🌭 Un par de perros calientes 🌭

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Shipp: Nakahara Chūya x Dazai Osamu ( Top x Bottom ).
Partes: 1/?
Add Kink: Verbal Humillation.
•Chūya feeder / Dazai feedee

En ésta vida existen distintas, muy variadas, infinitas maneras de morir, sin embargo, Nakahara Chūya jamás pensó que "morir de vergüenza" era una muy horrible.

Debió haberlo visto venir desde dos kilómetros antes de si quiera molestarse en introducir la llave en la cerradura ya forzada y entrar como si nada a su departamento. Al principio, todo lucía muy tranquilo, sus cosas donde correspondían, su hogar limpio y relajante como siempre, sin embargo...una vez se dirigió a su habitación y abrió la segunda puerta con rapidez, la escena que se abrió frente a él le generó una avalancha de sentimientos encontrados.

Asco, rabia, incomodidad y...algo de miedo.

-¿Uhmm~? Ah, bienvenido a casa, babosa.

Aquella voz horrenda, perteneciente a una persona horrenda alcanzó a perforar los tímpanos del pelirrojo en lo que trataba de no reventar de la ira. Como perro consentido en cama de su querido amo, cierto castaño estúpido estaba acostado en la cómoda del chico más bajo con tranquilidad, sobre su estómago y una almohada puesta bajo sus codos flexionados, se encontraba hojeando una revista muy sugestiva que a penas Chūya reconoció sintió su pequeño cuerpo volverse pesado, casi de piedra por el horror.

-¡¿Se puede saber qué mierda haces en mi casa y sin mi permiso?!-. Gritó en un arranque de completa desesperación, yendo a paso veloz una vez la rigidez de sus piernas le permitieron aproximarse y arrancarle al otro mafioso el compendio de imágenes sin contratiempos.

-Oye, estaba leyendo eso...~

-¡Responde mi maldita pregunta y dime con qué permiso estás en mi casa y más, acostado en mi cama!-. Trataba de desviar el tema a todas partes menos a esa revista, juró por Dios haber destruido todo rastro de ese material, sosteniéndola con su mano hecha un tembloroso puño, observando la expresión desinteresada y afligida de Dazai quien, evidentemente, ya lo había visto todo.

-Ugh~, la misión fue espantosa. Así que vine a desestresarme un poco en tu casa, y como tardabas mucho, busqué algo interesante entre tus cosas-, explicó sutil a modo de breve resumen, haciendo énfasis en lo que el de ojos azules se esforzaba en hacer menos, consiguiendo la respuesta que menos deseaba-, lo único bueno de hoy fue descubrir el gusto de Chūya por las gordas.

Aquella última frase sólo intensificó el enojo del mayor, a la par con despertar un potente sonrojo en su rostro que visto desde otro ángulo competía bien con su cabello.

Chūya juró con todo su ser manchado que había quemado hasta la última de esas revistas, juraba y perjuraba que nadie (ni si quiera él) recordaría que alguna vez esas fotografías existieron, y sobretodo, juró que podría olvidar todas las pajas dedicadas a cada una de las ilustraciones que sólo lograron llamar la atención del inútil de vendas.

-Chūya, ¿de verdad te gustan las personas así? -, las palabras del castaño fueron resbalosas, como si de verdad sintiera cierta pena de hacer esa pregunta. El contrario sintió su corazón detenerse en un latido poderoso, como un motor a toda velocidad que se detenía en medio de un desierto desolado; podía fingir no haber escuchado eso, pero, joder, Osamu se removió entre las sábanas para acostarse ahora de espaldas sobre el colchón, admirándole con su único ojo libre de tela, con intriga y un brillo expectante en él,-Chūyaa...~

-No, me gustan las personas con un cuerpo normal como a todos -. Escupió, de pésima gana y sintiéndose mal consigo mismo por utilizar el término "normal" para referirse a algo tan superficial. Pretender que gustaba de figuras delgadas, esbeltas y atléticas teniendo una revista de mujeres gordas en mano era una hipocresía total.

C h u b b y  D o g sWhere stories live. Discover now