𝐓Ú & 𝐘𝐎: 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐇𝐎𝐆𝐀𝐑 ||| ʟᴀᴡʟᴜ

07: ʟᴀ ᴄᴀꜱᴀ ᴅᴇ ʟᴏꜱ ᴀʙᴜᴇʟᴏꜱ

Cerró el maletero del auto con un suspiro de alivio, sintiendo cómo se despejaba el peso de la preocupación. Subió al asiento del conductor y, con un gesto casi automático, se abrochó el cinturón antes de girarse hacia su esposo. Sus labios se encontraron en un dulce beso.

Después de unos días y de tener una larga charla con Rosinante Corazón, el padre de Law, finalmente se alcanzó lo que más anhelaba el alfa en el fondo de su ser: una disculpa sincera y la posibilidad de construir una buena relación con Luffy. Para Luffy, el perdón fluía con más facilidad de lo que muchos creían. Él entendía que el pasado no debía definir el presente ni el futuro, y estaba decidido a forjar nuevos y gratos recuerdos junto a su suegro.

Luffy era para Law como un rayo de sol en un día nublado, iluminando su vida con su calidez y energía. Lo amaba con todo su ser, admirando su espontaneidad, su valentía, y sobre todo, su enorme corazón. Incluso su apetito insaciable tenía un lugar especial en el corazón de Law. No podía negar que ese hombrecito se había adueñado completamente de él, y que cada vez que sonreía, todo lo negativo desaparecía, dejando solo espacio para la devoción y la admiración.

Cada momento junto a Luffy era una aventura, una montaña rusa de emociones que Law estaba dispuesto a recorrer una y otra vez. Desde las risas compartidas hasta los momentos de silenciosa complicidad, su matrimonio se había convertido en un refugio seguro en medio de las tormentas de Law.

Con cada gesto cariñoso y cada mirada llena de amor, se sentía más fortalecido, más completo. Había encontrado en Luffy no solo a su pareja, sino también a su mejor amigo, a su confidente más leal, a su aliado.

A través del espejo retrovisor, Law contempló a su hijo pequeño dormido. Habían tenido que madrugar para emprender el largo viaje hacia la casa de su padre, un trayecto que se preveía agotador.

Kei se levantó con un atisbo de entusiasmo por ir a visitar a su abuelo por primera vez.

Envuelto en una cálida cobija y abrazando su pequeña almohada, Kei se acomodó en el asiento trasero junto a su peluche favorito. 

El sonido constante del motor y la música a un volumen bajo era lo único que rompía el silencio mientras el alfa manejaba con cuidado por la carretera. El paisaje se desplegaba ante ellos, una mezcla de árboles que se mecían suavemente con la brisa y unos pocos autos que pasaban en dirección contraria.

El alfa conducía con habilidad, ajustando la velocidad y prestando atención a cada detalle del camino. A su lado, Luffy se dejaba llevar por la tranquilidad del momento, sumergido en sus propios pensamientos mientras miraba por la ventana y tomaba alguna fotografía con su celular. A pesar de la distancia que aún les separaba de su destino, había una sensación de anticipación en el aire, como si cada kilómetro recorrido los acercara un poco más a un encuentro que esperaban con ansias.

Law apoyó su mano derecha en el muslo de su esposo y le dio un ligero apretón juguetón. Desde el asiento del conductor, su mirada se mantenía fija en la carretera, pero su atención estaba completamente centrada en la conversación con su esposo.

—¿Estás nervioso, cariño?

Luffy reflexionó por un momento antes de responder, su voz tranquila pero cargada de emoción.

—No, solo estoy ansioso. Es la primera vez que vamos en son de paz y se siente un poco extraño, pero no de una manera negativa. También estoy emocionado por conocer a la pareja de Cora-san —añadió, esbozando una sonrisa mientras desviaba su mirada hacia el perfil concentrado de Law.

—Me alegra que papá haya querido arreglar las cosas —suspiró Law, compartiendo el sentimiento de alivio. Luego, añadió con sinceridad—: En cuanto a lo otro, Minato-san es una persona muy agradable y sensata. Él hace feliz a papá, y estoy bien con eso. Estoy seguro que te caerá bien