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Apoyó las manos en la mesa y cerró los ojos con fuerza. Estaba a punto de hiperventilar.

–¡Espera, espera, espera! –imploró Jungkook.

Jimin puso los ojos en blanco y se apartó con la jeringuilla.

–Un momento… Lo llevo fatal. Déjame un segundo…

La imagen era de lo más cómica. Jungkook estaba de pie frente a la mesa de su despacho con las manos apoyadas en la encimera, el pantalón bajado y el culo en pompa.

–Es una puta inyección, Jeon. Y te toca. No quisiste ponértela en casa y prometiste no montar un jodido show otra vez…

–¡Es que me pone muy nervioso!

–No seas marica.

Al decir esto, Jungkook torció la cabeza y ladeó la cadera con la boca en una mueca. Jimin se desesperó.

–Tienes dos opciones; o te la pongo ahora sobre la marcha o te ato a la puta mesa y te la pongo igual. Así que…

Jimin soltó un gemido de desesperación.

–¡Bien! Estoy sudando de los nervios…bien. Déjame respirar un poco y así me…

Jimin estaba a punto de pincharlo, cuando se abrió la puerta. Los dos levantaron la cabeza y observaron a un tipo de traje y corbata. El hombre avanzó un par de pasos, los miró con cara de susto y se volvió muy despacio y salió en absoluto silencio.

–¿Ese quién era? –preguntó Jimin clavándole la aguja en el culo, aprovechando que estaba despistado.

–¡Hijo de …! Se debió de equivocar de despacho. ¡Mierda!…Quiero asesinarte…Lenta y agónicamente. 

–El drama te sienta bien.

Marc llamó a la puerta y asomó la cabeza antes de entrar. Jungkook se había quedado medio tumbado sobre la mesa boca abajo con el culo al aire. Se sopló un mechón de pelo.

–¿Qué?

–Señor, el detective que contrató, está a fuera con la información que le pidió. ¿Le digo que pase? Le había indicado dónde estaba su despacho, pero parece que no lo encontró.

–¿Un tipo moreno de corbata?

–Si.

Se incorporó, se subió los pantalones y se apoyó en el canto de la mesa.

–Que entre.

El hombre se sentó en la silla confidente y los miró de reojo. Jungkook giró el sillón y sonrió apoyando los codos en la mesa mientras entrelazaba los dedos de las manos.

–¿Y bien?

–Perdone por entrar antes… e interrumpir su…

–Le estaba poniendo una inyección –soltó Jimin desde el sofá.

–Oh. Ah… Esto…–Le entregó un sobre a Jungkook y se acomodó–. Bien. Ahí tiene los datos que me pidió. Si necesita algo más no dude en avisarme.

–Veloz como un rayo…—dijo Jeon.

–Para eso me paga, señor. Ayer cuando me llamó de madrugada pensé que me llevaría más tiempo, pero ha sido toda una sorpresa.

Desvió la vista hacia Jimin y este se pasó la piruleta de un lado a otro. Sacó la lengua y jugueteó con el caramelo. El hombre apartó la mirada violentamente y se levantó.

–Bien. Sí es todo lo que necesita de mí…

–Ten el móvil a mano por si preciso algo más.

Él asintió, hizo una leve reverencia, saludó a Jimin con un gesto de cabeza y se fue.

OBEDECE [KTH+18]Where stories live. Discover now