El Maestro Sonu miro a Adrián, sabía que era un chico de una ciudad alejada, incluso la secta de cultivadores más cercana estaba a miles de kilómetros.
Las personas en estos lugares, sobrevivían mediante la obtención de libros de cultivo dejado por las sectas que fueron destruidas en el pasado, como en este lugar la energía espiritual escaseaba, lo máximo que alguien podía alcanzar era el nivel octavo o decimo de la condensación del Qi.
Sin embargo, las maldiciones eran diferentes, nadie sabía de qué se alimentaban, pero el paso del tiempo los hacia más fuertes, tanto que incluso había algunas que eran realmente problemáticas para los humanos y todas las razas en general.
Pero al ver que su discípulo tenía una pregunta, decidió responderla con una sonrisa.
"Esto sucedió hace más de cien mil años, cuando el Rostro del Demonio apareció en el cielo, no hablo, tampoco abrió sus ojos, simplemente empezó a destruir toda la vida. De esa destrucción y muerte, poco a poco empezaron a nacer los seres conocidos como maldiciones, cada vez que el rostro del Demonio se despertaba, provocaba que todo muriera. Sin embargo, ante tal evento nuestros Soberanos, Reyes y Emperador se unieron en una cruzada para tratar de eliminar el Rostro del Demonio fue la primera vez que toda la humanidad se unía por una sola causa, bajo una sola bandera, pero, pesar de la feroz guerra, terminamos perdiendo" – La expresión del Maestro Sonu se puso solemne al recordar a todos los grandes nombres que la humanidad perdió en esa guerra.
"¿Por qué perdimos?" – Pregunto Adrián, en ninguna parte de los libros que había leído tenía información de tal evento.
"Cansados de nuestro dominio, las diferentes razas reunieron sus fuerzas en una sola e iniciaron un ataque hacia toda nuestra raza Humana, en ese tiempo nos habíamos vuelto arrogantes, por lo cual terminamos perdiendo lucha tras lucha, hasta llegar a la tierra de nuestro Emperador, el Emperador Destino Mundial, pero incluso con la fuerza del Emperador Destino Mundial y sus millones de tropas, gran parte de nuestros dominios sufrieron una derrota aplastante, no solo fueron las razas quienes se aliaron, también bestias, Demonios y Diablos antiguos se despertaron y atacaron en conjunto, realmente fue muy devastadora" – Cuando el Maestro Sonu hablaba, era como si se pudiera ver sus recuerdos, unos recuerdos de una guerra la cual aplasto todas las regiones de la Raza Humana.
Sin embargo, parecía no estar triste, su voz se alzó recordando esas historias.
"¡Pero a pesar de esa derrota, la raza humana nunca se rindió, incluso cuando nuestro Soberanos y Reyes cayeron uno tras otro! ¡La humanidad siempre se ha levantado! ¡Nunca lo olviden discípulos míos...somos humanos!" – Cuando la voz del Maestro Sonu se alzó, el cielo se abrió, partiéndose para revelar en el horizonte un sol el cual parecía caer para dar paso a la noche.
Una briza de viento paso por el rostro de Adrián. Y como si fuera parte del contemple del cielo, de pronto el cielo empezó a dibujar varios cuerpos, cada uno portaba una armadura resplandeciente, acompañado de un arma diferente, las cuales parecían que podían acabar con toda la vida sobre el mundo. Sin embargo, todos esos cuerpos no tenían rostros.
Cuando el Maestro Sonu los vio, los señalo.
"¡La raza humana ha sobrevivido porque nos mantenemos unidos! ¡Nunca olvidemos que somos cultivadores que vamos en contra del cielo, vamos en contra de todas las razas, vamos en contra de los dioses y los Demonios!"
El Maestro Sonu parecía muy emocionado cuando miro a todas esas figuras, Adrián podía sentir una enorme aura proviniendo de cada uno, esas auras parecían que se estaban dirigiendo hacia un lugar en específico.
El Arma de cada uno de ellos estaba apuntando hacia el cielo hacia un punto que Adrián conocía bien, eso era hacia el Rostro del Demonio.
"Antes me preguntaste, que, si podía hacerte tan fuerte como para matar a ese Demonio, no puedo prometerte que podrás logarlo...pero..." – El Maestro Sonu miro a todas esas grandes figuras, se detuvo un rato, mientras de pronto su figura también apareció frente a todos esos heroicos guerreros.
Esto hizo que Adrián y Bai Guoer se asombraran.
"¡Mientras esté vivo! ¡Te prometo que haré todo lo posible para cumplir tu sueño!" – Su voz resonó fuerte en los oídos de Adrián, pudiendo sentir que era una promesa la cual se quedaría guardada en su alma, algo que solo se podría decir a un discípulo.
Cuando Adrián escucho el relato del Maestro Sonu empezó a comprender varias cosas, y entender un poco más el mundo donde vivía, realmente, nunca espero que la humanidad tuviera tal historia, realmente no lograba comprender la magnitud que debían haber sido tales batallas.
Después de dar esa charla a sus discípulos, el Maestro Sonu hizo que todo volviera a la normalidad. Solo fue una brizna provocada por su fuerza, la cual mostro un cambio en todo el cielo.
El Maestro Sonu se sentía satisfecho contándoles un poco del pasado.
Aunque por ahora el futuro parecía sombrío.
Sin embargo, parte del relato del Maestro Sonu, se había quedado grabado una parte muy importante en la cabeza de Adrián, y eso fue el nacimiento de las maldiciones.
"Si el Rostro del Demonio los creo, ¿Por qué las maldiciones siguen mis ordenes? – Adrián se preguntó a sí mismo, sabía que la máscara tenía habilidades que no conocía, pero todo estaba aún envuelto en una niebla de misterio que tenía que resolver.
Después de que el Maestro Sonu les conto tal historia los llevo a sus cuartos personales dentro del barco, realmente el viaje que hacían, era uno largo, les tomaría varios meses llegar a la Santa Iglesia de Motzu, incluso a la máxima velocidad.
Adrián entendió por lo cual no quería desperdiciar el tiempo, por lo cual se puso a estudiar aún más las notas del Señor Píldora.
Quería convertirse en un alquimista de alto nivel.
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UN ETERNO FINAL
SpiritualUn final para los moribundos, un final para los reyes, un final para los soberanos, un final para la humanidad, un final para la paz. Todo se enfrenta, inevitablemente, a su fin. Solo el tiempo tiene el poder de preservar lo que ha sido y lo que ser...