08.

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Estábamos todos sentados en la sala de estar mientras Charlie nos narraba su magnífico proyecto de redención hacía los demonios, lo cual para varios se les hacía imposible y aburrido, el señor Lucifer era uno de ellos, por lo tanto se la pasó todo el rato acariciando a la pequeña gatita de un ojo llamada KeeKee.

Suspiro sonriente mientras le presto bastante atención a Charlie, ignorando el hecho que él demonio de rojo me miraba con tanta intensidad que pensaba que me perforaria la cien, por lo que tragué saliva y me tense. Esto era tan incómodo, lo hacía mas incómodo el hecho de que no decía nada y solo observaba desde la lejanía, sentía que lo hacía a propósito para tenerme a su merced.

Está situación de verdad no me gusta.

—Entonces... ¿Qué opinas, papá?, ¡No es genial! — expresa Charlie felizmente, esperando respuestas del señor Lucifer, pero él simplemente jugaba con la pequeña felina, restándole importancia a lo que pasaba a su alrededor—. ¿¡Papá!?, ¿Me estas escuchando?

El señor Lucifer dejó de acarciar a KeeKee y miró a su hija confuso. Esto de verdad que no era agradable.

—¿Qué decías, manzanita?

Charlie suspiró cansada y volvió a repetir toda su charla, salvo que está vez la persona que necesitaba que la escuchará lo estaba haciendo, aunque las palabras del señor Lucifer no fueron las correctas, no para mí.

—¿No suena interesante mi idea? Los demonios pueder ir al paraíso, ¿Verdad que me apoyas, papá?

—Charlie... Tú sabes que lo eres todo para mí, eres mi pequeña princesa, pero no puedo estar de acuerdo con esto, no cuando sé que es una idea absurda. No sirve de nada intentar algo que no será bien aceptado, el cielo tienes sus leyes y créeme que sí a mí no me escucharon, menos lo harán contigo. — su rostro estaba completamente serio, por lo que Charlie al saber que él no bromeaba agachó la mirada y asintió.

—Sé que piensas que no funcionará, ya lo suponía, pero lo lograré, sé que el cielo me escuchará y podré cambiar las leyes a mi favor. Solo quiero que mi padre me apoye... ¿Cómo es posible que ellos creyeron en mí, pero tú... Tú no lo haces? — su voz sonaba entrecortada, ¿por qué se me hacía tan familiar aquella sensación?, yo tambien quise ser aprobada por mi familia, saber que ellos me iba a apoyar en todo en lugar de hacerme a un lado como una inútil.

Esa sensación la conocía perfectamente que no pude evitar intervenir para que la situación no llegara a mayores. No quería ver que esa linda sonrisa se borrará por la poca fé que le tenía su padre para hacer el cambio, yo sé que lo hará, esa chica tiene el potencial para algo grande, más que solo ser una princesa que muchos subestiman, todo me recuerda a mí cuando estaba con vida, no me gustaba la idea que esa chica pasará por la misma situación, no cuando solo tiene a su padre para darle apoyo.

—Charlie... — ella me miró—. Sabés, tu proyecto es magnífico, el que no se haya probado antes no significa que no sea posible, tú tienes un gran potencial, sé que lograrás mucho con esto, también sé que si quieres buscar la aprobación de alguien no dejes que sus palabras de hagan caer, lo digo por experiencia propia. Si quieres hacer algo no esperes la aprobación de alguien más... ¿Okey? — le dedique una pequeña sonrisa, a lo cual me devolvió.

—Papá... Si Celisse confía en mí... ¿Tú puedes hacerlo? — sonríe de lado, esperando respuesta de su padre.

El señor Lucifer suspiró y se levantó del sillón para luego acercarse a Charlie y abrazarla mientras acariciaba su cabeza. Era una bonita acción de su parte.

—Charlie... Confío en ti, más que nada en el mundo, solo temo de que puedan hacerte daño como lo hicieron conmigo, solo eso, pero ten en cuenta que te apoyo y sé que lograrás mucho, así como lo dice Celisse. — me miró y sonrió. Aparté la mirada, cruzandola con el demonio de rojo, el cual agrandó su sonrisa y ladeó la cabeza.

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⏰ Última actualización: Apr 15 ⏰

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OUR DESTINY | 𝑳𝒖𝒄𝒊𝒇𝒆𝒓 𝑴𝒐𝒓𝒏𝒊𝒏𝒈𝒔𝒕𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora