🌭 Un par de perros calientes 🌭

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Shipp: Nakahara Chūya x Dazai Osamu ( Top x Bottom).
Partes: 4/?
 

  Add Kink: Verbal Humillation.

•Chūya feeder / Dazai feedee•

Las horas parecían correr lentas, a un ritmo tortuoso.

Una vez el sol se escondió a la distancia y la magnífica luna hizo su debut en la noche helada, Dazai se dirigió rumbo a Lupin con la intención de relajarse y convivir animadamente con sus dos amigos, tratando de despejar su mente al menos por un instante.

Como solía suceder, se encontró solo en el bar lleno de nostalgia, con un gatito de varios colores en su pelaje al cual saludó al encontrarle sentado en uno de los bancos como si se tratase de un amigo más, saludó también al cantinero, y pidiendo un sencillo vaso de whisky se dedicó a ver la esfera de hielo fundirse con lentitud en su vaso, entre la amargura del fino licor, con un pensamiento chapoteando en su mente.

Se preguntaba si el pelirrojo, al igual que el hielo, se derretiría con él, se preguntaba con desesperanza, si dejaría ir las barreras de su alrededor, y permitiría que su amor enfriara el caluroso odio que tanto le profesaba cada día de sus vidas. Si de verdad ese "trato" sería tan beneficioso para él como lo estaba siendo para su compañero. Preguntas banales, suposiciones sin sentido; era tan inteligente como para tener todo preparado y aún así, sólo deseaba que las cosas fueran tal cual había previsto en sus divagaciones a media luz.

Sobrepensaba tontamente con la mirada fija en su bebida, ignorando con sutileza el pasar del tiempo hasta que sintió una mano cálida dar pequeñas palmaditas en su hombro, haciéndole alzar su cabeza y dirigir su único ojo visible hasta su costado derecho, encontrándose a otro hombre a su lado con una expresión tranquila manchada de un cansancio evidente, con un par de pacíficos ojos zafiros que lo guiaron hasta la salida de ese tormentoso laberinto al que lo estaba llevando su mente.

—Hola—. Dijo con ligereza, apreciando como el mayor se sentaba en la otra banca con suma modestia, ahora siendo ellos dos, el cantinero, y el gatito que dormía plácidamente en el fondo.

—Hola, ¿llevas mucho tiempo acá?—, preguntó calmadamente, dirigiendo su atención al hombre tras la barra a quien pidió un vaso de whisky como el del castaño—, supuse que por el día vendrías mucho más tarde.

—No, lo cierto es que sólo quería despejar mi mente y por eso vine más temprano—. Sus palabras eran airosas, como humo de cigarrillo dispersándose contra brisa de madrugada, tan vagas y difíciles de profundizar. Oda dió un largo sorbo a su bebida, deteniéndose a admirar al castaño que desprendía un aura curiosa, no tan animada como de costumbre.

—Ya veo—. Fue toda su respuesta ante lo anteriormente dicho. No se sentía incómodo, sólo quería darle a Dazai la seguridad de que dijera todo lo que quisiera sin miedo a ser juzgado, después de todo, ambos eran asesinos, y el pelorrojo no se sentía con el derecho de cuestionar una vida ajena como si eso fuera parte de su trabajo.

El vendado observaba como el hielo se fundía con lentitud, desprendiendo humo frío que a penas lograba rozarlo sin gracia alguna. Sus pensamientos seguirían siendo difusos y aún así, estaba seguro de que sólo perdía el tiempo en ideas absurdas.

—Odasaku, ¿pastel de chocolate o fresas?—. Lanzó al aire tomando un sorbo recatado al licor, tratando de dar la retomar la actuación excéntrica de siempre, con una sonrisa de lado y un brillo peculiar en su único ojo no vendado.

Sakunosuke, quien había estado mirando la nada enfocó sus orbes en el menor con cierta quietud, deteniéndose un momento a darle otro sorbo más pequeño a su propio vaso.

C h u b b y  D o g sWhere stories live. Discover now