Martin solo iba a Zaragoza para estar con sus amigas y centrarse en sus estudios y sacar buenas notas, pero algo le distrae en esta aventura. O deberia decir... alguien?
Llegó el día que tanto esperaba toda la semana. Sábado. Llevaba toda la semana leyendo y practicando el guión que la profesora, Abril, nos había mandado en clase para hacer una sesión de interpretación. Al final me la aprendí de memoria, no tenía nada que hacer en toda la semana.
Lo que no salía de mi cabeza esa eterna semana, era Juanjo. Lo último que me dijo cuando me trajo a casa se me quedó grabado en la mente. Seguramente lo decía en broma, pero para mi significaba mucho más que eso.
Habíamos quedado en el piso de Álvaro y Bea a las 21:00 para la previa, después iriamos a una famosa discoteca que había cerca de él edificio. Eran las 19 y ya me estaba preparando, no quería volver a llegar tarde.
Me decidí por una camisa blanca que transparentaba un poco, unos pantalones vaqueros negros anchos y una chaqueta negra con pelo para no pasar mucho frío.
Salí al salón, ya duchado y vestido, donde estaban Chiara y Ruslana, que también estaban preparadas.
– Dios mío, Martin Urrutia arreglado pronto! Milagro de Dios – Ruslana se hizo la sorprendida y Chiara rió, aplaudiendo
– A quien quieres conquistar así vestido? – dijo Chiara haciéndose a un lado para que me sentará en medio de ellas
– Ya lo sabéis – les guiño un ojo a las dos y no me quise sentar, quería irme ya a la previa – Vámonos ya así llegamos pronto.
Agarre a las dos de las muñecas, levantandolas del sofá. Ambas iban guapísimas. Chiara iba con una sudadera corta granate y una falda vaquera corta negra, acompañada de algunas joyas plateadas. Ruslana iba más básica, no le gustaba arreglarse mucho. Llevaba un top de manga larga naranja y unos pantalones vaqueros campana, con un collar de perlas.
Cogí mi móvil y salí pitando de la casa, con Ruslana y Chiara gritandome desde lejos que vaya mas despacio. Hacia ya tiempo que no salía de fiesta, y creo que se me notaban las ganas.
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– Bienvenidos a nuestra humilde morada! – nos abrió Álvaro la puerta, haciéndose a un lado para dejarnos pasar – llegáis pronto, no? Aún no ha llegado nadie.
– Alguien se ha empeñado en venir pronto... – Ruslana me miro de reojo mientras entraba por la puerta
– No es mi culpa! Tenía ganas de irme de fiesta de una vez. Parece que hace siglos desde que no salgo – entré tras ella, con Chiara detrás mía
– Pues te aseguro que no olvidarás esta noche en tu vida – Álvaro me guiño un ojo y cerró la puerta cuando ya estábamos todos dentro
Bea nos recibió con un abrazo a los tres, y ya que habíamos llegado más pronto de lo normal, ayudamos un poco a preparar la casa. Pedimos unas cuantas pizzas para cenar antes de ir a la discoteca.
Un cuarto de hora más tarde llegó Violeta, ella y Chiara desaparecieron por la casa, nadie les dio mucha importancia, ya sabían como eran y tampoco querían invadir mucho su intimidad.
