un poquito.

Yo solo la conozco por Hazel, eran mejores amigas y para mí solo fue eso, mejor amiga de mi mejor amiga.

Cuando salí de la casa Hazel seguía dormida, ya es un poco tarde estoy seguro que está por levantarse.

—Aún no lo sé —es la verdad, Hazel sigue sin decirme si me acompañará.

Estos días han sido pocos interactivos entre nosotros, tareas, mi trabajo y asistir a clases aunque nos sentemos al lado del uno del otro no hay suficiente tiempo como para disfrutar las charlas con ella, llenas de chisme.

Yo también quiero mi final feliz Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon