Capítulo VI: ''Victoria agridulce''

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La tensión entre Will y Hannibal era demasiado visible para los jóvenes. Estos se estaban acoplando tanto como podían a sus nuevos estilos de vida. Hannibal no solo se encargaba de cuidarlos y supervisarlos gran parte de su tiempo libre, sino de su alimentación y mentoría en lo que pudiese ayudarlos. Will hacía tanto como su trabajo se lo permitiera, considerando que debía cumplir con disponibilidad de horario, siendo este bastante flexible en las escenas de crimen.

Habían pasado solo unos cuantos días y Abigail no encontraba forma de escabullirse de su padre. Parecía estar más atento a cualquier variable fuera de su control, la cual neutralizaba al instante. ¿Esto era por Will? Posiblemente. Solo hacía que verse con Marissa fuese imposible. ¡Era tan fastidioso!

Mike era como tener un espectro en la residencia. Solo estaba presente en las comidas de la casa. Era callado, reservado, siempre alerta. Solo bajaba la guardia con su hermana menor. Abby era absolutamente lo opuesto y más con la total atención de Lecter. Animada, risueña, ocurrente, creativa. La viva imagen de la inocencia brillando con todo su esplendor cegador. El psiquiatra se mantenía discreto pero su hija también era toda una observadora como Will. Había un favoritismo peculiar con la pequeña Abby. ¿Se veía reflejado?

Su semana había sido...Interesante. Al menos para estudiar la nueva dinámica que la familia estaba teniendo. Will trataba de ganarse la confianza de Mike, Hannibal la de Abby. No estaba celosa, más bien curiosa del desarrollo de las circunstancias. Mas incluso siendo "no visible" en ese peculiar nuevo estilo de vida en su hogar, había ciertas libertades que no podía tomar ni con esa "capa de invisibilidad" tanto como deseaba. Salir con Marissa era una de tantas y Will también había estado algo protector con ella. No deseaba que saliera sola, quería saber con quién saldría, etc. Cosas algo agobiantes y sin sentido. ¿Su padre Will comenzaba a tener paranoia una vez más?

Mientras pensaba en ello, salió de su habitación, topándose con Abby en el pasillo. La pequeña, corría hasta que observó a la adolescente.

—¡Hola Abigail!— saludó al mismo tiempo que frenaba su andar. Abby se veía hermosa con esas calcetas largas, un jumper formal corte A azul rey y una playera de manga larga bajo la otra prenda.

—Oh, Abby. ¿Ibas a algún lado?— preguntó Abigail, bajando su mirada a la niña de ojos oscuros. Ella asintió esbozando una sonrisa tímida.

—Iba con Mike. Encontré esto en nuestro correo y...— Encogió sus hombros. Era vergonzoso admitir que había visto esto entre las facturas sobre la encimera. No es que quisiera hurtarlo, pero había llamado peligrosamente su atención.

Extendió los folletos. Eran volantes de Freddy's. Abigail esbozó una sonrisa que ocultaba habilidosamente su satisfacción. Quizás era la oportunidad que estaba buscando.

—Oh, yo ya he ido. ¿Te llama la atención Abby? Puedo mostrarte fotos.— sugirió casualmente, mientras sacaba el celular del bolsillo y volvía a su habitación, invitando implícitamente a Abby a entrar. 

La niña la siguió con su curiosidad, ingresando a la habitación con cautela. Abigail le enseñó las fotos que había tomado la última vez en Freddy's. Por si fuera poco, sacó la membresía dorada de su cartera. También la placa que descansaba en el tocador de la habitación.

Le colocó el clip a la emocionada pequeña, todo mientras alimentaba la cabeza de la adversa con maravillosas descripciones y detalles del lugar que sabía podrían seguirla hechizando con expectativa. 

Los gigantes animatrónicos, el conejo y oso dorado, la comida, las golosinas, los juegos, los shows. Incluso los dibujos que podían ser expuestos en las paredes del local.

—¿Cuándo podremos ir? Todos juntos.— Abby miró a la chica con impaciencia. Genial, el plan iba a la perfección.

Dibujando una sonrisa ladina, alzó sus hombros restándole importancia. Hacerle creer que la idea no provenía de ella sería fácil.

Banquete AnimatrónicoWhere stories live. Discover now