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Se estaba enamorando de él…

Gia se sumergió en la bañera y mantuvo la respiración durante un rato. 

No. No se estaba enamorando de él; ya lo estaba y dolía…

Sacó la cabeza y luego pasó los dedos por el pelo. La había obligado a cenar como si tuviera doce años para luego ordenarla que se bañara.

—Ataques de pánico…—susurró.

Jamás lo había visto tan agotado y por la manera de llevar el asunto no era la primera vez que le pasaba. Se preguntó cuántas veces había experimentado esa presión… Sin embargo, ni siquiera así, se desprendía de aquella fuerza que lo acompañaba; tan solo lo dejaba amodorrado, sensible… Expuesto al afecto sin recelos…

Taehyung entró en el baño y ella lo observó.  Se había puesto un pantalón de pijama azul marino flojo y observaba atentamente su pecho delante del espejo. Lo vio mirarla de reojo y ella disimuló.

—Señor, ¿puedo dormir con usted?

Taehyung se acercó a la bañera y quitó el tapón.

—Vístete. Tenemos que irnos.

—Pero son las doce de la noche, señor. Ya he cenado y…

Taehyung le dirigió una mirada fulminante.

Gia se aclaró el pelo y salió como un volador. Se enrolló la toalla al cuerpo y salió disparada a cambiarse.

(***)

La habitación parecía más grande y ostentosa. El vasto escritorio de madera maciza albergaba dos pilas de papeles y cinco cajas de cartón. Tres hombres se peleaban con toda aquella documentación y, cuando Gia y Taehyung entraron en la sala, saludaron y siguieron con su trabajo. Namjoon entró unos segundos después que ellos y se fue directo al armario, se quitó la chaqueta de punto, el jersey y la camiseta interior y se puso un jersey de cuello de cisne muy fino y unos pantalones vaqueros.

Un hombre de pelo blanco por los hombros, con los ojos rasgados como un gato se deslizó muy despacio sobre la alfombra y se inclinó sobre él entregándole un papel doblado por la mitad.

Se dio la vuelta para observar por un segundo a Taehyung y torció la boca al leer el papelito.

—¿Está vigilado?

Namjoon se cruzó de brazos y movió la cabeza lentamente.

—Las veinticuatro horas del día.

Namjoon caminó hacia Gia y se puso muy cerca de su cara. Taehyung alzó las cejas, puso una mueca y lo observó atentamente.

—Masoca…—susurró Namjoon cerca de su boca. Gia intentó dar un paso hacia atrás para apearse a Taehyung, que estaba detrás de ella, pero Namjoon la tomó del cuello—Conoces a Romano. Dime que está cagado de miedo y que no puede dormir, ni comer. Dime que está a punto de perder la cabeza porque sabe que voy a por él… Dímelo…—murmuró con rabia.

Gia abrió mucho los ojos y asintió. Claro que lo conocía y estaba segura dónde podría estar.

Taehyung carraspeó y miró a Namjoon con ojos de águila.

—¿Qué sabes de él?

—Parece ser que trató de darnos un susto y se le fue de las manos. El sicario que contrató para ello tomó sus propias decisiones. Era un tipo mediocre…—Namjoon le quitó un mechón de pelo de la cara de Gia y se lo colocó detrás de la oreja.

Se acercó aún más al rostro de porcelana de ella y tensó las mandíbulas.

—Habla, masoca. ¿Qué sabes de su familia?

OBEDECE [KTH+18]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant