Capítulo 54 ♪

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Repetimos las mismas escenas toda la semana. Si bien la que la hace de mi esposa me llenó de besos la mandíbula, tuve que tolerar las escenas de Cecilia con el que la hace de Mitch, porque debería haber algo entre ellos.

Además, estaba la escena del chiquillo cobrador, al que Blanche besaba, pero Cecilia le dio un beso en la mejilla.

Fuera de eso, si bien daba todo de sí en cada diálogo y acto, una vez que la profesora sonaba el silbato, Cecilia se desentendía de cualquiera de ellos.

No estaba al pendiente de si le prestaban atención o intentaba conversar con ninguno. Los descansos los pasaba con Serena.

En serio parecía que le importaba la obra.

El viernes, pedí permiso para salir antes del ensayo y Serena salió detrás de mí, pero no la vi hasta que me gritó.

—Tuvimos un descanso de quince minutos —indiqué a por qué esperó a que tuviera que irme para venir a decirme algo.

—No quería que Cecilia me viera hablar contigo —se cruzó de brazos.

—Pues entonces no deberías hablar conmigo.

Rodeó los ojos.

—Oye, tienes que poner de tu parte. Perdón, pero nosotras, incluyendo a Ámbar, nos preparamos para que fueras tú la que le rompiera el corazón a Cecilia. No nos culpes si no sabemos qué hacer —siento que me está regañando.

—Pueden ayudar haciendo nada. No se metan.

—Alizée... —guardó silencio y gruñó para sus adentros—. Cecilia me lo contó todo y creo que deberías darle el beneficio de la duda.

—¿Darle...? —esta vez yo me callé—. Ya. Lo que tú y Ámbar no entienden, es que no importa si tuvo o no un motivo. Es lo que me dijo y la manera en que me dejó.

Su expresión de fastidio se desvaneció.

—Ella dijo algo sobre eso...

—Y supongo que sabes todo lo que pasó entre nosotras —Asintió—. No espero que me entiendas, ni Ámbar, espero que no se metan en mis cosas. Si quieres solucionar la vida de Cecilia está bien, pero no te metas en la mía.

Al ya no decirme nada, volví a mi camino.

Me empieza a frustrar que me hablen como si hubiera sido yo la que le hizo algo.

Ya sé que soy yo la que no la quiere escuchar, pero no puedo actuar como si todo estuviera bien. Básicamente, me estaría insultando a mí misma.

En mi casa, esta vez estaba cocinando Alejandro y entré a ver si le faltaba mucho porque me muero de hambre.

—¿Cómo te fue en el ensayo? —preguntó. Tomé asiento al otro lado de la barra y recargué los codos sobre la mesa.

—Me fue —respondí que ni bien ni mal.

—¿Cómo vas con Cecilia como...?, ¿cómo se llama?

—Blanche... DuBois.

Alzó la cabeza.

—¿Cómo vas?

—Pues voy —contesté igual que hace un momento—. Es difícil. Ella me coquetea.

Blanche en sí intenta provocar a Stanley por puro capricho.

Alejandro se echó a reír.

—¿Hay beso?

—... Hay más que eso.

—¿Hay sexo? —bajó el tono, dramatizando.

—Algo así.

Miss. Delincuente | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now