Everybody: Andy x Francisco

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El bosque era frondoso y oscuro.
Mucho más al ser de noche.
Los arboles eran increíblemente altos y grandes y sus copas cubrian casi por completo el cielo,que para nada estaba estrellado, y la única luz que guiaba el sendero era la tenue luz lunar, que lograba con mucho esfuerzo filtrarse por algunas ramas.

Andy tenía una importante misión: Llegar hasta la mansión abandonada y pasar allí la noche.

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Lo habia intentado todo, era dulce, romántico, atento, servicial,creativo, inteligente, lindo...pero siempre pasaba lo mismo, invitaba a salir a un chico, salian, empezaban a frecuentarse, formalizaban, y cuando más enamorado estaba era el momento en que todo estallaba por los aires y terminaba realmente mal.
Siempre un nuevo chico, simpre una nueva historia, siempre el mismo corazón roto, que era el suyo.

Algunas personas le habian comentado sobre una gitana que leía el futuro, tiraba las cartas, y daba los mejores consejos en temas relacionados con el amor.
él no creía en ese tipo de cosas, le parecian una estupidez, sin embargo habia decidido ir con ella, a ver si por esas casualidades, le daba un consejo que le sirva.

Finalmente, la gitana había logrado convencerlo.
Ella le tiró las cartas y le explicó que caía sobre su corazón una maldición, que no era hacia él, si no hacia su abuela, y que dicha maldición iba de generación en generación, y ahora estaba siendo su turno padecerla, porque era joven y hermoso.
Le aconsejó pasar una noche previa a la luna llena en una mansión abandonada, ubicada en el corazón del bosque.
Ante las preguntas de él sobre porque hacer eso daría como resultado romper con una maldición ancestral y poder asi encontrar el amor verdadero la gitana sólo se limitó a decir que eso era lo que las cartas indicaban.

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Lo habia dudado mucho, se sentia un poco estupido haciendo aquéllo.
Pero se decidió por ir, puesto que no tenia nada que perder, así que ahora ahí estaba, caminando durante horas, perdido, en medio de la noche, buscando una mansión que nunca había visto.

Se estaba comenzando a cansar y arrepentir de estar ahi, cuando finalmente la luz de la luna la iluminó por completo, solo para él.

Era una edificación antigua, romana.
Muros altísimos de color blanco hueso, ultrajados por la humedad y la ramificación del lugar.
Grandes ventanales de un color pardo, oscuro, completamente tapeados.
Era una mansión bastante venida a menos de dos pisos.

No podía escucharse ni verse nada en el interior.

Andy volvió a sentir el impulso de correr, pero pensó que ya casi era medianoche, y estaba bastante desorientado con respecto a la ubicación actual, por lo que pensó que seria mejor entrar allí y dormir un poco.

El interior no era mucho mejor.
Muebles antiguos y podridos, pisos rotos, empapelado lleno de hongos, pintadas de gente que pasaba por allí sobre las paredes,insectos, telarañas, olor a podrido y materia fecal de roedores, en fin, un asco muy desagradable.

Decidió sentarse en el primer escalón de la escalera (antigua, se notaba que en su mejor época habia sido elegante, pero estaba completamente destruida) y se acomodó para descansar, pensaba que cuanto antes se durmiera, más fácil iba a ser, aquél horrendo lugar le ponia los pelos de punta.

Se adormeció un poco, pero un reloj lo sobresaltó.
No se habia percatado de la existencia de ese reloj, era uno de esos antiguos de pie que sonaban a la medianoche en punto.

Algo se estremeció en su estómago, como si el cuerpo le avisara que algo iba a pasar.

De pronto, desde adentro, un sonido hueco, como una puerta al abrirse.
Pero no era precisamente una puerta, sonaba como algo más...hueco, como una gran caja, desde algún lugar de la casa.

Un puñado de papel con palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora