9. Quédate conmigo

155 32 12
                                    

El timbre de la Mansión sonó justo cuando Wednesday había dejado su mochila en el suelo y se disponía a subir a su cuarto. Dio mediavuelta preguntándose si no serían la vieja chiflada y su íntimo amigo o quizás alguna broma de esos tres fantasmas locos.

Pero cuando abrió la puerta notó que era Xavier, sorprendida por la visita respondió con lo primero que se le ocurrió.

¿Qué haces aquí? —el chico la miró un poco confundido— Digo ¡hola!

Ahm —el joven quiso mirar por encima de su hombro hacia el interior de la Mansión— ¿podría pasar?

Ou no, no, no —cerró la puerta tras de ella avanzando y empujando indirectamente a Xavier hacia adelante— aquí fuera es mucho mejor sin fant-digo fantástico climo ¿no crees?

Claro, solo que quería saber si llegaste a preguntarle a tu papá por la fiesta.

Si, si —Wednesday se disoció un momento al notar que detrás del chico había aparecido Enid imitando sus gestos— él... se fastidió al principio pero va a aceptar, no te preocupes sé como convencerlo.

Genial... —se aclaró la garganta y pasó una mano un tanto nervioso por su cabello— bueno, también vine por otra cosa, digo si para la fiesta no tienes nadie pensado en acompañarte, tal vez ¿te gustaría ir conmigo?

¡Claro! —notó como Enid se desvanecía entristecida pero decidió no prestarle mucha atención— Digo, no me gustan mucho los bailes pero como este será en mi propia casa necesitaré un acompañante —se maldijo por decir una cosa tan tonta.

Aunque al reingresar a la Mansión no pudo notar como Bianca esperaba a Xavier, pues todo ello no era más que un plan de parte de la chica para arruinar la noche de brujas.

Una vez en su habitación comenzó a divagar sobre que tipo de disfraz podría tener listo para ese día, quizás un vestido nocturno pueda verse interesante, recordó haber guardado algunas joyas de su madre en un pequeño joyero, al abrirlo notó a Enid en miniatura bailando junto a la bailarina de la pequeña caja.

¡Oye! ¿Te dije que se bailar muy bien? 

La morena cerró el joyero y buscó algo de ropa en los cajones, Enid apareció nuevamente en forma de vestido de fiesta.

No necesito un disfraz ¿lo ves?

Cerró los cajones y fue hasta el armario, nuevamente apareció la joven fantasma en forma de globos.

¡Y además puedo divertir a todos en la fiesta!

Enid... basta. Ya sé que quieres ir pero ya tengo pareja.

Si claro, ¿que tiene Xavier que no tenga yo? —la fantasma regresó a su forma habitual y siguió insistiendo.

¿Pulso?

Un detalle insignificante

¿Un bronceado?

Muy malo para la piel

¿Qué me dices de un reflejo?

No cabía duda que había dado en el clavo, Enid resopló pero no se rendiría con facilidad.

Está bien, tienes un punto pero ¿acaso el puede hacer esto? —adoptando una pose heróica le tendió una mano diciendo— ¡Ven conmigo al infinito y más allá!

Y jalándola de la mano la llevó hasta la ventana mientras Wednesday intentaba resistir sin mucho éxito, casi cae contra el pavimento al tropezar contra el marco sin dejar de gritar el nombre de Enid, de no ser porque ella la tomó nuevamente del pie y la llevó flotando hasta llegar cerca a un faro frente al mar.

.

.

.

.

.

.

.

.

La playa emanaba tranquilidad hacia esa hora de la noche, las olas rompían contra las rocas que le servían de base al enorme faro.

Vaya que es una vista increíble —comentó Wednesday, se hallaban en la parte más alta, aomodadas en el pequeño techo.

Suelo venir aquí por las noches —respondió Enid.

¿Tú sola? —la fantasma asintió— ¿Cómo era cuando estabas viva?

Era... uhmm, no recuerdo.

¿No puedes recordar nada de tu vida?

No

¿Ni a que escuela fuiste, o tus cosas favoritas o tu padre?

Tampoco

¿Ni tu mamá? —Enid volvió a negar.

¿Eso es malo?

No, pero creo que debe ser un poco triste.

Después de esa última conversación regresaron a la Mansión en silencio, Wednesday aún tenía muchas preguntas en su cabeza y le daba temor formular alguna, no solo por lo que podría sentir Enid sino por aquello que también empezaba a carcomer su propio pensamiento.

Cuando ya estaba recostada en su cama dejó esos pensamientos formularse y salir.

Me pregunto porqué no recuerdas nada.

Enid flotaba a su lado, recostada.

Quizás porque cuando eres fantasma, la vida ya no estan importante y empiezas a olvidar.

A veces creo que estoy empezando a olvidar también y me preocupa.

¿Qué cosas?

A mi mamá, su rutina de todos los días, como parecía perderse entre sus rosas y el cuidado que ponía el cortar las cabezas de estas porque mi padre es alérgico, cuando por las noches me contaba algún cuento de terror y repetía siempre las historias que más me gustaban, recuerdo además que fue ella quien me ayudaba a trenzar mi cabello y tarareaba una nana cada vez que lo hacía.

Por un segundo ese último pensamiento que tenía atravesado en la garganta salió por fin.

Enid, si ella es un fantasma ¿ya se olvidó de mi?

No, ella nunca te olvidaría —respondió y notó como Wednesday por fin se iba quedando dormida— Wends... si yo estuviera viva ¿irías conmigo al baile de las brujas?

Si —susurró casi entre sueños.

¿Wends? —la aludida hizo un sonido ininteligible— ¿Te quedarías conmigo?

Si —respondió ya cayendo más dormida

Enid hizo acopio de fuerza y se acercó a ella tocando su mejilla con un pequeño beso, la joven frunció el ceño medio despertando.

¿Enid? ¿Puedes cerrar la ventana? Hace frio


OFF:

Holi, actualizando por aquí uwu 

Enid, la fantasma amistosa - WenclairWhere stories live. Discover now