05.

1.6K 223 131
                                    

Habían pasado un par de meses desde que llegué aquí, aún era un misterio el demonio que estaba adueñado de mi alma, pero eso no me ha limitado a trabajar tranquilamente, aunque habían momentos en los cuales me sentía extraña, angustiada, cuando iba con Emma a comprar cosas por la ciudad, o también a comprar ropa, ya que el señor Lucifer me paga unos 500 dólares al día, después de todo era la que le hacía todo el trabajo, ya fuera cocinar, ordenar, negociar, entre muchas cosas más, era agradable de alguna forma, aprendí mucho en los últimos días y ganó bastante, es genial.

—Señor, aquí le traigo su café, sin azúcar, como le gusta. — lo dejo en la mesa de noche. Él estaba sentado en la cama leyendo un libro. Sonreí.

—Muchas gracias, Celisse, puedes tomarte el día libre... — baja su libro y me mira con una sonrisa ladina, no miré confundida.

En mi tiempo trabajando para él no había tenido día libre, incluso dormía tres horas al día por estar pendiente a él, me era extraño que ahora sí me diera un día libre.

—Pero señor... ¿Por qué? No lo entiendo. — expresé aún confundida. El señor Lucifer río.

—No lo veo tan malo, lo mereces, después de todo has hecho tu trabajo tan bien, a pesar de ser un demonio tan simple.

Okey, eso me ofendió un poco, pero de igual forma era cierto.

Tragué saliva y sonreí forzosamente, dirigiendome hacía la salida, pero fuí detenida por Emma, la cual antes de abrir yo la puerta, ella lo hizo, tenía un gran ramo de rosas marchitas en sus brazos, por lo que tanto yo como el señor Lucifer la miramos extrañados.

—¡Celisse! Por fin te encuentro, esto de jugar a las escondidas contigo si que sería interesante. — ríe, pero luego se pone seria—. Bueno, a lo que venía, discúlpeme señor si irrumpí en su habitación, pero hace unos 5 minutos alguien dejó un gran ramo de rosas para Celisse.

Se acercó a mí y me entregó el ramo.

Lo miro con rareza y luego mi mirada va hacía la nota que estaba ahí, la cual leí de inmediato.

(09/08/1860)

"Ha sido todo un placer escribir esta carta para mi querida mascota, la cual anda suelta por el castillo del veterano, pero pronto te tendré a mi poder y no habrá ningún alma en el infierno que pueda salvarte Celisse. Así que cuídate... Es una amenaza."

Atte: Al...

¿Al?, ¿quién carajos era Al? Me pregunto mentalmente.

Podía jurar que mi cara era todo un poema y eso era gracioso, pero a la vez me asustaba, ¿su mascota? Eso quería decir que era peor que el mismísimo Lucifer, ¿pero quién carajos se creía? Una cosa es que mi madre haya sido tan tonta como para pactar con él, pero eso ya no es mi asunto.

Suspiro con cansancio y arrugo la nota con mi puño para luego acercarme a la ventana que estaba cerca y tirarlas por ahí mientras las observó caer con tanto resentimiento.

—Agradable amenaza la de ese imbécil. — expreso con sarcasmo, causando que el señor Lucifer me mirara confundido.

—Y... ¿A qué nos estamos refiriendo? —arquea la ceja mientras bebe de su café.

—Agh, son rosas enviadas por esa persona que tiene mi alma cautiva. — expresé con molestía. Él señor Lucifer escupió todo el café.

OUR DESTINY | 𝑳𝒖𝒄𝒊𝒇𝒆𝒓 𝑴𝒐𝒓𝒏𝒊𝒏𝒈𝒔𝒕𝒂𝒓Where stories live. Discover now