𝐓Ú & 𝐘𝐎: 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐇𝐎𝐆𝐀𝐑 ||| ʟᴀᴡʟᴜ

06: ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏɴ

Rosinante acarició su rostro con una sonrisa traviesa mientras observaba a Luffy contener su ira, siendo detenido por Law antes de que el omega se volviera lanzar sobre el mayor.

—¿Has tenido suficiente de esto? Padre...—Law lo llamó así después de tantos años tener contacto con su familia adoptiva—, respondí a esa carta con un rotundo no. No vuelvas siquiera a mencionar el matrimonio cuando ya tengo uno, ¿no te habías dado cuenta? —mostró su dedo anular, donde brillaba su anillo—. Deja de insinuar tonterías y mierda sobre él y mi hijo. Ese niño es más mío que de nadie más. No vuelvas a poner en duda la lealtad de mi esposo otra vez, porque sabes de lo que soy capaz. Esto no es una amenaza, es una promesa

La tensión en la habitación se densificaba con cada segundo que pasaba. Los ojos de Law irradiaban una determinación feroz mientras se enfrentaba a su padre, desafiándolo en silencio con la mirada. Luffy, aún lleno de furia, parecía captar la gravedad de la situación, conteniéndose consciente del aura dominante que emanaba de su esposo. La dinámica entre los dos alfas dominantes era palpable, una lucha de voluntades que trascendía las palabras, comunicándose solo a través de sus miradas y posturas desafiantes.

Rosinante dejó escapar una risa amarga, su semblante reflejando una mezcla de resignación mientras negaba con la cabeza.

—¿Estás amenazando a tu propio padre, Law? Estoy seguro de que no te crié para comportarte así —lo reprendió con voz cargada de decepción—. Solo busco lo mejor para ti y esto...

—Lo único que buscas es controlar mi vida —lo interrumpió Law, su tono impregnado de frustración—. No permitiré que manejes mi destino como Doflamingo hizo contigo. Ya no soy un niño. Esta es mi felicidad, mi elección, y la razón por la que sonrío y tengo ganas de vivir. O aceptas esto ahora, o te borro de mi vida para siempre.

—¡Lo hice para protegerte!—Grito—¡El te hubiera matado Law!

El silencio que siguió fue ensordecedor, cada palabra resonando en la habitación como un eco de una verdad inamovible. Law se mantuvo firme, enfrentando a su padre con determinación mientras su corazón latía con la fuerza de una decisión irrevocable.

Rosinante dejó escapar una lenta exhalación, sintiendo el peso de las palabras de su hijo resonar en lo más profundo de su ser. Por un instante, desvió la mirada hacia el suelo, donde el brillo de una lágrima amenazaba con emerger. Los recuerdos dolorosos de su propia lucha contra el control de otro alfa invadieron su mente. Recordaba demasiado bien cómo Doflamingo lo obligó a contraer matrimonio con alguien a quien no amaba, sometiéndolo a una vida de manipulación y servidumbre. Solo tras el arresto de Doflamingo por sus oscuros crímenes financieros pudo Rosinante liberarse de esa prisión emocional en la que había estado atrapado durante años, una cárcel construida con los barrotes del miedo y la manipulación.

El silencio se hizo más denso en la habitación, como un manto opresivo que envolvía a los presentes. Únicamente el suave murmullo del viento que se filtraba por la ventana entreabierta rompía la quietud. Rosinante finalmente alzó la mirada, encontrándose con los ojos decididos de su hijo que lo observaban con una mezcla de determinación y dolor. En ese momento, comprendió la magnitud de la presión y estrés que había causado a Law con sus acciones pasadas.

El rubio se arrodilló frente a Law, su cuerpo temblando con la carga emocional que llevaba consigo. Agachó la cabeza con un gesto de profundo pesar, dejando que las lágrimas brotaran sin restricción alguna, como si fueran las últimas defensas que su corazón había mantenido durante tanto tiempo.

—Lo siento, Law —susurró entre sollozos, su voz quebrada por el peso del arrepentimiento—. Lo siento...

Las lágrimas caían sin cesar, marcando un camino de remordimiento en sus mejillas. Law sintió cómo su propio corazón se estrujaba ante la imagen de su padre, tan vulnerable y quebrado ante él. Después de seis años de distanciamiento emocional, el gesto repentino de su padre lo tomó por sorpresa, desatando una oleada de emociones que había mantenido cuidadosamente ocultas durante tanto tiempo.