Soy tu fan: Enzo x Matias

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Todas las decisiones bien o mal tomadas lo habían llevado a ese cuarto de hotel junto a este hombre, algunos años mayor, que lentamente se iba convirtiendo en una estrella del cine.

Él lo miraba sentado desde aquél sofá esquinero con las piernas abiertas y un pantalón que cada vez le apretaba más.

en una de sus manos tenía una copa de elegante vino y en la otra presionaba su bulto por encima de la dura tela de jeans al ver el pecho del chico, que, excitado, lo deseaba.

No tenía idea de como había terminado en una habitación de lujo de un hotel más de lujo aún junto a Enzo Vogrincic, se habían conocido en una fiesta de celebración algunas horas antes y habían conectado de inmediato; la atracción fue innegable y de momento a otro se habían besado.

Los besos entre ellos fueron subiendo de tono y él lo invitó a subir a su habitación.
una vez allí puso un disco de Frank Sinatra, abrió una botella de vino caro y volvieron a besarse sobre la cama.

Él le había sacado la camisa mientras le besaba el cuello y el pecho.
Enzo,con sus grandes manos, le había sacado la remera lentamente.

Ahora, allí sentado, no podía dejar de mirarlo. ante sus ojos era perfecto,lo deseaba, pero quería disfrutar del momento.

Dejó la copa a medio beber la mesa y se abrió el pantalón.
liberó su erección húmeda que acarició con una mano mientras aún lo veía allí,sentado en la cama frente a él, bajando su mano hasta la entrepierna, rozando la forma de su pene por encima de su boxer.

-veni-le pidió palmeando una de sus piernas, con una sonrisa relajada

Matias obedeció y se sentó sobre él, besandolo.

Los besos eran desesperados,con muchas ganas, sus lenguas se enredaban entre si a un ritmo cada vez más rápido.

Una de las manos de Enzo sostenian su cintura mientras la otra bajaba lento, metiéndose entre medio de sus muslos.

con delicadeza la metió dentro de la ropa interior y un par de dedos largos, húmedos por el preseminal que habían rozado, acariciaron con suavidad la zona sensible, girando y moviéndose tranquilos, quedando rápidamente mojados.

Él gemia y abria las piernas recibiendo aquél placer, sintiendo como los dedos aumentaban el ritmo provocando un sonido acuoso.
Cuándo los sintió entrando le apretó el hombro y se mordió los labios.
Enzo empezó a moverlos de adelante hacía atrás,sin dejar de prestarle atención a los gestos que él hacía.

-¿te gustan mis dedos adentro,nene?-le preguntó tranquilo

-me encanta, no pares-pidió Mati moviendo su cadera,acompañando el ritmo

Los dedos entraban y salían cada vez más mojados mientras él le besaba el cuello y con la otra mano le acariciaba el pecho.
cuando sus pezones reaccionaron a sus caricias, Enzo se inclinó a ellos y sin dejar de prepararlo, empezó a chuparlos.

mordisqueaba y chupaba sus pezones poniendolos dolorosamente duros, acelerando el ritmo de las embestidas con los dedos.
cuando Matías acabó, él se retiró y llevó su mano hasta la boca del chico que gustoso abrió los labios y los chupó,sintiendo su sabor.

Él lo miró hacerlo y acompañó la acción chupando sus propios dedos, alternando su lengua entre ellos y los labios levemente abiertos de Matias.

-me encantas,pendejo, que ganas de cogerte todo que tengo

-podes hacer lo que quieras conmigo-le dijo entregado

Sin dudarlo lo tomó por la cintura y con las piernas de él enganchadas en su cadera,fueron a la cama.

Allí volvieron a besarse y terminaron por desnudarse.
Él le acarició el cuerpo entero sin dejar ningún rincón sin tocar mientras Matías lo masturbaba, desesperado por tenerlo adentro.

Mientras le besaba y marcaba en una forma casi posesiva su cuello, Enzo lo penetró.
Empezó a moverse lento,disfrutando de entrar y salir, arrancandole gemidos que parecían celestiales.

poco a poco fue aumentando el ritmo, dando embestidas más firmes y duras, cambiando de posición sobre la cama.

Mati estaba en las nubes, entregado a todos los placeres que este hombre estaba por darle.

●●●

Poco antes del amanecer, se despidieron, habían pasado la noche entera teniendo un sexo casi salvaje.

Matías sabía que él era famoso y que probablemente nunca volviera a verlo.
Sin embargo, antes de marcharse, Enzo le pidió su número.

-me gustaría mucho conocerte mejor-le dijo acostado, con la sabana cubriendole medio cuerpo desnudo.

Él le dictó el número y besó su frente.

-nos vemos, Enzo-le dijo con la mano en la perilla de la puerta

-nos vemos,chiquito-respondió él y entonces, lo vio irse.

Un puñado de papel con palabras Where stories live. Discover now