── Los días soleados hasta el punto de sentirse casi hervido en vida nunca fueron del agrado de Maite hasta que ahí lo conoció a el, un chico más alto que ella y de pelo castaño, le pareció interesante verlo jugar a la pelota y cuando el se acercó p...
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chapter one.
── ¡Mai!, escondeté.──se pudo escuchar desde la planta baja la voz del padre de la menor. La joven quien se asomaba por las escaleras pero no podía ver bien rápidamente corrió a su habitación con la respiración agitada, no sabía que hacer, sus manos temblaban y se mordía las uñas nerviosamente. Tenía miedo por ella pero más por su padre el estaba abajo y se sentía tan culpable por dejarlo solo con aquellas personas que se habían metido sin aviso. La menor decidio calmar sus nervios y salir de su habitación sintiendo un poco de valentía recorrer su cuerpo, pensó que si morían ambos por lo menos morirían juntos, tomó lo primero que vio por si necesitaba golpear a alguien y con cuidado y sin hacer ningún ruido bajo por las escaleras de su hogar, la ventana de su hogar estaba abierta por lo que sentía el viento helado recorrer su cuerpo mientras los sollozos de su padre eran visibles.
──¿Que quieren?, no tengo nada para ustedes, váyanse por favor...──dijo el padre de la menor. Al acercarse un poco más pero ocultándose detrás de la pared, la menor pudo ver a su padre de rodillas y con los ojos vendados, se veía tan indefenso, tan solitario, jamás lo había visto así, le dolía verlo de esa manera.
──Vo' sabe' a que venimo', gil, prometiste dinero, ¿donde esta?. ──el hombre más alto y con un tatuaje en su cuello pateó la espalda del padre de la joven, con temor la chica cerró sus ojos sin querer ver lo que ocurría pero al instante los abrió, el hombre rodeó al mayor para después escupirle, Maite sentía su corazón latiendo con fuerza, odiaba que pisotearan de esa forma a su padre, con fuerza sostuvo el florero apretándolo en sus manos, estaba por salir de su escondite sin importarle que en cualquier momento podía morir. ──¿No quere' decir nada?...──el hombre río con ironía para empujar al padre de la joven con fuerza.──¡No querés decir nada!.──le grito haciendo que la joven rubia diera un pequeño salto, el miedo la tenía paralizada, las armas que ellos tenían en sus manos realmente la asustaban.──...Da, ya me cansaste, hijo de puta. ──el hombre saco su arma apuntándole directamente a la cabeza del mayor.──
──¡No, no!. ──grito la menor saliendo de su escondite, todos voltearon a verla, sin embargo, ninguno le apuntaba, el hombre que le estaba apuntando a su padre ahora la veía fijamente, ella no podía verlo bien, la oscuridad tapaba el rostro del hombre, todo quedó en silencio por un rato hasta que el sonido de la pistola siendo disparada dejó a la menor con un rostro de horror, pudo oir la risa de una mujer para después ver cómo todos se iban corriendo, excepto uno, un hombre al cual tampoco podía ver bien le apuntó con su arma, ahí se dio cuenta, no quería morir, no quería morir de esa manera, el hombre se quedó apuntándole un rato hasta que decidió bajar su arma y huir. En shock la joven cayó al suelo y arrastrándose se acercó al cuerpo ensangrentado de su padre la menor lo abrazo sin importarle toda esa sangre que ahora manchaba su polera, lloraba desconsoladamente por la pérdida de su padre, rápidamente sintió gente acercándose al hogar de los Rodríguez, Maite sentía sus oídos tapados, para ella todo avanzaba lentamente, no podía oir ninguna de las preguntas que sus vecinos hacían y tampoco les hacía caso a la a personas que le pedían que se alejará del cuerpo inerte de su padre, era todo un caos, su vida se iba abajo muy rápido, ¿que iba a hacer?, estaba sola, la desesperación la consumía con total lentitud, era algo que no podía soportar.
