Capítulo 5: Descubrimientos.

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El sol se alzaba sobre Kattegat, iluminando las callejuelas del poblado con una luz dorada y cálida. Era un nuevo día, lleno de promesas y posibilidades, y Odalyn estaba decidida a aprovecharlo al máximo. Con la mente abierta y el corazón dispuesto a aprender, se dirigió hacia las afueras de Kattegat, donde sabía que encontraría a los habitantes más sabios y experimentados.Su destino era la modesta casa de una anciana curandera llamada Astrid, cuya reputación como sanadora y consejera era conocida en toda la región.


Odalyn había escuchado hablar de sus habilidades en el arte de la herbolaria y la medicina natural, así como algunos rumores sobre que era una volva, una especia de bruja que predecía el sino de los habitantes del lugar; así como que conectaba directamente con los dioses y comunicaba sus advertencias o peticiones, ya fuesen generales o individuales, Odalyn estaba ansiosa por aprender de ella, no le importaba lo más mínimo los rumores y mucho menos sentía miedo de la anciana. Tenía muy claro su objetivo, sabía que todo lo que aprendería sería de vital importancia para su futuro en este mundo y quizá para encontrar la respuesta a sus dudas y la puerta que la llevase de vuelta a su verdadero hogar.


Al llegar a la puerta de la casa de Astrid, Odalyn respiró hondo y llamó con suavidad. La puerta se abrió lentamente, revelando a la anciana curandera, cuyos ojos brillaban con sabiduría y bondad.

-¿En qué puedo ayudarte, joven?-preguntó Astrid con amabilidad.

-Soy Odalyn, y he venido en busca de conocimiento. He oído hablar de tus habilidades como curandera y me gustaría aprender de ti-respondió Odalyn con humildad.


Astrid sonrió, reconociendo la determinación en los ojos de la joven.

-Bienvenida, Odalyn, los dioses saben bien quién eres y yo lo sé también. Si estás dispuesta a aprender, yo estaré encantada de enseñarte todo lo que sé, algo me dice que tienes un gran potencial...-dijo Astrid, abriendo la puerta de par en par e invitando a Odalyn a entrar.

El resto del día transcurrió entre lecciones prácticas y teóricas, mientras Astrid compartía su vasto conocimiento sobre las propiedades medicinales de las hierbas y plantas locales. Odalyn absorbía cada palabra con avidez, maravillada con la complejidad y la belleza del mundo natural que la rodeaba. Sabía que el mundo de la medicina natural era compleja, pero no imaginaba que tanto, aún así, bajo las enseñanzas de Astrid, Odalyn aprendía rápidamente casi como si hubiese nacido para ello.

Mientras tanto, en las calles de Kattegat, los habitantes seguían con sus quehaceres diarios, ajenos al intercambio de conocimientos que tenía lugar en la casa de Astrid. Algunos comentaban sobre la presencia de la joven forastera y sus extrañas costumbres, mientras que otros continuaban con sus quehaceres sin prestarle atención.


En una taberna cercana, dos hombres discutían acaloradamente sobre el último saqueo de la aldea vecina. Sus voces resonaban en el aire fresco de la mañana, mezclándose con el bullicio de la vida cotidiana en Kattegat.

-Te digo que podríamos haber conseguido mucho más botín si no hubieras actuado tan impulsivamente.-gruñó uno de los hombres, con el ceño fruncido de frustración.

El otro hombre, con una risa burlona, respondió:

-¡Ah, pero qué divertido habría sido eso! No hay nada como una buena pelea para animar el día, ¿no crees Olaf?

𝕷𝖚𝖋𝖙𝖘𝖕𝖊𝖑𝖎𝖓𝖌Where stories live. Discover now