🍬 Una dulce forma de demostrar amor 🍬

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Shipp: Edogawa Ranpo x Dazai Osamu ( Top x Bottom )

Partes: 3/3.

Tras horas de interminable sueño, el día, la hora y el momento justo se hizo presente de una manera casi perfecta.

A unos días de su sexto mes de ser una pareja pública, Ranpo volvió de su viaje una vez el caso fue cerrado magníficamente. La idea era regresar a los dos días, pero por cosas externas a él y a Kunikida (que casi rompe su libreta en dos de la desesperación) se les retrasó el tren y debieron pasar una tarde y noche extras.

Cuando arribaron a la Agencia fueron recibidos por sus demás compañeros quienes, tras la noticia de su inesperado retraso, decidieron organizar una pequeña celebración para ambos hombres que debían estar estresados. Era algo simple y modesto, con decoraciones minimalistas y bebidas tanto para adultos como para los más jóvenes.

Mientras todos disfrutaban del cálido reencuentro, el pelinegro buscaba con disimulo una figura particular que en ningún momento se unió a ellos. Entre conversaciones y tragos a su bebida, fijó su atención en un chico castaño acostado sobre el sofá de la oficina, con su pierna izquierda apoyada en el suelo y su antebrazo derecho posando sobre su barriga que subía y bajaba a un ritmo ligero, durmiendo plácidamente.

El moreno avisó que iría a hacer algo y regresaría en un instante, así que a pasos juguetones y una sonrisa de completo gusto, fue hasta donde su novio y se dedicó a detallarlo unos breves segundos.

El rostro de Dazai se veía muy pacífico desde ese ángulo superior, con sus ojos cerrados, y unas mejillas que empezaban a suavizar más su semblante de cachorro perdido. Edogawa admiraba ese cambio a penas visible pero que él tenía la dicha de presenciar día a día, como su cuerpo se volvía más ancho y afelpado, como un gran oso de peluche para abrazar cuando y cuanto quisiera. Una sonrisa sutil se dibujó en sus labios, y acercando con lentitud su mano hasta la cara del menor fue repartiendo tiernas caricias en su piel, en espera a que éste despertara de a poco.

—¿Uhmm...?—, el vendado movió la pierna que sobresalía del mueble y con cierto aire de pereza fue abriendo sus párpados—, ¿qué...?

—Estoy de vuelta, cariño —. Murmuró el detective usando ese apodo amoroso que sólo era para él, logrando que el más alto alineara su rostro con el suyo, viendo directo a ese par de orbes de un inigualable verde esmeralda que le adoraban, sintiéndose tranquilo al fin.

—Hola...—, dijo en un susurro corto, acurrucando su mejilla contra la palma tibia que seguía dejando caricias en ella—, te extrañé...

Esas palabras hicieron que el corazón de Ranpo se derritiera. Osamu nunca había sido activamente cariñoso con él, pero la forma en la que le sonreía, la voz melosa con la que se le dirigía y esas sonrisas dulces que le dedicaba eran muestras de que su amor podía ser demostrado de otra manera, una menos empalagosa y que le hacía ansiar más cada vez.

—También te extrañé. No dejé de pensar en ti en todo el viaje...—, hizo una pausa leve para lanzar una enorme bomba que de seguro activaría cada neurona de su novio—, por eso te traje una sorpresa.

—¿Qué es? ¿Galletas de almendra?

El pelinegro río un poco ante esa pregunta, en definitiva, estaba muy enamorado de ese desperdicio de vendajes.

—Nah, cuando lleguemos a casa lo sabrás.

La reunión terminó horas después, al final, Dazai estaba consciente de que el rubio de los ideales le daría el regaño de su vida por no haber avanzado ni medio informe en tres días, pero eso no podía importarle menos. Una vez cada quien cruzó en dirección a su hogar o a algún otro lugar donde pasar la noche, la pareja de detectives iba con destino al departamento del mayor, tomados ligeramente del dedo meñique, en un agarre fuerte pero no demandante.

C h u b b y  D o g sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora