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-Venga, ahora dime tu cantante favorito -Hablo la pelirroja mientras llevaba una fresa a su boca-

-Santana. Definitivamente -Responde Ebba mientras que le hace una malteada de fresa a Sadie-

Ambas chicas se hablaban como si se conocieran ya de años, cuando en realidad tienen tres días seguidos viéndose. La mayor veia a Ebba estando recargada en la isla de la cocina; notaba ese brillo en sus ojos al hablar de su cantante favorito. Esa chica si que se apasiona cuando algo realmente le gusta

-Te encanta lo clásico ¿no? -Dijo Sadie-

-Admito que soy una persona de ochenta años encerrada en un cuerpo de diez y siete -Menciona en un papel muy serio de ella. Cosa que Sadie no se trago para nada, solto una risita divertida- Deja ya de comerte mis fresas

-Son mi debilidad, alejalas de mi -Ebba de inmediato toma el recipiente donde tenía aquellas frutillas y las pone en otra parte- Ey, que era broma

-No más fresas Sadie Beth -A la pelirroja le fue difícil ocultar esa sonrisa por aquel llamado. Desde que le dijo que su segundo nombre, Elizabeth, le gustaba pero nadie la llamaba así, Ebba empezó a hacerlo; cuando no era Sadie Beth era Eli. La mayor lo amaba- Prometo regalarte una caja entera después pero ahora deja esas en paz

-Ebby -La llama con un tonito de voz muy debilitante para la menor. Sadie sabia que si sonaba tierna y hacia un leve puchero, Ebba caia. Lo descubrio desde el primer día- Por favor, solo una más ¿si?

-Bieeeen -Acepta ya rendida, como si le hubiera insistido tanto-

-¿Todo bien por aquí? -Pregunta la hermana mayor de Ebba al entrar a la cocina-

-Hola Lara -Saluda Sadie-

-Que gusto verte de nuevo pelirroja -Le sonrie para luego ver a su hermana menor- Fenómeno dice Mamá que salgas ya de la cocina, quiere hablar contigo

-¿Sobre qué? -Pregunta Ebba, curiosa-

-Ni idea. Tú solo ve, yo cuido de Sadie

-Alejala de mis fresas -Le pide a la mayor de los Spencer mientras sale en dirección a la habitación de su madre. Si bien, no tenia idea de que queria hablar con ella, pero parecia seria y mas cuando era Lara quien le daba el aviso; eso nunca pasaba. Ademas, seguro debe ser algo urgente. Sadie estaba alli, podian esperar a que se fuera- ¿Me llamabas mamá? -Le pregunta al entrar-

-Si Ebba, pasa y cierra la puerta

-¿He hecho algo malo? -Cuestiona mientras toma asiento en uno de los sofás individuales que había; quedando frente a la adulta-

-No cariño, no has hecho nada. Solo necesito hablar contigo sobre algo

-¿Que pasa?

Emma, madre de los Spencer, suspira. Como si estuviera tratando de hallar las palabras adecuadas

-Es solo que, he estado pensando en lo de tu universidad

-Ajá ¿que con eso?

-Bueno, ¿no has pensado en entrar a alguna que este aquí? Es decir, una que esté aquí en Toronto; cerca de nosotros

-Mamá ya te había hablado de esto. Y sinceramente no es un buen momento para hablarlo de nuevo

-Mira Ebba, no es que no quiera permitirte que estudies en la universidad que desees pero...

-Eso estoy sintiendo -Le interrumpe a su madre- Siento que de alguna u otra forma me convenzas de quedarme aquí

Una vez mas, Emma suspira

-Cariño, si te vas lejos no habrá modo de que sobrevivas sola. ¿Me entiendes? ¿Quien te ayudará? No habrá nadie a quien acudir

-Mamá debes dejarme ser libre. Sabes que en algún momento tendré que irme de casa, tal como Emma; Richie pronto se irá y lo sabes también. Además, que nos vayamos no significa que te dejemos sola. No estaremos aquí pero somos familia, te queremos. Así que mi opinión no va a cambiar

-Ebba, no te precipites a tomar esa decisión. Pensé que también podía darte algún trabajo en la oficina. No es necesario que estudies

-Ya deberías estar aceptando que no estaremos aquí para siempre, Mamá. Tú fuiste quien me enseñó eso, que no todo es para siempre. Irme a Nueva York no es motivo para alejarme de ti. Sólo estaré en otro lugar pero mi cariño por ti será el mismo

-No insinuó eso Ebba. Solo me da miedo que algo te pase estando por allá, sola. Aún eres pequeña, debes comprender, hay cosas que no podrás solucionar sola

-Si la salida principal está bloqueada, debe haber una salida de emergencia. El abuelo me enseñó eso y tú dijiste que era algo muy cierto. Si no puedo sola, habrá alguna cosa más que pueda hacer para poder lograr mi objetivo. ¿O dudas de mi?

-No, no es eso. Solamente no quisiera que batallaras

-Mamá, tengo a Sadie aquí hoy así que prefiero estar con ella ahora. Si me permites, voy a retirarme. Pero de una vez aclaro que irme a Nueva York es la decisión final, te guste o no -Se pone de pie y menciona todo aquello mientras camina a la puerta- Te quiero ¿si? Siempre lo haré. Pero por favor, déjame seguir mis sueños

No dijo más, cerró la puerta y fue al baño de su habitación. Se mojo el rostro y lo mantuvo hundido en sus manos. Queria retener esas ganas inmensas de llorar; ¿por qué no la permitían hacer lo que ella quisiese?

Se miró unos segundos al espejo y suspiro. Seco su rostro y se fue. Bajando las escaleras escucho la risa de Sadie, eso la hizo sonreír y por un momento olvidar todo su debate mental. Al adentrarse a la cocina ambas chicas que había en el interior la miraron sonrientes

-Le contaba a Sadie la vez que te enseñe a andar en bicicleta -Comento Lara. Sadie riendo levemente un poco al recoedar la anécdota- Pero ya me voy, llevas a Sadie a casa

-Sabes que si -Le responde tras recibir un pequeño apreton en su hombro mientras Lara se iba-

-¿Va todo bien? -Pregunta Sadie al ya estar solas-

-Si. Esta todo bien -Sonrie. La pelirroja vio su sonrisa tan real, pero en sus ojos la realidad era otra. Era sorprendente lo mucho que Sadie estaba aprendiendo de ella en poco tiempo de conocerla. Le sonrió a Ebba para hacerle creer que se habia tragado su cuento. Obvio no fue así- ¿De verdad creías que no me daría cuenta que comieron de mis fresas? -Pregunta burlona Ebba-

-¿Como te diste cuenta? -Dejo su sornisa de lado y Ebba rió-

-No lo hice. Pero me alegra que dijeras la verdad

Y la tarde continuó con Ebba y Sadie acompañadas de una malteada de fresa. Es verdad que cada una tenía su mundo real lleno de problemas, pero estando juntas preferían dejar eso de lado y centrarse en el buen rato. Se estaban ayudando sin saber que lo hacían; y eso es lo lindo

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