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Martin miraba por la ventanilla del tren, observando atentamente la entrada a Zaragoza. Estaba muy emocionado, se mudaba con una de sus mejores amigas, Ruslana, para perseguir uno de sus sueños. Ser actor.., aunque bueno, siempre ha habido uno más grande. Cantar.

Por lo principal, se mudaba allí porque le habían comentado que había una de las mejores universidades, le venía muy bien para estudiar Arte Dramático, y a parte, sus dos mejores amigas vivian allí, y la verdad se le hacia muy difícil vivir lejos de ellas, se veían muy poco.

Pasaron los minutos, eternos para Martin, aunque en realidad solo habían pasado unos 10 minutos. Sacó su móvil para llamar a su amiga la pelirroja, esta contestó al instante.

"Ruslana! Ya he llegado a Zaragoza. Estoy saliendo del tren"

"Justo a tiempo, acabo de llegar a la estación de tren. Te va a encantar este sitio, te lo aseguro" Martin casi pudo notar la emoción de su amiga a través de la línea de teléfono. Para que mentir, el estaba igual o peor.

No la quiso hacer esperar más, se levantó de su asiento y cogió sus maletas, junto a una mochila, y salió del tren. Busco con la mirada a su amiga, rió al verla y saber que estaba perdida. Corrió hacia ella, estaba de espaldas, asique aprovecho para darle un susto.

- Ruslana! - gritó en su oído, la pequeña dio un salto y se giro empujandole por el pecho. Martin solo se limitaba a reír

- Hijo de..! - Martin le tapo la boca antes de que siguiera hablando - Casi me das un infarto... ven aquí, anda.

Martin se abalanzó sobre ella y le dio el posible abrazo más fuerte que había dado en su vida. Tampoco quería dejar a su amiga sin respiración, asique se separó de ella y caminaron hasta el coche de la pelirroja.

- Te va a encantar Zaragoza, Chiara esta muy emocionada por verte. Y también te tenemos que presentar a mucha más gente que hemos conocido aquí, seguro que te caen todos genial, ya verás.

- Por fin el trío Marruski se vuelve a reunir! - sonrió pasándole un brazo por los hombros a Ruslana - Y confío en ti, espero que haya alguno guapo.

Ruslana rió y susurro un inaudible 'idiota', para después darle un pequeño golpe en la cadera.

Estuvieron el resto del camino en silencio, solo se escuchaba el sonido de las ruedas de la maleta resonar por la calle y los gorjeos de los pájaros. Martin disfrutaba mucho de todo eso, le encantaba la naturaleza y cosas relacionadas con ello.

 Martin disfrutaba mucho de todo eso, le encantaba la naturaleza y cosas relacionadas con ello

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Por fin llegaron al edificio. En cuanto entraron al piso, lo primero que hizo Martin fue dejar las maletas en el suelo, suspirando, cansado. Cargarlas por las escaleras no es muy sencillo, que digamos (si, no tenían ascensor.)

- Hogar dulce hogar! - dijo Ruslana en cuanto cerró la puerta detrás suya y respiro el aire de su propia casa, como si no hubiera estado allí en años

te regalo - juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora