Save my life: Enzo x Valentino

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Tres contra uno.

Ellos median más de 1.90 o algo así, eran grandes y llevaban botas de cuero pesadas, cadenas, manoplas, y toda esa mierda skinheads que jamás entendí.

Tenian arrinconado a uno, que siempre eran parecidos: Chicos más chicos que ellos, delgados, lindos, presas fáciles.

En esta ocasión, como tantas otras, ese uno era Valentino.

No lo conocia mucho, en realidad, pero nos llevabamos bien, compartiamos algunos intereses y clases.
Era horrible ver como lo tenían allí, como un animal asustado, sin poder huir.

Nunca me gustaron las injusticias,
pero en lineas generales, no habia mucho que yo pudiera hacer, es decir...si se la agarraban con Valentino ¿porque no conmigo, que era extranjero?

Sin embargo, uno de esos tres era amigo mio, nos llevabamos bastante bien,asi que supe que al menos no me iban a matar.

Me acerqué lentamente, yo venía de una clase de arte, por lo que tenia algunos lienzos recién trabajados.
Los dejé a un lado y me acerqué a mi conocido.

-che..¿podrías decirles que paren? es mi amigo ese, creo que ya entendió

-¡Enzito! ¿este boludin amigo tuyo? ¿con esta cara de muñequita?

-ya esta, dale...-dije, viendo como los otros dos seguian golpeando a Valentino.

-bien...de igual forma ya teniamos que irnos, ¡sueltenlo, nos vamos!

Las otras bestias obedecieron y los tres se fueron.

Valen era un desastre, tenia varios golpes en el rostro y sangre en la nariz que le salpicaba la remera de David Bowie que tenía puesta.

Lo ayudé a ponerse de pie y fuimos al baño, donde también lo ayude a lavarse y componerse.

-muchas gracias, Enzo, me salvaste la vida

-son unos idiotas

-¿como puedo agradecerte?

-no, Valen, no fue nada

-claro que si, me salvaste la vida, debe haber algo que pueda hacer por vos- me dijo, y se acercó lentamente a mi sin sacarme los ojos de encima.

No voy a negar que ese chico me parecía hermoso desde la primera vez que lo vi.

Por aquél entonces yo comenzaba a sentir cosas por otros chicos, estar en la Universidad me daba la sensación de que era libre, o al menos asi me sentía, asi que seria mentira decir que no me había fijado en él.

Él puso sus manos sobre mi, siempre mirandome a los ojos

-te vi mirandome muchas veces

-no es cierto-menti

-si...y yo te miro a vos...y quiero agradecer lo que hiciste por mi-dijo y lentamente llevo una mano a mi entrepierna.

Iba a negarme, es decir, claro que quería, pero me daba miedo.
No tuve mucha oportunidad de decirle nada, ya que me empujó a un cubículo y cerro la puerta.
Luego se agachó y abrió mi pantalón, metiendo la mano dentro y sacando mi pene, al cuál empezó a masturbar.

yo estaba allí, parado, sorprendido y asustado, y pude sentir de pronto como sus suaves labios se apoyaron sobre la punta de mi miembro.
Eran cálidos y humedos y esa sensación trasladada a mi sensible piel provocó una erección aun mayor.

Comenzó a besarme muy lentamente, eran pequeños besitos.
Con su mano derecha tomo el resto de mi virilidad y comenzo a moverla.

Yo ya no respiraba, estaba quieto viendo lo que él me hacía; estaba rojo de vergüenza, tenia pequeñas venitas en sus ojitos y yo estaría igual, es decir, no me podia ver, claro, pero me moria de vergüenza.

Un puñado de papel con palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora