11- EL UNICORNIO DEL RENACIMIENTO.

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Estoy convencida de que cuando leas el capítulo uno te llamará la atención que en la corte crean que los unicornios existen

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Estoy convencida de que cuando leas el capítulo uno te llamará la atención que en la corte crean que los unicornios existen. No es de extrañar, pues en el imaginario colectivo aparecían desde tiempos inmemoriales. Lo único que faltaba era identificarlos con una criatura que existiese en la realidad.

     En el mapa de Escandinavia que publicó Olaus Magnus, este comentaba acerca de la existencia de «un monstruo marino con un gran cuerno en la frente, con el que embiste los navíos que le salen al paso y los hunde. La bondad divina ha querido que sea una bestia tarda y muy lenta, de suerte que los marinos al verla pueden escapar fácilmente».

     Más adelante, en 1593, Cornelius de Jode publicó en Amberes su famoso atlas Speculum orbis terrarum  en el que dibujó sobre los mares cercanos al polo Norte un animal que se asemejaba a un caballo con cola de pez y que tenía un largo cuerno en la frente. De ahí a considerar que era un unicornio solo había un paso.

     Hasta entonces creían que el unicornio era una bestia feroz que vivía en la India. Tenía cuerpo de caballo, cabeza de cabra, cola de león, patas de toro y un largo cuerno le sobresalía de la frente. Los cuernos de unicornio —rinoceronte— circulaban por Europa desde el siglo XII y se vendían a precios prohibitivos porque consideraban que contaban con propiedades mágicas, pues suponían que curaban cualquier enfermedad y que neutralizaban el veneno de las bebidas.

Unicornio de tierra.

     La pregunta que se plantearon en el Renacimiento era: ¿también había unicornios marinos? En el siglo XVI se percataron de que los cuernos de unicornio se hallaban de forma más frecuente en los países de Europa con costas en el Atlántico

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     La pregunta que se plantearon en el Renacimiento era: ¿también había unicornios marinos? En el siglo XVI se percataron de que los cuernos de unicornio se hallaban de forma más frecuente en los países de Europa con costas en el Atlántico. Además, los navegantes veían estos animales en las aguas de América del Norte. El marino inglés Martin Frobisher en el viaje entre Groenlandia y Canadá́ que efectuó en 1577 localizó «un pez muerto, que llevaba sobre su nariz un cuerno recto y enroscado, de 1,80 metros de longitud [...]. Dedujimos que se trataba de un unicornio de mar». Frobisher se trajo consigo el cuerno y se lo regaló a la reina Elizabeth I de Inglaterra. Ella, encantada, lo hizo adornar con joyas.

     ¿Pero de qué animal se trataba? Del narval, un cetáceo emparentado con la beluga. Cuando son adultos los narvales llegan a medir hasta cinco metros de largo y viven en las aguas árticas de Canadá, de Groenlandia y de Rusia, justo las zonas de las que procedían los supuestos cuernos de unicornio que circulaban en la Europa medieval. Los inuit cazaban los narvales y los daneses comercializaban los cuernos.

     El apéndice que les sale de la nariz no es un cuerno, sino un colmillo que ha ido creciendo de modo exagerado y que solo se presenta en los machos adultos. Les garantiza la supervivencia en el Ártico porque tiene funciones sensoriales. Gracias a las conexiones nerviosas detecta los cambios en la temperatura, en la salinidad y en las partículas del agua.

     En épocas posteriores en las que ya no se creía que fuese un unicornio, el colmillo de narval continuó siendo un objeto de deseo y muy valorado. Por ejemplo, el rey Federico III de Dinamarca —1648-1670— se hizo construir un nuevo trono y lo ornamentó con cincuenta pequeñas columnas elaboradas con trozos de colmillo de narval. Hoy en día lo puedes ver en el castillo de Rosenborg, en Copenhague.

     El polvo de colmillo de narval estuvo incluido en las farmacopeas europeas hasta bien entrado el siglo XVIII. Lo consideraban un remedio infalible para curar dolencias y depresiones.

Unicornio de mar.

Unicornio de mar

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Si deseas profundizar más puedes leer:

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Si deseas profundizar más puedes leer:

📚El narval, unicornio marino del Renacimiento, artículo escrito por Jordi Canal-Soler para National Geographic Historia, actualizado a 25 de agosto de 2020.


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LA ESPÍA DEL REY. Amor y traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora