Capítulo X

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Los siguientes días trancurrieron según un esquema similar con visitas matutinas a Ramón seguidas de salidas, acompañadas por Oscar, para el disfrute de Emilia. Pasaron horas y horas en el Parque de Atracciones.

Un momento mágico pare una niña, reconocía Max cuando cada noche Emilia se quedaba dormida antes de que acabara la primera página del cuento.

Y sobre las noches...Intentar domir en su propia habitación para acabar despertándose en la cama de Sergio se convirtio en un ejercicio inútil. Reconoció que no era rival para su insoportable fastidioso marido.

Finalmente, accedió a meterse entre las sábanas de la cama de Sergio al final de otro agotador día sólo para demostrarse que podía mantenerse acostado a distancia y....al final dormirse.

Sólo esperaba que él sufriera... al menos tanto como él cuando se acercaba, cuando su mano se apoyaba en uno de sus pectorales o en su cadera y se quedaba ahí quieta.

¿Lo estaba poniendo a prueba? A lo mejor Max podía hacer lo mismo y ponerlo a prueba. Pero algo así podía ser arriesgado ¿Qué pasaba si el lo interpretaba como una autorización para tener sexo? Entonces no sólo habría perdido la batalla. Habría perdido la guerra.

Y eso no podía suceder.

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El fin de semana llegó con la asistencia obligatoria de Sergio a una gala en homenaje a los hijos predilectos de la ciudad. Solo por invitación y de etiqueta. Max fue informado por Maria, que había pasado a visitar a Emilia, de que tenía que ponerse algo impresionante.

El mensaje era muy claro y llevó a Max al límite de sus nervios durante una expedición de compras de tienda en tienda hasta que compraron un traje Armani color perla.

Era extremadamente elegante y Max tuvo que reconocer lo acertado de la elección de Maria. Unos zapatos y unos gemelos a juego se añadieron a la bolsa que Oscar llevó al coche.

Maria estaba en su elemento haciendo de gran dama con las vendedoras.

-Un reloj-Dijo la tía de Sergio-El traje requiere pocas mejoras. Tienes que llevar el pelo bien peinado. Y tenemos que arreglar tu piel.
-Estoy de acuerdo.
-Pareces pálido-Lo miró con ojos penetrantes-¿No te deja dormir mi sobrino?

Un "sí" o un "No" serían ambas respuestas pésimas. La tía afilo la mirada.

-¿Estas embarazado?
-No-Nego con contundencia.
-Deberías de tener otro hijo-Dijo Maria sin tapujos-Sergio necesita un hijo para mantener el apellido Pérez.
-Ya tiene una hija-No pudo evitar decir.
-Un hijo-Insistió Maria-Que se llame Ramón en honor a mi padre.

-¿Qué pasaría si estuviera pensando en pedir el divorcio?-Decidio no decirle que ya estaba empezando con los tramites.
-Para un Pérez el divorcio no es una opción, Sergio no aceptaría nada así-Parecía realmente sorprendida-¿En que estas pensando? Podrías tener todo lo que quisieras.

"Excepto lo único que quiero: Su corazón" Pensó "Le entregué el mío sin condiciones, pero descubrí que él no lo valoraba"

-Creo que ya esta-Dijo Max en  voz alta y esbozó una sonrisa mientras oscar añadía otra bolsa a la colección.

Oscar dejo a María en casa de Ramón y después siguió hacia La Moraleja.

Emilia estaba en la cama y Sergio sentado en el borde con un cuento en la mano cuando Max entró en la habitación. Él llevaba unos vaqueros negros y una camisa blanca, y estaba totalmente relajado. Max tuvo que reprimir lareacción emocional que su visión provoco en su interior.

En la cama de su maridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora