𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

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Jungwon despertó con un pequeño pitido de su reloj como estaba programado. Temía despertar a Jay, así que lo apagó de golpe. Él solo se removió un poco y dio un suspiro, para volver a su tranquila y armónica respiración. Jungwon respiró aliviado, no tenía otra forma de hacerlo, le quedaba ser cobarde solamente. Muy cobarde.

Se vistió rápidamente, y sacó un sobre de su bolso, solo decía "Jay". Estaba tratando de aguantar y no llorar, o lanzarse a los protectores brazos de su novio y llorar, pedirle que lo secuestrara, lejos de ahí, o cualquier cosa, menos dejarlo.

Dejó el sobre, y miró a su novio. Estaba con la manta hasta la cintura, dejando su pecho descubierto. Sus cabellos caían rebeldes por su frente, sus labios estaban entreabiertos, y sus mejillas levemente sonrojadas.

Respiraba tranquilo, totalmente ajeno a lo que pasaba a su alrededor, viviendo sus sueños, sin tener absoluta conciencia de lo que descubriría en un par de horas.
Jungwon se inclinó y besó la frente de Jay, cerrando los ojos. Luego besó sus labios, él se movió pero no despertó. Entonces salió sigilosamente.

Cerró la puerta de la casa de Jay, lo miró y las lágrimas no tardaron en salir.

Corrió al garaje de su casa, lo abrió con cuidado, esperando el taxi que pronto llegaría para llevarlo al aeropuerto. Todo estaba listo. Sacó su maleta, mientras miraba Corea con pena e impotencia. El taxi llegó rápidamente, puso el equipaje en el maletero, y subió.

—Al aeropuerto, por favor.

 Jay despertó perezosamente, e inmediatamente estiró el brazo para asegurarse que su novio seguía allí

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Jay despertó perezosamente, e inmediatamente estiró el brazo para asegurarse que su novio seguía allí. Pero no estaba. Abrió los ojos y pestañeó fuertemente. Suspiró, quizás tenía cosas que hacer.

Fue a ducharse, miró la hora y encontró obvio que Jungwon no estaría durmiendo hasta las dos de la tarde. Le dolía la cabeza, maldita resaca. El agua tibia lo relajó, fue a vestirse y a buscar alguna píldora para el maldito dolor de cabeza.

—Hola mamá —dijo besándole la mejilla a su madre —¿Viste a Jungwon?

—Al parecer se fue temprano, no lo vi —dijo AhYoung despreocupada —Está el almuerzo, flojo. Así que podrás tener tu dosis de almuerzayuno. —ambos rieron. Yunho llegó con una sonrisa, mientras se sentaba a la mesa.

—Tienes un rostro de resaca que hasta un niño pequeño se percataría de cuanto tomaste —rieron.

—Se me pasó la mano, bailando, ya sabes —musito Jay.

—Bebiendo diría yo, no culpes al baile —dijo su madre con una gentil sonrisa. Jay se rió.

—Fue el ambiente —dijo Jay. Sus padres rieron, negando con la cabeza. Jay les dio una sonrisa divertida.

Su madre puso los platos en la mesa, y comenzaron a comer. Entonces, sonó el teléfono de Jay. Se disculpó un momento, y contestó.

—¿Hola?

𝐔𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐑𝐅𝐀𝐂𝐄 ꩜ 𝐉𝐀𝐘𝐖𝐎𝐍 ᰔᩚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora