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Ebba se encontraba tan nerviosa que sus manos estaban casi temblando. No queria demostrarlo pero ese sentimiento nervioso la estaba matando. Decía que estaba todo bien, que se encontraba tranquila pero, vale, ¿quien estaría tranquilo si va a tener una cita con Sadie Sink?

Ya había salido de casa, estaba en ese mismo parque de todo el tiempo. En su teléfono estaba abierto el chat de Millie, quien estaba diciéndole qué podía hacer para que las cosas salieran bien. Si bien, eso la relajaba un poco. Pero igual no sabia que hacer, en realidad no tenía nada planeado. Es su primera cita después de mucho tiempo, al menos es la primera en la que desea suceda todo de manera romántica y madura. Quizá sólo la llevaba a cenar y platicaban sobre cosillas que son obvias. O tal vez iban por un pequeño aperitivo de su gusto y caminaban. A lo mejor solo se quedaban en ese parque hablando. Más sin embargo, Ebba prefirio que todo fluyera con forme pase el tiempo

-Hola Ebby -Saluda Sadie sacándola de sus pensamientos. Haciéndola levantar su mirada y sonreír con solo verla parada frente a ella- ¿Llegue tarde?

-Para nada. Justo a tiempo -Le sonrie con amabilidad y se pone de pie, quedando relativamente cerca. Da un paso dejando que la pelirroja bese su mejilla como de costumbre y se abracen como siempre- ¿Que tal tu día? -Comienza hablando como lo haría una persona normal. Pero Ebba no es normal, es... diferente-

-¿Ebba preguntando eso? -Bromea Sadie mientras toman asiento en la dichosa banca- Creo que a ido bien -Responde después de unas risas- Ya sabes, sigo pensando en lo de Millie y su próximo regreso a Nueva York. Aún me cuesta

-Lo sé. Lo noto -Informa. Como si fuera lo más obvio del mundo-

-¿Como es que...? -Pregunta entre confundida y sorprendida-

-Bueno, no sé, te conozco. Tú entiendes, algo en ti me dice que te afecta en cierta manera pero... no sé como lo sé

-Es extrañamente lindo -Comenta y Ebba ríe un poco, seguida de Sadie- ¿Tu día que tal?

-Eh -Frunce su ceño acompañada de una leve mueca. Recordar que lo que va del día la paso en su closet haciendo y deshaciendo no fue gracioso para ella- Va bien, supongo

-¿Hiciste algo divertido hoy? -Continúa la conversación mientras cruza su pierna sobre la otra para sentarse mejor- ¿Alguna de tus travesuras? -Cuestiona con una sonrisita recordando días anteriores-

-Okey, grabarme mientras bailo por toda mi casa no es ninguna travesura -Intenta defenderse-

-Rompiste un jarrón de la sala y un vaso de la cocina -Le recuerda entre risas-

-Eso no define nada Sadie Beth -Dice sonriendo después de reír un poco-

-Venga, ¿entonces cero travesuras?

-... Aún no se me ocurre nada. Así que sí, cero travesuras

-Bien, me cuesta creerte. Pero voy a fingir que sí es verdad

Tras la cara de indignación de Ebba, Sadie vuelve a reír. Esas bromas siempre están presentes entre ellas, aunque se muestren indignadas o molestas, lo aman. Duraron al rededor de veinte minutos platicando y bromeando en esa banca hasta que Ebba ve que el atardecer comienza y piensa en cambiar el rumbo de la tarde

-Ya son las 6 con 30, ¿te apetece ir a algún lugar? -Pregunta la pelinegra-

-A donde tu desees esta bien

-¿Tienes hambre?

-Si, algo. -Le responde. Estaba nerviosa también, no sabía cuál era la intención de Ebba al hacer esto. La duda le mataba la paciencia-

-Bien. Creo que ya sé. Ven conmigo

La acción de Ebba tomó por sorpresa a Sadie. Acercó su mano a la de la pelirroja, entrelazó sus dedos y besó su mejilla para comenzar a correr. Quizá aquel beso fue innecesario en el momento pero activó la emoción de las dos chicas. En cierto momento dejaron de correr pero caminaban relativamente rápido, no hablaban pero sus miradas en ocasiones se encontraban y sonreían. Estaban con un buen de emociones sobre ellas. Incluso adrenalina en sus corazones tras imaginar que puede depararles  esta noche.

Sadie sonrió al leer el nombre del lugar. Un restaurante vegano al cual Ebba jamás a ido pero si que a escuchado a la contraria decir que es su favorito en Toronto. Entraron y estaba algo solo, con pocos clientes. Al ser de dos plantas decidieron ir a la alta, donde no había nadie, las mesas vacías pero con vista a la ciudad. Se sentaron cerca del barandal que había en esa terraza. Sonrieron al verse de nuevo.

Todo parecía tan romántico. Una frente a la otra, la ciudad a un costado, la luna iluminando sus alrededores e incluso música de fondo por parte del establecimiento. Cuando les trajeron un platillo a cada una se dispusieron a comer, aún con platicas aleatorias que surgían.

-¿Te a gustado? -Pregunta Sadie sabiendo que es la primera vez que consume algo vegano-

-Realmente es bueno -Opina con algo de comida en su boca. Sadie rie y se acerca para limpiar su mejilla y nariz con una servilleta tras ver que tenía un poco de cierta salsa- Eres hermosa -Suelta de repente Ebba viéndole a los ojos. La pelirroja detiene sus movimientos y la mira a los ojos también- Muy, muy hermosa

-No me sonrojes -Le pide ya sonrojada. Evita la mirada de Ebba y continúa limpiándole el rostro-

-Sadie -La llama. La mencionada termina por limpiarla y se acomoda mejor en su lugar para verle, dándole toda la atención- Quería hablar contigo de algo. Por ello decidí invitarte. No sólo para pasar tiempo contigo, sino que también hay algo que quiero decirte. ¿Puedo?

-Anda, dime Ebby -Dulcemente le dice tras recargar sus brazos en la mesa. La ve suspirar pero notaba lo decidida que estaba por lo cual no quiso tranquilizar sus evidentes nervios-

-Ya sabes, tengo meses conociéndote y... me gustas, digo, me gusta estar contigo y... -Suspira. Sadie ya estaba sorprendida por ese "error". Pero sonrió al oír a Ebba suspirar de nuevo- Me gustas -Dijo la pelinegra tras un corto silencio. Ya lo dijo, no dio explicaciones. Mejor no corrigió ese error nervioso y lo soltó- No espero que me correspondas pero, bueno, "el que no arriesga no gana". Supongo que solo quería que lo supieras porque cada vez me es más difícil ocultarlo. Tú me entiendes... o sea, eres tú. Hermosa y... tú. ¿Quien no se enamoraría de ti? Y yo-

-¿Enamorada? -Interrumpe Sadie con una enorme sonrisa. Ebba no responde al decir aquello sin pensar realmente. Alzó sus hombros en señal de afirmación y Sadie esconde su rostro en sus manos mientras reía nerviosa- ¿Me lo dices enserió? Jurame que no es broma

-Es enserió Sadie Beth -Lo confirma con una sonrisa-

-Dios... -Aprieta sus labios y mira a la pelinegra. Con sus manos hechas puño  da leves golpes en sus piernas y lanza un chillido de emoción. Ebba riendo, se veía tan graciosa y tierna a la vez- ¿De verdad Ebby? -Pregunta de nuevo-

-Que sí, Eli -Responde Ebba con una sonrisa-

-Por dios -Suspira la pelirroja- Quiero gritar de la emoción

-Me encantaría oír eso

-No, lo guardaré para cuando esté en casa -Ambas ríen. Suspiran, se ven a los ojos y ríen de nuevo- Wow es que... Dios. Perdón que no diga nada pero... no me la creo y-

Los labios de Ebba, por impulso y deseo, se estrellaron con los de Sadie. Sus labios solo estaban unidos, ninguna se alejo hasta que la pelinegra lo hizo pero muy levemente. Sentían sus respiraciones y se vieron a los ojos. Sorprendidas. Se entendieron con solo ver sus miradas, querían más. Sadie pone su mano en la nuca de Ebba y la acerca rápidamente a su rostro para ser ahora ella quien la besa pero siendo ahora un beso con más sentimiento. Algo lento y apasionado pero sin perder ese toque lindo y romántico que hubo desde el principio

Todo era tan... mágico. Tan suyo

Present ♡Where stories live. Discover now