Capitulo 38

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Hassem finalmente entró en la habitación, dos horas después de lo esperado. Su silencio al verme aparentemente dormida no fue más que una cortina que cubría la verdad: estaba consciente, todo el tiempo. Adopté esa posición como una forma de no agregar más tensión a su ya complicada situación.

Esa noche, una vez que supe toda la verdad, mi mente se vio inundada por un torbellino de pensamientos. Me sumergí en un análisis exhaustivo de las consecuencias de lo sucedido, evaluando cada ventaja y desventaja de las decisiones tomadas hasta ese momento. La culpa comenzó a apoderarse de mí al reconocer el papel que he desempeñado en sus problemas desde que llegó a mi vida. Me veo como un factor que ha complicado su existencia, añadiendo un peso adicional a sus cargas previas. Además, la noción de que ha cometido crímenes por mi influencia es abrumadora; verlo capaz de empuñar un arma revela una oscura realidad que me perturba profundamente.

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Desperté la mañana siguiente, envuelta en la calidez reconfortante de su abrazo, con sus dedos largos y suaves acariciando mi hombro descubierto. Hassem tarareaba una melodía en árabe, su rostro iluminado por la animación del momento. A pesar de su aparente buen ánimo, la sensación de culpa seguía latente en mi interior. Sabía que había enfrentado la ira de su tío la noche anterior, que había sufrido castigos injustos por haberme defendido de los delirios peligrosos de aquel hombre. Además, me pesaba el hecho de que estuviera arriesgando todo lo que había construido durante años, todo por mi bienestar.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando Hassem detuvo su tarareo y, sin dejar de acariciarme, me miró fijamente.
—Sé que estás despierta— dijo con una sonrisa cómplice, como si hubiera estado esperando que me diera cuenta. —Y tengo
una sorpresa para ti hoy, mi pequeña يلهمها ( hermosura)

— espero que lo que sea que hayas dicho sea algo bueno.— admito sin poder entender, mis palabras le causan risa cálida.
Mi curiosidad se vio agudizada por sus palabras haciendo que abriera mis ojos centelleantes. — ¿Una sorpresa?— mi voz se escucha ronca mientras pregunté con intriga, intentando no revelar mi emoción.

Asintiendo con entusiasmo y las comisuras de sus labios elevadas , Hassem se levantó de la cama y se dirigió hacia su escritorio, donde había colocado un pequeño paquete envuelto en papel brillante.
— Es algo que quería darte desde hace tiempo— explicó mientras me entregaba el regalo con delicadeza. Deposito una pequeña bolsa brillante sobre mis manos, dentro de la cual se encontraba una pequeña carta escrita con una hermosa letra curvilínea. Las palabras impresas en ella resonaron en mi mente: "¿Cómo puedo mostrarte lo mejor de mí?"

Era una pregunta que, aunque simple en su formulación, llevaba consigo un peso emocional significativo. Sabía que Hassem tenía las mejores intenciones conmigo; sus ojos verdes brillaban con emoción y dedicación.

— Ábrelo, está especialmente hecho para ti —me dijo con una sonrisa cálida, mientras yo, emocionada, desataba los ganchos que sostenían el papel. Al abrirlo, reveló una caja aterciopelada que despertó mi curiosidad. ¿Qué estaba tramando Hassem? ¿Sería esa la razón por la que tardó en volver la noche anterior? ¿Qué significaba toda esta emoción en sus ojos?

Mis ojos se abrieron aún más al descubrir un anillo de Zirconia dentro de la caja. Aunque modesto en comparación con otros regalos, su belleza delicada era innegable, y eso me dejó un tanto sorprendida y agradecida. Sin embargo, un velo de preocupación se instaló en mi mente al recordar el matrimonio, un concepto que había perdido su brillo ante experiencias pasadas.

— No, no es un compromiso oficial... es solo un regalo —explicó Hassem con calma, colocando su mano sobre mi hombro para aliviar mi tensión. Parpadeé, procesando sus palabras y tratando de calmar mis pensamientos turbulentos.

Árabe a la fuerza #wattys2023 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora