Polémico

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~Narrador POV~

El restaurante estaba situado en uno de los barrios más sofisticados de El Cairo y tenía un movimiento reducido a la mitad.
Los que cenaban miraban discretamente a los vidrios que daba a las calles de entorno del lugar, curiosamente intrigados al ver bajar de los Corvettes a todos los guardias vestidos de negro desde la cabeza a los pies.
Hadd se acercó al Land Rover en que Lauren y Ursel estaban y abrió la puerta con la expresión cuidadosamente serena.
La historiadora le agradeció con un asentimiento de cabeza cuando le vio ceder su mano para que bajase, algo que notablemente la sorprendió en el acto, pero no dijo nada y apenas rodeó el coche para encontrarse con Ursel del otro lado, que fue ayudada por otro guardia.
Normani y Akil con sus otros cubiertos, entraron al lado de Karila en el restaurante, con sus ojos ya rastreando cualquier indicio sospechoso, pero todo estaba en paz, lo que hizo darle espacio a la mujer que esperó por sus invitadas para caminar por el restaurante, saliendo de la comodidad de un lugar cerrado, a la mesa destinada a ellas en un lugar abierto al cielo del río Nilo.
-Nosotros estaremos al fondo con ellas-.
Normani le advirtió a Hadd, caminando al lado de Akil detrás del grupo de mujeres, y la difusión en cada extremo del lugar cubierto solamente para tiendas de campaña donde vivían cómodos sofás, decoradas con rojo en cuatro almohadas Shisha alineados correctamente alrededor de la pequeña mesa en el centro.
Lauren ayudó a Ursel para subir los tres escalones iluminados y alojarse en uno de los sofás, mirando al fondo intrigada con la decoración local, árabe, fácilmente aceptado su fascinación por el amor a todo lo que representa la diversidad.
Todo...
En el sofá, al lado del pequeño muro que las separaba de la brisa directa del Río, tenían tres vasos de aspecto resistente en tono negro, quemando piedras e iluminando el ambiente que tendía al misterio de la luz de las velas.
Karila simplemente se sentó muy bien junto a Christine que la miraba ansiosamente con las mejillas rojas de la vergüenza repentina reflejada en su expresión con las arrugas a plena luz, pero Karila no le prestó atención desde el inicio a la mujer, naturalmente, cruzó las piernas, mostrando indirectamente las bombas negras debajo de los tejidos que no pasó desapercibido por la mirada minuciosa de Lauren.
Tenía una postura rígida y silenciosa, sus ojos nunca se cruzaban, apenas miraban otro lugar que no fuera a sí mismas.
Alineando su postura ella miró a las mujeres evitando a Lauren y entendieron que ella quería hablar algo antes de que el camarero llegara a su mesa para anotar sus pedidos.
-No si saben de la gran dificultad de ser una mujer aquí en Egipto, pero siempre celebro esta fecha cada año porque considero de manera estrechamente especial exaltar la fuerza femenina que siempre ha sido representada en mi vida, pero el sexo es un error muy débil que la sociedad que me rodea dispone.
Pueden pensar que es una locura que me haya desplazado de casa hasta aquí con ustedes en lugar de pedir que mis chicas hagan una comida para todas, pero es sobre mis principios y hoy ninguna de ellas trabajan porque se están dedicando a mismas como yo siempre deseo que lo hagan en estas fechas especiales. Aprovechemos bien esta noche que es especialmente nuestra-.
La princesa deseó con toda su personalidad articulada para expresarse, recibiendo de sus invitadas breves acentos respetuosos de cabeza. Para Lauren fue refrescante escuchar un hermoso pensamiento de esa manera, intrigante y fascinante en tantas escalas, que se regocijaba en no perder la esencia de lo que era ser una mujer y lo que significaba para ella en tantos matices, no hay diferencia que no podía estar más orgullosa de ella.
Ursel era tan curiosa y se sentía tan feliz en aquel país, que se inclinó para hablar con Lauren al pie del oído.
-Es un gran mujer, cualquier cosa te hace sentir orgullosa de quien es-.
Susurró haciendo aparecer una sonrisa en Lauren, sus ojos esmeraldas se centraron en Karila sin darse cuenta, hablando en árabe con el camarero, pidiéndole sugerencias.
-Lo es-.
Lauren dijo brevemente.
Ursel sonrió aún más si eso era
posible.
-Las mujeres que trabajan para ella siempre reciben más que los hombres a tener la esperanza de vida inferior a ellos en ese país, los salarios también son fijos, pero las mujeres en particular, recibir subsidios por el riesgo de estar tan expuestas...
Claro están los guardias que cobran bien por arriesgar sus vidas y yo no dudo que sean los mejores bonificados, pero
¿Te acuerdas de la morena que trabajaba para ella?
Puedo arriesgar todo lo que sea, que ella recibía el mayor salario de la casa por, además de ser mujer, ser su guardia personal con cargo de riesgos, esa mujer aquí es visionaria Lauren, ella es increíble-.
Ursel tan rápido que no respiró hasta el momento de callarse, no queriendo llamar la atención de Karila.
Lauren frunció el ceño ligeramente, sintiendo una extraña sensación orgullosa golpear su mente, su cuerpo incluso se movió al observar a la princesa tocar una copa de vino con gracia.
-Esto es algo muy especial...-.
Susurró Ursel como una niña histérica al hablar sobre su ídolo con otra persona.
-Lauren, sólo he visto uno de esos casos en el Reino Unido, donde la Reina de Inglaterra paga a las mujeres 10% más que los hombres, y aquí la princesa no impone límites, pueden recibir hasta el doble de acuerdo a su esfuerzo y riesgo, nadie salió perdiendo con los valores fijos, pero las mujeres tienen en bonificaciones mucho más grandes-.
Ursel le dio un guiño a Lauren que sentía ese impulso nuevo para bucear en esas traducciones de inmediato a entender más acerca sobre lo que la princesa decía allí mismo.
-¿Vino?-.
Christine le ofreció a Lauren mientras miraba la botella y vio que era exactamente el mismo vino que había tomado en presencia de Karila, que ahora parecía no sólo estar interesada en ver lo que estaba ocurriendo, sino muy enfocada con los ojos marrones en la postura indecisa de Lauren que no quería beberlo pero sabía que tenía serios problemas.
-Oh, sí, pero creo que voy al baño a retocar mi maquillaje-.
Habló rápidamente, sus ojos buscando su camino alrededor, en busca de Normani.
Karila se recostó profundamente inquieta en su lugar, mirando a la historiadora levantarse, alinear su ropa y salir en pasos seguros con el auxilio de uno de los camareros del lugar.
"Retocar el maquillaje...
Si, claro..."
Sus pensamientos irónicos la asecharon, que hizo la princesa levantaría su voz y agitó a Akil que llegó rápidamente, dejando a Normani indecisa sobre ir con Lauren o seguir cuidando del grupo de mujeres.
Karila lo hacía al propósito.
El hombre se inclinó al lado del sofá, donde Karila le hablaba cerca de su oído para que no se dieran cuenta de su plan, era demasiado emocionante.
-Infórmale a tu hermana que la quiero exactamente dónde se encuentra, sin moverse ni un centímetro, porque es lo que me da seguridad en lo que hago-.
Habló bajo, con autoridad.
-Sí, alteza.
¿Algo más?-.
Preguntó amablemente.
-No, vuelve a tu lugar-.
Decretó sin más detalle, sonriendo al percibir la mirada de Ursel en ella, levantando la copa con gracia en un saludo al meter la taza debajo del pañuelo suelto en su rostro.
Akil se acercó a Normani dándole las órdenes y la morena apenas asintió.
Sea lo que sea, estoy trabajando...
Lauren lo entenderá.
La desesperación realmente no la haría entender, estaba agitada dentro del baño femenino mirando al espejo con una gran indecisió.
¿Cómo iba a beber aquello si la haría quedar como una pervertida delante de todas las mujeres que trabajaban con ella?
Además,
¿Cómo iba a mentir diciendo que no bebía?
La mujer ya había compartido de esa bebida con ella.
Deseaba que Normani simplemente apareciera, pero sabía que aquello sería imposible, entonces respiró hondo después de minutos de un brote personal y realineó su postura, saliendo seriamente del baño y volviendo a caminar hacia donde estaban en el fondo del restaurante, al aire libre.
Normani la observó caminar rígidamente hacia el lugar nuevamente, sentándose y fingiendo una sonrisa de escarnio contrariado que mostraba que no estaba contenta con la situación.
Tomó la copa en sus manos y se la llevó a la boca, mojando sólo los labios y fingiendo tragar con ganas, teniendo en sí la mirada de Karila que luego se desvió, enfocada en otra cosa que no fuera su desgracia ajena.
Lauren sentía como si ella la mirara debocando su posición, como si supiera todo y un poco de cada persona de aquella rueda de mujeres allí.
En el caso de la princesa, simplemente giró el contenido de la copa en el lateral de cemento que las separaba y vio con pesar a Normani que observaba la escena junto a Akil, que no hablaron al ver a la historiadora discretamente vaciar la copa detrás del sofá y fingir que bebía con un placer casi innegable.
Los restos del vino en la punta de su lengua la hizo temblar ligeramente con la posibilidad de que llegara abajo.
-Estamos muy contentos de saber que irá en la excursión con nosotros a El Kab, alteza-.
Ursel intentó tener una conversación con Karila de manera animada.
Las otras mujeres se anticiparon en concordar, apreciando casi derretidas el vino que tenían en sus copas mientras Lauren tragaba de manera silenciosa, totalmente desconectada de aquella conversación.
Karila se movió para colocar la copa sobre la mesa.
-Quiero mantener un ojo cerca en lo que hacen.
Es un placer-.
Simplemente dijo, desviando su mirada hacia el fuego ardiendo en las piedras adecuadas e iluminando más el medio ambiente, sus pensamientos fluyeron un poco lejos de.
Si había algo sucediendo en sí con una certeza irremediable, era un poco la incomodidad con algunas sensaciones que no eran típicas suyas, causadas por disparos que ella detestaba, y por eso descontaba en la pobre sentada frente a ella.
Ursel se envolvía en asuntos conspiratorios con Christine, prometieron no hablar de trabajo, pero ese asunto siempre volvía a la superficie porque sabían que no tenían intimación suficiente para hablar de la vida personal de la princesa.
-Christine-.
La voz baja de Lauren se oyó a través de la conversación que tenían sus otras amigas después del segunda llamado.
-¿Si?-.
-¿Podemos cambiar de lugares?-.
Preguntó suavemente, colocando la taza vacía sobre la mesa.
No fue nada malo para la mujer aceptar aquello, pues no había ninguna de ellas que no se intimidara a la princesa de Karila, que a su vez al oír lo que Lauren pidió se inquietó esquivando la mirada, la expresión no era nada buena debajo de sus paños.
-Alteza...-.
Lauren la llamó en voz baja, la mujer tragó lentamente al tener una sensación tan fuerte de irritación que le corrompía el girar la cara para mirar a aquella historiadora de cerca.
-¿Hay algún problema?-.
Preguntó.
Lauren negó, incluso sabiendo que habría un problema lo iba a ignorar porque necesitaba eso.
-Ursel me contó que un diario estadounidense necesitaba un historiador para firmar como jefe de expedición sobre su historia publicada-.
Lauren comentó casualmente, desde temprano quería hablar de aquello, y viendo que la mujer no se abría a hablar con nadie, decidió intentar a su suerte aquella noche.
Sus ojos verdes bien demarcados eran impresionantes a quien la observara con atención, resplandeciente con una postura seductora cuando ella solo se limitaba a apretar los labios rojos con voluntad.
-Sí, es verdad, pero hasta el momento se negó a firmar por el miedo-.
Karila comentó molesta, no cambiaría una posición visible y sumisa de incomodidad, pero le dio una mirada de la huelga de escalonamiento a esa mujer.
-He oído que está temiendo por su vida...-.
Dijo Lauren.
-Inteligente son ellos de no invertir en propuestas que los tengan en la mira-.
Ironizó, aun sabiendo que era una posición frustrante cuando finalmente tendrían el primer paso que estaba siendo impedido por aquel obstáculo.
Lauren sabía bien cómo era y no cambiaría para agradar.
-Ya estoy lo suficientemente capacitada, quiero firmar-.
Habló en serio, sorprendiendo a Karila lo suficiente como para mirarla directamente a los ojos y sin decir nada sintió ondas extraños siniestras y el aura dominante procedentes de esa mujer tan valiente y loca.
-Estarás apretando el gatillo de tu suicidio-.
Le dijo a Lauren de manera escéptica.
La historiadora era irreductible.
-No me iré de esta vida al menos que haga algo que me haga ser un poco recordada después de la muerte, no voy a morir como una cualquiera-.
Comentó en voz baja para que sólo la princesa oyera, aunque la conexión de las miradas dirigidas fuera irrompibles en aquel momento.
Estaba fascinada por aquella princesa arrogante, era un hecho que podía por años sobre su belleza.
Lo imposible le fascina.
-Eres una mujer muy presuntuosa,
Srta. Jauregui-.
Karila la reprendió bajito.
A Lauren no le importaba.
-Eso no es alteza, sólo que su cabeza vale millones...-.
-¿Y está entrando en la disputa para tenerla?-.
La princesa ironizó haciendo que Lauren negara, su expresión era pura idealización.
Ella quería tener esos sueños extraños y paralelos, al menos para demostrar a su inconsciente que incluso las cosas más irreales podían suceder, pero sabía bien que ese no era el caso.
-Escogí a estar a la mano, no puedo ser una gran guardia y ni tendré las capacidades físicas, pero vi una foto donde estabas con tu marido y nunca he visto nada tan hermoso-.
Fue honesta, sus ojos esmeraldas brillaron en la honestidad haciendo que la princesa dejara de reír irónicamente bajo las sábanas e intensificara su mirada irracional que sentía en el pecho al oír el nombre de Hamid.
-Quiero ayudar de alguna manera, tal vez eso es un buen propósito para mi vida.
No te avise que quiero firmar, déjame juntarme con el presidente casualmente, déjame oír su propuesta, él debe querer profundamente que te engañe y me infiltre...
Deja que acepte antes de que él la mate-.
Lauren propuso de manera fervorosa.
Normani las vio charlando, y sólo ella parecía centrada en lo importante, cómo la mano derecha de Lauren se apoyaba en el respaldo del sofá detrás Karila para que nadie viera algo anormal, pero alguien como Normani sabía de las intenciones y sentimientos de la historiadora por la princesa y podía percibir el magnetismo imperceptible.
-Eres una suicida, mujer...
Deberías haber seguido los consejos de tu madre-.
Karila reprimió.
Lauren quiso ponerse como cebo, pero nada le importaba tanto a ella como ese comentario, que la hizo sonreír sin darse cuenta de señalar que la princesa recordó la conversación que tuvieron en la terraza, desde el momento en que ella le dijo a su madre, dijo aud debía ser sanadora de exposiciones y no una historiadora aventurera.
Era importante para ella que lo recordara.
-En algún momento su recinto se cerrará, es mejor saber de una vez por todas lo que el hombre quiere de mí, si él te va a matar de todas formas, es decir...
Déjame supongo que estoy de tu lado-.
Lauren preguntó convencida de sus deseos, sabía que era un gran problema, pero no le importaba.
Si tenía días contados, por lo menos murió siendo útil.
No creía en los buenos y los malos, porque sabía que Karila no es ninguna flor delicada, pero si había una convicción en sí, era que la mujer no era más que un poco mejor que los demás y de cerca era su villano favorito en el juego.
Karila se perdió en una larga mirada con ella, pero luego la desvió sin decir algo de inmediato, sabía que necesitaba esa información, y sabía más que era una locura usar a aquella mujer de cebo, pero no podía evitarlo...
Sólo estaba silenciosamente agradecida que alguien fuese lo suficientemente valiente para golpear su pecho y decir que tomara las responsabilidades que no eran suyas.
En 36 años de su vida, pocas personas se habían posicionado frente a ella tomando el principio de que ser perseguidos al acercarse a una mujer como ella.
Podría contarlos con los dedos, que sólo la hacían sentir más molesta sobre la historiadora, no sabía lo que estaba tratando de hacer...
No lo sabía con toda la rabia que lidiaba.
-Soy mala contigo y todavía insistes en ayudarme...
¿Tal vez no es tu falta de amor propio?-.
Karila sugirió intrigada por los matices que escaecían dentro de sí mismos inexplicablemente.
-No soy mujer de devolver en la misma moneda, alteza-.
Lauren se encogió de hombros.
Karila cerró su mirada, bajando sus ojos por la nariz arrebatada hasta la boca roja en una vagarosidad inconsciente.
Una vergüenza.
Se movió de su lugar, levantándose y saliendo con ayuda de Normani hacia el baño.
Lauren no entendía lo que hacía tan mal para que la mujer la dejara sola, pero se sentó de nuevo en su lugar, perdiendo su mirada en los guantes de pie junto a ella, había tirado el vino e incluso se olvidó de reemplazarlo.
Tocó el tejido delicado con el pulgar sobre los relieves de oro, y lo soltó desviando la mirada en la conversación animada de sus compañeras de trabajo que solo eran comentarios banales.
La incertidumbre de lo que ocurría se manifestaba en su estómago dejándola tan ansiosa como calentada.
Por todo el resto de la noche Karila se mantuvo alejada de Lauren y apenas le dirigía miradas, lo que hizo su postura más defensiva de lo normal. Pero para Lauren ya habían conversado lo suficiente y su vislumbre de que algo malo sucedía le daba una sensación más positiva que negativa, entonces su cena fue todo, menos decepcionante. Comió bien y cuando entró en su cuarto aquella noche, estaba extrañamente tranquila.
Lo que era el completo opuesto de la agitada princesa de la habitación al lado, que deshaciéndose de los guardaespaldas, y dispensando incluso la presencia de Normani lidiaba con las novedades que la hacía mover de un lado al otro por la habitación.

Hidden  (Camren Gip)Where stories live. Discover now