Día 6. Promesa

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Kyle dormía en el asiento del copiloto de la camioneta, Stan, mientras tanto, iba atento a la carretera. De vez en cuando vigilaba a su amigo de soslayo, el cual respiraba con algo de dificultad debido a la conmoción de hace rato; se quedó dormido después de que tomó sus pastillas para el dolor.

Él no sabía todos los detalles del porqué salieron tan de repente. Kyle lo llamó hace unas horas atrás, pidiéndole de forma urgente que fuera por él hasta su casa y lo llevara al estado vecino, donde se encontraban viviendo sus hijos con su madre y su abuela. Es así que llegó apurado, sin siquiera cambiarse la ropa de la oficina y salieron junto con Awesomo. Conducía las curvas con destreza y casi rebasando el límite de velocidad para salir a las afueras del estado. Ya casi anochecía y el frío de la carretera era tal, que hasta él tiritaba. Lamentablemente la calefacción de su auto no servía.

Por fortuna Kyle y él iban abrigados con chamarras, mas no eran suficientes.

El único ruido que los acompañaba a ambos era el del motor al andar. El robot, detrás de ellos, ubicado en la amplia cajuela interior de la camioneta, no dijo palabra en todo el viaje; aunque sí le sorprendió escuchar que puso la música de su radio personal durante algunos minutos.

Como dijo su mejor amigo, Awesomo actuaba un poco extraño, pero, debía admitir, que esa canción le recordó a algo... o más bien a alguien. Aunque no recordaba muy bien a quién exactamente.

Sin embargo, Kyle entre sueños, volvió a rememorar algo.

***

En el atardecer de ese día, el lago Stark lucía hermoso. Sus aguas cristalinas reflejaban los tonos naranjas, rojos y rosas del sol al ocultarse por el horizonte, cercano a las montañas nevadas; en ondas y pequeños movimientos que, gracias al viento cálido, se mecían de cuando en cuando.

Ese era su último día en South Park. Cartman y él lograron comprar el departamento en la ciudad con los ahorros de sus empleos de medio tiempo (en el caso de Eric) y como becario de abogado, en el caso de Kyle. Ahora, por fin tendrían un lugar donde estar los dos solos, a pesar de que ninguno de sus familiares sabía sobre su relación, ellos planearon todo esto antes de irse.

Cuando entraron a la camioneta, con todas sus pertenencias, iban tomados de la mano, escuchando la playlist personal de Cartman. No fue hasta que salió su icónica canción, su favorita, que algo en el semblante de Eric cambió. Sus ojos avellanos brillaban al ver al pelirrojo y tenía una sonrisa soñadora.

I swear, by the moon and the stars in the sky.

Kyle, ¿algún día te casarías conmigo?

El agarre de su mano se afianzó más en la suya.

Sintió palpitar su pecho, una emoción cálida que jamás experimentó antes, le nació en aquellos instantes en forma de una sonrisa auténtica.

Es una promesa, gordo.

***

El día estaba gris, por las constantes lluvias de la temporada.

Cartman regresó después de tres meses de estar en el extranjero, pero ya no era el mismo y dejaron de tratarse como antes. Las caricias, los besos, los abrazos, las noches de baile y juegos que ambos construyeron en el pasado, desaparecieron, así como así.

Algo ocurrió en ese viaje que lo cambió de manera tan radical y que, ahora, ambos parecían completos extraños. El castaño pasaba la mayoría del tiempo en su teléfono, hablando con Kenny, los inversores, los ingenieros y los científicos; apenas y se daba cuenta de que estaba en casa y de que Kyle estaba a su lado. El departamento ya solo era un lugar de paso y su hogar ya era el taller y las oficinas de esa empresa de tecnología.

AWESOM-O (CARTYLE)Where stories live. Discover now