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Fue un poco costoso que Charlie pudiese tranquilizarse luego de tremenda sorpresa que se llevó con SR. Pentius y con lo del adelanto (Sin aparente fundamento) del exterminio anual.
Ahora todos se encontraban en la sala de estar, permitiéndose degustar unos waffles que habías preparado para desviar la atención del tema y evitar que Vaggie te delatase con los demás.

Sabías que eras completamente merecedora de toda la desconfianza de Vaggie, pero muy en el fondo te hacía sentir un poco mal y hasta culpable que esa chica que alguna vez fue tu amiga cercana, ahora te mirase como si fueras un monstruo.

Tuviste que salir de tus pensamientos cuando Charlie llegó con una pequeña caja que estaba llena de hilos transparentes y cuentas de plástico para hacer pulseras. Los colores de las cuentas no eran demasiado variados, pero eran de colores similares a los del infierno: Rojo, negro, morado, vino, dorado y tonos oscuros de rosa.

—¿Qué tienes ahí, amor?

—¡No me la vas a creer!—respondió con entusiasmo—¡Salí un momento del hotel y un vendedor de MUY dudosa procedencia agropecuaria me vendió esto!

—No supiste decirle que no, ¿verdad?

—No...—Murmuró un poco apenada por eso—¡Pero no importa! Con todas estas cosas podemos hacer pulseras muy bonitas, ¿no crees que hacer pulseras todos juntos sea una buena manera para reforzar nuestra confianza y de paso divertirnos un rato?

Vaggie no pudo responder porque Charlie corrió hacia la sala para enseñarles a todos lo que acababa de comprar solo porque le dio mucha pena decir que no.

—¿Y se supone que debemos usar esas cosas para hacernos pulseras mutuamente?—cuestionó Angel con cierta incredulidad—Nena, eso es demasiado cursi—afirmó nuevamente mientras se llevaba un pedazo de waffle a la boca.

—¿Me las puedo comer después?—continuó Niffty.

—Yo paso—refunfuñó Husk.

La princesa bajó la mirada, sintiéndose un poco desilusionada de que sus amigos no quisiesen hacer pulseritas. Tal vez tenían razón y era demasiado cursi la idea.
Le hiciste una seña a Charlie para que se acercara, en cuanto se acercó lo suficiente, tomaste la cajita con las cuentas y la observaste durante unos segundos.

—Hay hilos y cuentas suficientes como para hacer unas 15 pulseras o más, también hay algunas figurillas.. Oigan, si ustedes no quieren hacer pulseritas con Charlie, yo si quiero

—¿DE VERDAD?

Asentiste con la cabeza, Charlie hizo una expresión de felicidad y luego llamó a Vaggie para que se sentara junto a ustedes dos y así poder hacer pulseras las tres juntas.
Mientras hacían las pulseras, dejabas salir uno que otro comentario del estilo "son demasiado lindas", "¡Mira Vaggie, esta estrellita me recuerda a ti!" o "esto es más divertido de lo que me imaginaba". Todos esos comentarios despertaron la curiosidad en el resto de huéspedes del hotel que se acercaron a hacer pulseritas por mero morbo y terminaron pasándola mejor de lo que esperaban.

Tuvieron que enseñarle a Husk a pasar las cuentas por el hilo de manera correcta, a Angel a seleccionar bien los colores y a Niffty... Bueno, tuvieron que regañarla un par de veces porque insistía en comerse las cuentas.

Vaggie te miró sonriendo suavemente, un poco agradecida de que hubieses convencido a los demás de ir y hacer pulseras con ustedes porque esa acción aparentemente "pequeña" había hecho muy feliz a Charlie y también había logrado que todos pasaran un buen rato juntos.

Angel se levantó del suelo para dirigirse al televisor y encenderlo, iba a poner una película o cualquier otra cosa que pudiesen ver y escuchar mientras hacían sus pulseras. En ese momento fue cuando te diste cuenta de la ausencia de cierto demonio de cabellos rojos.

☆ Something crazy ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora