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-Le hubieras dicho que sí, ¿era lindo? -Pregunta Ebba burlona a la Pelirroja. Por fin tenían una semana viéndose diario despues de la llegada de la pelinegra-

-¡Ebby! -La menciona con risa nerviosa y sonrojo en sus cachetes- Me dio mucha vergüenza decirle que no

-Si era lindo pudiste decirle que sí

-Ebby, ya para -Al estar sentada en el regazo de Ebba, escondía su rostro en el cuello de la misma- Sabes que no lo haría nunca

-Que te gusten las mujeres no significa que no puedas aceptar una simple salida con un chico -Besa su cabeza teniéndola a un costado de su rostro. Le agradaba sentir su respiración en el cuello-

-No me gustan las mujeres. Solo una -Sale de su escondite, sintiendo Ebba el frío en su cuello- Solo me gustas tú. Obvio que por eso le dije que no

-Que hermosa eres -Le dice viendo a sus ojos, haciéndola sonrojar más-

-Tú también boba -Le da un leve golpe para luego acercar su rostro al de Ebba para poder unir sus labios. Ese era su pasatiempo favorito, darse pequeños besos con el atardecer de fondo. No obstante, ese odioso sonido interrumpió su momento- Debe ser mi madre -Se levanta del regazo de la pelinegra para tomar su móvil- Dame un momento

-Adelante -Le dice viéndola contestar a la llamada. Parecía tenerle cierto temor a su madre, se ponía nerviosa y su expresión facial cambiaba- 

Sadie se alejo un poco más, Ebba entró de nuevo a su hogar y sirvió más jugo de mango, el favorito de Sadie. No fueron ni cinco minutos los que pasaron cuando la pelinegra ya venía de regreso al patio trasero. Se acercó al ver a Sadie ahogar sus llantos, dejó las bebidas en cierta mesa y se acercó de inmediato a la pelirroja

-Ey, ¿que pasa? -La abraza por la espalda, rodeando la cintura de Sadie con sus brazos-

-Nada, tranquila -Limpia sus mejillas-

-¿Nada? ¿Enserió? ¿Cuanto dinero me vas a dar por fingir creerme eso? -Pone sus manos en la cintura de Sadie para hacer que se gire a ella con delicadeza- Vamos, nunca me ocultas nada -Lo dice con tanta seguridad y confianza que Sadie sonríe-

-Mamá y sus enojos. Me llamó para preguntar por mi papá; seguro se harto de ella y prefirio irse de casa un rato -Ebba sonríe levemente, tratando de darle tranquilidad a Sadie. La abraza  con intención de brindarle apoyo, pero no pensó que la contraria iba a soltar un fuerte llanto-

-Venga, ¿segura que es solo eso?

-Es que... las discusiones cada vez son más continuas. Ni siquiera pueden verse -Ebba limpia las mejillas. Quería estar para ella-

-Ven. Acompáñame

Sin tomarle mucha importancia, Sadie tomó la mano de Ebba, quien entrelazo sus dedos. La pelinegra caminaba al interior del hogar, tomó una manta que habían dejado en la sala momentos antes y subieron a lo más alto del hogar. Al llegar a la terraza, Sadie sonríe un poco, no sabía las intenciones de Ebba; se dejaba llevar. La menor acomodo en el suelo la manta que tomó hace unos instantes y miró a Sadie

-Ven conmigo -Le pide dando palmadas al sitio donde estaba por acostarse boca arriba-

-¿Que piensas hacer Ebby? -Pregunta ya sin lágrimas en ella-

-Solo quiero que te acuestes un rato. Anda, esta anocheciendo, ve las estrellas conmigo

Eso fue suficiente para que Sadie hiciera lo que Ebba quería. Ambas se acostaron, una al lado de la otra. Se tomaron de las manos y simplemente estaban allí, juntas. Ninguna decía nada, tampoco era necesario, solo existían

-¿Vas a estar conmigo en mi graduación? -Pregunta Ebba para romper el silencio tranquilo que había-

-Sabes que sí. No podría perderme eso mi futura chef -Ebba sonríe pero a los segundos, suspira con pesadez. Sadie comienza a acariciar con su pulgar la mano de la contraria para mostrarle que estaba allí con ella y que lo estaria siempre-

-Estaba pensando en... lo de la universidad -Mira a la pelirroja, quien ya la veia antes- Me aceptaron en la de Nueva York -Confiesa por primera vez-

-¿Es enserio? -Se sienta para ver mejor a Ebba. Mientras que Sadie tenía su expresión feliz, la otra no lo estaba tanto- Eso es increíble Ebby, ¿no te alegra?

-Claro que me alegra, por supuesto

-Pues deberías comunicárselo a tu cara. Anda, es de lo mejor que te hayan aceptado -Sonríe y la abraza, subiéndose encima de ella. Puesto que Ebba no se sentó, Sadie se acuesta arriba de su cuerpo para poder abrazarle mejor- ¿Que tienes?

-No voy a ir -Esas simples palabras hicieron que Sadie se aleje de Ebba-

-¿Qué? ¿Por qué? Si tú siempre has querido ir, ¿que te lo impide? -Se levanta para sentarse de nuevo, permitiendo que Ebba también lo haga-

-Tú ya lo sabes -Ver como Sadie volteaba sus ojos le hacía saber lo mucho que le molestaba ese pensar que tiene desde ya hace algún tiempo-

-Ebba... no retengas tus sueños por alguien mas, te lo he dicho muchas veces

-Sadie, lo sé. Pero es que... -Suspira, tampoco sabía cómo expresar lo que pensaba-

-Es que no te gusta lastimar a nadie -Lo dijo conociendo a la perfección ese lado suyo- No quieres dañar a tu mamá, te da miedo que algo pueda pasarle solo porque te vayas. No quieres que algo pase con ella solo por irte lejos. ¿No es así? -El silencio de la pelinegra fue la respuesta más clara que pudo haber- Es lindo que te preocupes por ella Ebby, pero... no siempre vas a estar a su lado. Tú misma se lo has dicho. ¿Que te hizo cambiar de opinión?

-Yo también tengo miedo -Admite. Sadie sintió su corazón destrozarse al oír su quebrada voz, la vio a los ojos. Sabia que se sentía vulnerable, odiaba que alguien mas la viera con miedo. Pero con Sadie todo era diferente- Solo... me da miedo yo... -Sadie no lo pensó ni un segundo, a pesar de que ella estaba rota internamente, brindo de su apoyo a Ebba. La atrajo hasta a ella para poder abrazarla, la pelinegra dejandose abrazar-

-Esta bien tener miedo, cielo -Habla Sadie teniéndola entre sus brazos- Saca eso que tienes adentro -Le pide dulcemente sabiendo que tenía un gran nudo en su garganta- No tienes porqué fingir conmigo, mi amor -Acaricia su espalda, por fin escuchándola llorar por primera vez. Eso le dolía todavía más, pero era sano después de todo. Y ella quería ayudarla a sanar-

Present ♡Where stories live. Discover now