Desde que su matrimonio con Lilith llegó a su fin, Lucifer cayó en una gran depresión, en la cual también llegó a dejar casi en el olvido a su hija Charlie.
Nunca pensó que una simple princesa mortal que le vendió su alma a cambio de servir para él...
Eran aproximadamente las dos de la mañana, una yo caminado como si nada por las calles de Hannover y con un posible castigo cuando regrese al castillo, pero estaba aquí en la ciudad por una razón, y esa era la tienda de ocultismo donde encontraría varios artefactos que me ayudarían con mi invocación, porque sí, yo Celisse Von Hannover estaba haciendo de todo para contactar al mismísimo Lucifer por una sola razón, pactar con él.
Algunos pensaran qué el ser princesa es color de rosas, pero no es así, yo en mi familia soy la sombra, a pesar de tener poca importancia en la familia me castigaban, obligaban y de más, yo lo único que quería era largarme de aquí, no me importaba que sucediera después.
De lo único que si estaba segura era el hecho que yo no quería casarme tan pronto y eso es lo que la reina Victoria quería para deshacerse de mí, su primogénita y la hija odiada.
Apenas llegué a la tienda toque la puerta de entrada suavemente y unos minutos después una señora de edad avanzada me abrió y sonrió, pues ya sabía de quien se trataba y la irónia no podía faltar.
-No pensé que la señorita de Hannover apareciera a estas horas, y mas para comprar artefactos con los cuales pactara con el diablo. Tienes hagallas.
Ignore sus palabras y me adentre al lugar para así observar todo a mi alrededor, habían figuras algo tétricas, cráneos humanos, velas, frascos extranos, etcétera. Me acerque a la vitrina donde había un libro que estuve buscando por mucho tiempo. La señora lo tomó y me lo entregó.
-Gracias... - murmure para así hojear el libro con una pequeña sonrisa en mis labios.
-¿Te interesa mucho la magia negra? - preguntó la señora. Negué, después de todo no estaba interesada en algo más que una simple invocación de pacto.
-Solo soy curiosa... Supongo. - cerré el libro y me dispuse a buscar lo que necesitaba para hacer el ritual.
Después de unos 20 minutos ya lo tenía todo así que camine en destino al castillo, donde máximo duraría en llegar una hora y media a pie. Solo esperaba que mi madre no estuviera con sus loqueras en mi habitación a las 3 de la mañana.
Suspiré y me adentre al oscuro bosque, aún con la idea del ritual que comenzaría mañana en la madrugada, después de todo no hay nada que perder si una vida justa no tengo, no me importa lo que tenga que hacer para desaparecer de una vez.
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Abrí los ojos y suspiré con cansancio, no dormí absolutamente nada desde que llegué al castillo y gracias al de arriba que mi madre no vino a buscarme en todo el transcurso que estuve afuera, porque si hubiera sido así ya estaría siendo azotada en el calabozo.
Me di una ducha y las mucamas no duraron en entrar para alistar mi ropa, por lo que me di un largo baño sin problema. 15 minutos después me encontraba sentada en el comedor principal con mis dos hermanos menores, madre y padre, los cuales me observaban en silencio, dando a entender que había algo que decir. Nada bueno.
Dejé mi tenedor de lado y me puse recta, para así mirar a mi madre con una expresión neutra, una qué para ella solo demostraba mi "mala" educación.
-¿Saliste del castillo en la madrugada, Celisse? - sabía que iba a preguntar eso. Negué.
-Sé como su majestad se pone cada vez que una chica de cabello negro, ojos verdes y de 25 años sale del castillo a altas horas de la noche, ya que no puedo dejar que otro hombre me vea por respeto a mi futuro esposo. - noté como su ceño se frunció y miró a mi padre, el cual carraspea la garganta y me miró con autoridad.
-Celisse, no te hemos criado para que las palabras de tu madre te las tomes a broma. Ya sabes que el tema del matrimonio está desde hace dos años, tienes que convivir con Lucas, es tu prometido.
Negué, cosa que desencadenó una gran discusión, como siempre.
-Que niña tan ingrata, todas las jóvenes a tu edad ya están casadas y tienen al menos un hijo, deberías ser algo más respetuosa, Celisse, mas ahora que Lucas vendrá al castillo solo para verte. No lo arruines. - expresó mi madre con voz firme, a lo que solo rodé los ojos y me levanté de la mesa.
-Daré un paseo por el jardín.
Dicho esto salí del comedor y me dirigí al jardín trasero, lugar que estaba descuidado, pero me gustaba, ya que no tendría que escuchar las palabras sin sentido que decía mi madre sobre matrimonio y esas cosas que solo me abruman.
Mi madre sabía que si yo me casaba con Lucas y teníamos un hijo la fortuna de esa familia pasaría a nosotros y yo aprovechada no soy.
Suspiro y miró las profundidades del bosque, y a la lejanía me percató de una figura algo oscura y esquelética, la cual no me causó nada de miedo, simplemente a los minutos desapareció de mi vista.
Mi madre me llamaría loca si le dijera que a estas horas de la mañana había un demonio divagando por el bosque. Ya para ella estoy delirando así que no dudará en llamar a una vidente y esas cosas.
Ella si estaba loca.
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Fin del capítulo ________________________________
Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo ___________________________________
