O3. Felipe Otaño

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A petición de mucha gente, esta es la continuación de un capítulo arriba, que si no lo habéis leído, os recomiendo muchísimo, que es igual de bueno. 💗

¡Contenido explícito!


Felipe tiene todo planeado, y se dirige hasta la taza de baño, para sentarse sobre ella, darse palmaditas en los muslos mirándola, y apunto de preguntar con su voz en el punto más grave...

—... ¿No querés venir?

La chica sonríe en un suspiro encantada, esa pregunta le da un escalofrío por todo el cuerpo, acompañado de un cosquilleo por todos lados.

No se siente ni un poco tímida, le excita tanto verlo sentado ahí, esperando por ella con evidentes ganas.

Da un par de pasos hasta estar frente a Felipe, antes de hacer cualquier cosa, este toma su cadera con fuerza, para girarla.

De inmediato siente a su espalda, como las grandes manos de su novio, se dirigen a su cintura, y se muerde los labios algo apenada.

—... Me mató ver cómo bailabas abajo. —confiesa atento. Mirando a detalle la parte trasera del vestido de la chica.

Ese vestido que le encantaba, le gustaba los destellos que salían de el, le gustaba la forma que le daba a su cuerpo, lo corto que era, lo suficiente como para resaltar su muslos. Esos muslos gruesos que lo volvían loco, no se contuvo a apretarlos con fuerza hasta dejar algo enrojecida la piel.

—¿Y qué esperas amor? —cuestiona ella. Usando aquel tono de voz que bien sabe, convence de todo a Felipe.

Pero entre la excitación, y las copas demás, no solo lo convenció, sino que lo volvió loco escucharla preguntárselo así.

Sin más, desliza las manos por debajo de la ropa, hasta encontrarse con la delgada comisura de su ropa interior, la cual baja una vez toca.

—Sentate, ven. —pide. Mejor dicho ordena, guiandola.

Mientras la chica se inclina, Felipe lleva tres de sus dedos cerca de su boca para escupirles, así los desliza sobre la zona íntima de su novia, para humedecer mejor.

Su sorpresa es que no hacía falta, cosa que lo terminó de excitar.

Toma con prisa su miembro desde la base, y con su otra mano la cadera de ella, para sentarla justo dónde tiene que hacerlo.

Cuando la chica se deja caer, y está sentada por completo, tienen una de las mejores sensaciones que el ser humano puede experimentar.

Placer puro.

Estar dentro de ella totalmente, es lo mejor para Felipe, sentirla más apretada de lo normal, y saber que está sobre él, con ese vestido que tanto le gusta, es un deleite.

—... Brincá linda. —anima. Reposando la espalda sobre la pared, para así tener una mejor vista de lo que su novia hace.

Les es inevitable no soltar un jadeo cuando ella sube y baja por primera vez, pues se siente tan bien, que ella incluso tiene que detenerse de sus propias rodillas para poder moverse mejor, y evitar flaquear por tanto placer.

Podía sentir lo grande que es en su totalidad, incluso estando dentro, cada movimiento por mínimo que sea, la hace sentir como si se tratara una fuerte embestida. La chica no deja de gemir ni un solo segundo en cada brinco que daba sobre Felipe. Y le encantaba hacer eso mientras él la miraba, mientras el ve como su miembro desaparece, cada que ella vuelve a sentarse.

El chico nota que luego de un rato le es más difícil mantenerse por si misma.

Así que se alza. Juntando su pecho contra su espalda para detenerla unos segundos, y darle descanso.

ONE SHOTS | LSDLNWhere stories live. Discover now