Capitulo trece

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La mañana siguiente era ese tipo de mañana que por lo común seguía a una tormenta violenta: clara y luminosa, pero con una buena húmeda bruma que se pegaba fría y refrescante a la piel.

Harry no era consciente del clima pues había pasado la mayor parte de la noche contemplando la oscuridad y viendo tan sólo el rostro de Louis. Al final se había quedado dormido cuando los primeros rayos del amanecer tocaban el cielo. Para cuando se despertó ya era más de mediodía, pero no se sentía descansado. Su cuerpo estaba envuelto por una mezcla de agotamiento y energía nerviosa. Le pesaban los párpados y tenía los ojos inexpresivos en sus cuencas, pero no obstante los dedos no dejaban de tamborilear sobre la cama, se desplazaban hacia el borde como si ellos solos pudieran sacarle de allí y ponerle en pie.

Pero cuando su estómago gimió con tal sonoridad que pudo jurar que el yeso del techo había temblado ante sus ojos, se levantó tambaleante y se puso la bata. Con un fuerte bostezo, abriendo mucho la boca, se acercó hasta la ventana, no porque buscara algo o a alguien en particular, sino porque la vista era preferible a cualquier otra cosa que viera en su cuarto.

Y aún así, un cuarto de segundo antes de mirar abajo y contemplar el terreno, en cierto modo sabía lo que iba a ver.

Louis. Cruzando el césped con lentitud, con mucha más lentitud que en cualquier otra ocasión anterior. Normalmente caminaba como si participara en una carrera.

Estaba demasiado alejado como para que le viera el rostro; distinguía una sección del perfil, la curva de su mejilla. Y aun así, no podía apartar los ojos de él. Había tanta magia en su forma: una gracia extraña en la manera en que balanceaba el brazo mientras caminaba, un arte en la postura de sus hombros...

Caminaba en dirección al jardín, se percató.

Y supo que tenía que reunirse con el omega.

....

El clima continuó en aquel estado contradictorio durante la mayor parte del día, dividiendo a los invitados a la reunión campestre por la mitad entre los que insistían en que el brillante sol llamaba a participar en actividades al aire libre, y quienes evitaban la hierba mojada y el aire humedo para buscar el ambiente más cálido y seco del salón

.

Louis se situaba claramente entre el primer grupo, aunque no estaba de humor para buscar compañía. El estado de su mente era demasiado reflexivo como para entablar conversaciones cortes es con gente que apenas conocía, así que se escabulló una vez más hasta los jardines espectaculares de lady Styles y buscó un lugar tranquilo en un banco próximo a la pérgola de rosas. La piedra estaba fría y todavía un poco húmeda debajo de su trasero, pero como no había dormido lo que se dice bien la noche anterior, se encontraba cansado y aquello era mejor que estar de pie.

Con un suspiro se percató de que se trataba casi del único sitio donde podía estar a solos. Si continuaba dentro de la casa, sin duda se vería arrastrada a unirse al grupo de omegas que charlaban en el salón mientras les escribían cartas a sus amigos y familiares, o aún peor, se vería atrapada en el corro de los omegas que se habían retirado al invernadero para trabajar en sus bordados.

En cuanto a los entusiastas de las actividades al aire libre, también se habían dividido en dos grupos. Uno se había marchado al pueblo para hacer compras y ver las atracciones que pudieran encontrar allí, y el otro había partido a dar un paseo hasta el lago. Puesto que Louis no tenía ningún interés en comprar (y ya estaba bastante familiarizada con el lago), había evitado también ambas compañías.

De ahí su soledad en el jardín.

Permaneció sentado durante varios minutos, con la mirada perdida en el espacio, los ojos enfocados ciegamente en un capullo cerrado en un rosal próximo. Era agradable encontrarse a solas, sin tener que taparse la boca o disimular los sonoros ruidos soñolientos que hacía cuando bostezaba. Era agradable estar a solas, donde nadie fuera a comentar las ojeras bajo sus ojos o su quietud poco común o su poca conversación.

El alfa que me amo (Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora