II. Confrontaciones

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-Detente, hey detente!!!

-¡¿Qué mierda fue lo que hiciste?!! ¡¡¡te dije solo una maldita sea!!! - gritaba mientras zangoloteaba el pequeño cuerpo de un pequeño infante antes moreno ahora tornándose azul, no sabia con un demonio que hacer, nunca había esperado a que alguno de sus clientes ingirieran lo que él les vendía, por la simple razón de que no le importaban mientras pagaran a tiempo, y es que eso es lo importante aquí, este chiquillo le esta importando lo suficiente, no es un cliente, pero tampoco es un desconocido, antes lo había visto, pero no sabía donde.

– Te estoy diciendo que dejes de moverte y abras los ojos!!- hace unos segundos atrás él se había dado la vuelta para dejar a aquel niño con lágrimas en los ojos, pero al voltear, noto que este se ponía un tanto azul, mientras con una mano se tocaba el pecho y en la otra noto la bolsa de la droga vacía y eso provocó que habrá muchos los ojos…

No no no no no, se va a morir, maté a un niño, aaaahhhh no puede morir, noooo.

– ¡Auxilio!!! se va a morir!!- grita

– Maldición, se está muriendo!!- algunos vecinos salieron y corrieron al ver al niño de los Kim tendido en el suelo, las señoras escandalizadas, fue algún sujeto que se acercó a ellos y le pidió que le explicara qué estaba sucediendo, sacando su celular para llamar a una ambulancia, en ese momento decidió correr, pero lo ultimo que alcanzo a ver fue el rostro con lágrimas secas, boca un tanto azul, ya no se movía…

– No no no nooooooo, no va a morir, noooo- Abro los ojos, miro el techo alto, me sostengo el pecho, estoy cubierto de sudor, detesto este sueño, me froto los ojos y pongo mi brazo sobre ellos tratando dormir de nuevo, pero desechó la idea y decido salir de este lugar.

Por el sol que entra por la gran ventana que tiene la sala me parece que pasan del medio dia, veo a Jeno sentado en el sillón, del centro, tiene el ceño fruncido y teclea algo desesperado en la laptop, noto que se vuelve a frustrar y me acerco a ver que tiene en la pantalla, es otra solicitud de trabajo, niego con la cabeza y decido ir a prepararme algo de comer, y por prepárame algo me refiero a servirme un vaso de agua de sandía bien fría y un emparedado de lo que haya en el refri.

No comprendo la insistencia de Jeno por llevarle la contra a su padre, el facilmente podria tener todo en las manos, pero se esfuerza por llevarle la contra trabajando como policía de nuevo o al menos intentando volver a entrar, esta un poquito vetado de cualquier puesto policiaco debido a un antecedente, digamos que los policías no deben de tener en sus manos ni un poquito de droga o algo similar, a Jeno le encontraron un cigarrillo de marihuana en su locker y bye bye trabajo.

Nunca fue un adicto, solo fumaba cuando hablaba con su madre a la cual no ve ya desde hace un tiempo hasta donde yo se, y la verdad no quiero meterme en ese tema con el, igual no soy quien para decir algo la verdad, no soporto al hombre que nos engendró y cada vez que discuto con él, el que paga los platos rotos es Jeno y el taller.

Ahora que recuerdo, si Jeno no tuviera la paciencia que tiene facilmente me habría mandado al hospital desde hace un buen tiempo, el maldito tiene el cuerpo de un amole y yo nunca fui gran fan de los gimnasios, hice un par de pesas cuando estuve encerrado y me gusta estar en forma, pero los músculos de Jeno son dignos de pensar en esteroides.

Lo único que tenemos en común es el buen tino que tenemos con las armas, el amor por los carros rápidos y ya, de ahi el es muy recto y yo tan descarriado, aun teniendo el “reconocimiento” de los Lee como otro “familiar”, yo no soy un maldito riquillo de pacotilla, la verdad prefiero seguir ensuciandome las manos en el taller, los motores y yo siempre nos hemos entendido, es más puedo hablar con ellos mejor que con ese hombre que se hace llamar “padre”.

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