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-¿Y que si no es verdad? -Le pregunta Ebba a sus hermanos-

-Obvio que es verdad -Afirma Richie-

-¿Acaso no lo notas? -Le pregunta con obviedad Lara- Basta con verle a los ojos cuando te mira para darse cuenta

-Además, el que no arriesga no gana. Sabes que el abuelo siempre decia eso

-Miren, si yo le quiero confesar a Sadie lo que siento, lo haré. Mientras yo no me sienta segura de que seré correspondida no le diré absolutamente nada

-Pues si yo fuera tú, le diría en cuanto antes -Dice el pelinegro-

-A parte, si se lo dices más adelante te arrepentirás de no haberlo hecho antes -Opina Lara-

-Ya dejen de molestar a su hermana -Reprocha la progenita de los Spencer-

-Mamá, pon orden en tus hijos mayores. Hostigan a tu hija menor -Todos rien excepto Ebba, que hablaba enserió- Idiotas -Murmura para si misma- Ya me voy, Sadie me espera

-¿La veras de nuevo? -Pregunta Richie, quien cree que se van a cansar de verse casi a diario-

-Quiere presentarme a una amiga suya que viene de Nueva York. Me lo dijo el otro dia que la vi. Acepte. Así que cállate -Le da un golpe a su hermano y se encamina a la puerta principal- Mamá, me voy. Suerte con tus dos hijos en casa. Te quiero

-Adios Ebba, cuídate -Se despide entre risas-

La pelinegra menor sale del hogar y tras ponerse sus auriculares toma rumbo al parque. Ese parque que le tiene lindos recuerdos de la pelirroja. Al ir caminando pensaba mucho en las palabras de sus hermanos, ¿de verdad Sadie gusta de ella? Sus dudas no iban a dejar de crecer, por supuesto que su mente iba a trabajar en ello.

Llego al parque y al no ver rastro de la pelirroja decidió sentarse en la banca donde siempre se sienta ella o Sadie a esperar a la contraria cada que hacen planes para verse. Le mandó un mensaje para avisar que ya esta allí. En su mochila traía aquel libro que esta leyendo, siempre lo lleva con ella, por lo cual lo saca y empieza a leer con música inundando sus oídos. Quedándose así en la espera del par de chicas.

Por otro lado, Sadie iba en el auto que Millie a rentado en su estancia en Toronto. Llevaban música a un volumen considerable mientras que sus voces se oían creando así una divertida conversación. Cuando Sadie vio el mensaje de Ebba se lo dijo a Millie para que acelerará un poco más y así fue. Llegaron a los pocos minutos

-Ahora si, ¿donde esta tu chica? -Le pregunta Millie tras bajar del auto-

-Debe estar en la banca de siempre, sígueme

-Oh, tienen su propia banca -Menciona burlona con esa sonrisa pillina que le destaca-

-No empieces -Le pone un alto tras su pequeño sonrojo- A ver, Millie escucha -La detiene luego de ver a lo lejos a Ebba, tan linda con su ceño fruncido, sus ojos en la lectura y sus piernas cruzadas- ¿Ves a esa chica sentada en aquella banca? -Apunta a la pelinegra y Millie asiente- Pues ella es Ebba. Y créeme que sí quiero algo enserió con ella, así que por favor, no digas ninguna incoherencia. ¿Si? Te lo ruego

-No te preocupes. Me voy a sacrificar por ti, haré lo posible por comportarme. Es más, la conozco, paso un rato con ustedes y más tarde hago como que me tengo que ir y las dejo solas -Le giña el ojo a Sadie y esta solo voltea sus ojos-

-Por favor, solo procura no hacer nada o no decir algo que me deje en vergüenza, ¿entiendes?

-Entiendo -Sonríe inocente-

-Bien. Entonces ven que ya te la presento -La toma de la mano y la acerca un poco más, al estar a unos pocos pasos se detiene y la mira otra vez- Espérame aquí -Suelta a Millie y se acerca a Ebba. Se pone en cuclillas frente a esa pelinegra, la contraria al verla, aparta su vista del libro y la mira. Ambas sonriendo por el contacto visual- Hola tonta

-Hola Sadie Beth -Sin razón alguna ambas rien y se ponen de pie para darse un lindo abrazo. Cosa que Millie capturo para toda su vida y sonrio con ternura al ver la sonrisa de las dos- ¿Donde esta tu amiga?

-Esta por allá -Apunta con su cabeza al alejarse de aquel abrazo, dejando una de sus manos sobre de la de Ebba, esa con la que no sostenía su libro- De una vez te advierto que es muy hablantina, de más. Hace muchas preguntas y algunas sin sentido

-Yo respondo lo que sea, no importa -Dice amable. Sadie sonriendole. La pelirroja mira a Millie y le asiente para que esta se acerque- Ebby ella es Millie y Millie, ella es Ebba

-Al fin se me hace conocerte -Le habla por primera vez Millie a la pelinegra- Sadie me a hablado de ti. Encantada de conocerte

-Lo mismo digo, me alegro de conocer a una amiga de Sadie -Responde Ebba con una sonrisa-

-Si que eres hermosa como me lo dijo -Comenta Millie con una segunda intención. Obvio quería molestar a Sadie, pero aquellas palabras eran ciertas. Era hermosa y si se lo había dicho-

-¿Eso a dicho? -Cuestiona Ebba con una sonrisa divertida. Se gira a ver a Sadie y esta tiene una mirada matadora en dirección a Millie acompañado de un pequeño sonrojo en sus mejillas-

-No le hagas caso -Dice Sadie a Ebba-

Se quedaron un rato conversando en ese parque, las tres sentadas en la banca donde ya estaba Ebba antes. Por un momento Sadie pensó que Millie ya se estaba comportando al ver que la conversación iba de lo más normal y tranquila. Hasta que de nuevo sale con sus tonterías, viéndose en la obligación de ya callarla, cosa que le causó gracia a la pelinegra.

-Bueno, quisiera quedarme más tiempo pero me acabo de acordar que tengo algo que hacer por estos rumbos. Recuerden que soy turista, tengo mucho que conocer

-Podemos darte un recorrido cuando quieras -Se ofrece Ebba-

-Tan linda que eres -Comenta Milli- Pero prefiero que ustedes también pasen tiempo juntas. Además, mi novio debe de andar rondando por ahí, vamos él y yo

-Venga, pues espero coincidir pronto contigo

-Ay Ebba, eres un amor -La pelinegra ríe por esas palabras de Millie. Desde que la conoció no a paradado de halagarle- Te veo luego, si Sadie me lo permite

-Ya veremos -Dice Sadie con sus brazos cruzados-

-Adios Tórtolas -Se despide Millie con un abrazo a cada una. Dejando a Sadie con vergüenza y a Ebba confundida-

Cuando la castaña se fue, dejándolas solas, ambas se miran y rien un poco. Es extraño pero cada que se ven algo les da gracia y se rien, al dejar la pequeña risa de lado, Sadie recarga su cabeza en el hombro de Ebba y suspira. Queria hacer todo aquello que Millie le dice que puede hacer si le confiesa ya lo que siente. Mientras que Ebba se debate con ella misma en sí en pronto decirle que gusta de todo de ella. Ambas quieren hacerlo, pero el miedo al que pasará les gana

Present ♡Where stories live. Discover now