Esteban Kukuriczka.

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Todos en el teatro se habían ido ya, las puertas principales estaban cerradas, y los pasillos totalmente vacíos. Pero desde la ventana del cuarto piso, radiaba una tenue luz que era la única del edificio.

Ahí se encontraban Esteban y Priscilla, después de un día de ensayo tan largo que duró horas, y los dejó totalmente agotados, aunque no lo suficiente como para evitarles esconderse en uno de los camerinos, y fundirse en esa burbuja que solo ellos  saben formar.

—¿Ya se fueron todos? —Priscilla pregunta con dificultad sintiendo el rostro de el chico bajar a su cuello.

—Mjm. —su respiración caliente choca contra su piel. Y la hace sentir un escalofrío. 

Era la tercera vez en la semana que fingían ensayar tiempo extra para así tener ese tipo de encuentros. Ambos son compañeros de escena desde hace años, y de vez en cuando hacen lo que están haciendo ahora. Exactamente desde hace más de diez meses.

Las respiraciones de ambos son fuertes, sin ritmo, Esteban estaba desesperado tocándola, y dejando cortos besos por todos lados.

Torpemente se deslizan hasta el sofá sin soltarse, luego de tantos minutos besándose, se separan tomando algo de aire. El chico se tumba en el sofá, y comienza a desabrochar su cinturón apresurado, todo bajo la penetrante mirada de Priscilla.

Ella puede diferenciar por la tela de su pantalón la gran erección de Esteban, y está ansiosa por qué lo saque de una buena vez. Así que se le adelanta arrodillándose entre sus piernas, y terminando de desabrochar el botón.

La simple acción hacen a Esteban echar la cabeza atrás, y soltar un suspiro pesado, el cosquilleo que sintió cuando la chica rodeó su miembro, subió por todo su cuerpo, explotando en sus mejillas. Se sentía demasiado abochornado, y desesperado por sentir más.

—¿Qué... Qué pasa? —pregunta entre balbuceos cuando deja de sentir el tacto, y alza un poco la cabeza para ver abajo.

La ve desabrochando su sostén, y dejando a la vista sus grandes pechos. A pesar de que la hacía perder tiempo, no tuvo control sobre si mismo, y le dio un beso más cuando sostuvo sus pechos en ambas manos. Mientras la besaba no dejaba de apretarlos, acariciarlos, y con sus pulgares empezó a hacer círculos sobre sus sensibles pezones.

Ella gimió en su boca, haciéndolos separarse. Esteban se incorpora sin perder tiempo, tomándola de la barbilla para limpiar rastros de saliva que había dejado dicho beso, luego sube su mano hasta sostenerla del cabello. Y así obtiene el control de su cabeza, mientras la guía como el lo quiere, la chica le lanza una sonrisa inexplicable, y de una forma hasta agresiva, la hace recibir su erección de una vez.

Vuelve a echar su cabeza contra el sofá en cuanto se siente dentro, y comienza a soltar jadeos incontrolables.

El sonido que hace la saliva de su boca, y un par de gemidos que suelta cada que lo saca para volverlo a meter, es el único ruido en toda la habitación, y los sonidos tan excitantes hacen que sus músculos tengan espasmos, y  hace mas fuerza al punto de estirar su cabello, obligándola a meter su pene más al fondo, sin avisar. Ella no es de rendirse fácil, y estaba tan fascinada con el sabor de Esteban, que a pesar de que estaba chupando todo lo que podía. Sabía que podía con más, aunque sea un poco, así de le permitió hacer presión en su cabeza, y logró sentirlo a punto de llegar a su garganta.

Tan pronto su respiración se cortó, levantó la cabeza en un gemido, y el chico se acerca tomándola de la cara, para verla más de cerca. Sus labios medio hinchados, su mentón lleno de su propia saliva, y respirando de una forma incontrolable. Lo excitan de solo verla.

—... Me podés volver loco si seguís mirándome con esos ojos. —advierte— ¿Nadie más te ha hecho sentir así, o sí? Tan caliente con solo chuparme la pija.

Su voz ronca, y la forma tan en serio en que lo dice, la ponen como nunca, y sin pensárselo, asiente deprisa repetidas veces, aunque la tiene casi sometida de la cara.

—Nadie. —contesta. Y eso hace que una gran sonrisa se pinte en el rostros de Esteban.

Esteban se arrastra un poco hasta quedar sentado sobre el filo del sofá, y rodea la cintura de la chica para levantarla, sentándola sobre sus piernas. Una vez la tiene encima, se saca la camiseta interior que llevaba puesta, y ambos quedan casi completamente desnudos.

La mira unos segundos con atención, y luego se acerca para tomar entre sus labios uno de sus pezones. Ella gime, y lo toma de la nuca para hacer más presión contra su pecho.

Esteban suelta unos sonidos de desesperación y deseo contra su piel. Hermosos, Y restriega su rostro por los pechos de la chica, llevando sus manos a su cadera, para hacerla frotarse contra su entrepierna. Quería sentirla más.

Y aunque todas las ventanas estaban cerradas, y se encontraban pisos arriba. El sonido de un claxon los hace detenerse en seco. Ambos lo reconocen.

Y el corazón de Priscilla comienza a latir tan rápido, que siente todo su cuerpo temblar al instante. Ninguno de los dos es capaz de decir nada durante varios segundos, y en el incomodo silencio de esperar algún comentario, Esteban cae en cuenta de lo que oyeron.

—¿No lo dejaste, verdad?

El rostro de la chica, y su nula respuesta le dicen todo.

Es impresionante como sus sentimientos pueden cambiar tan drásticamente de un segundo a otro. Hasta su erección bajó, y sin entender que era lo sintió al saberlo, la toma de los hombros para alejarla de él. En su pecho se genera una especie de presión que lo hacen sentirse incluso débil, y se alza tomando su camiseta, caminando lejos del sofá, lo más lejos de ella.

Trata de no hacer notar su disgusto, al final se la había estado follando desde hace meses, y ella estaba a punto de tener su primer aniversario. 

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Jejej, no está tan detallado como lo hubiera querido. Pero cualquier duda pregunten jeje 

ONE SHOTS | LSDLNWhere stories live. Discover now