Sálvame, Kyouka

508 58 70
                                    

"Ya tuve suficiente".

Chuuya debería haberlo sabido.

Amar su vida siempre ha durado poco.

Con un largo suspiro, el pelirrojo se acomoda en su asiento, adoptando inmediatamente una expresión amarga cuando escucha las tres palabras salir de la boca de Kouyou antes de que pueda siquiera darle un puto bocado a su comida.

"... Bien por ti", murmura finalmente, recogiendo un poco de arroz en un tazón frente a él. Mientras se lo lleva a la boca, masticando en silencio, se permite mirar a Kouyou.

Y por supuesto, ella ya lo está mirando fijamente.

"Llevarás educación en casa", amenaza.

Chuuya parpadea. "¿Estás tratando de que mis calificaciones bajen aún más?" pregunta con incredulidad.

"No—Chuuya—¡no soy yo quien está afectando tus calificaciones!" exclama la mujer, algunas de sus emociones reprimidas fluyen en forma de gritos "¡Te has pasado todas las vacaciones en la calle y la escuela comienza en dos días! ¿Has empezado siquiera tu tarea?"

"De hecho sí. La mayor parte está terminada".

Eso hizo que Kouyou parpadeara con sorpresa, quedándose sin palabras durante unos segundos.

Pero después de que esos segundos pasan, vuelve a gritar, vuelve a sentirse frustrada con cada elección que Chuuya parece tomar por sí mismo.

"Gracias por concentrarte en tu trabajo escolar, pero... cariño, ¿sabes cuánto me ha dolido permitirte salir con ese asesino?" chilla, con los ojos ligeramente abiertos y frenéticos, haciendo que Chuuya frunza el ceño.

El pelirrojo mira el arroz frente a él y luego vuelve a mirarla. "Ni siquiera me lo permitiste, simplemente dejé de obedecerte", murmura.

Su corazón se aprieta ligeramente por la preocupación.

Es como si todo lo que alguna vez fue Kouyou empezara a desmoronarse. Se le escapa entre los dedos sin que ella se dé cuenta. Al comienzo de las vacaciones de verano, cuando todo se fue a pique, era evidente que estaba loca (por supuesto), pero sabía ocultarlo bien. Lucia tranquila. Pulcra. Sabía cómo dañar a Chuuya cada vez que decía algo equivocado. Incluso sabía cómo contener al pelirrojo y hacer que escuchara sus órdenes.

Pero ahora es como si todo se estuviera desvaneciendo. Lo que una vez fue una Kouyou ecuánime ahora es una Kouyou desesperada. Con los ojos muy abiertos, la ropa desordenada, la voz aguda, suplicando en lugar de imponer reglas.

Hace que Chuuya se pregunte si ha sido demasiado duro con ella.

"Me estoy esforzando mucho ", susurra, con la voz quebrada. Cuando Chuuya la mira a los ojos, están llenos de lágrimas, las cuales rápidamente esconde detrás de sus manos temblorosas. "Quiero ser una buena madre, pero estoy fracasando. Siempre estoy fracasando. ¿Qué pasa si... y si también mueres por mi culpa?"

Kansuke, claramente un poco perturbado por ver a Kouyou llorando lágrimas genuinas, coloca una mano incómoda en su hombro y le da unas palmaditas suaves. "Está bien", murmura, aunque no sabe por qué carajo la está consolando.

Chuuya frunce el ceño, pero permanece en silencio.

"Sólo te pedí una cosa..." eso es mentira, obviamente, "y fue que te mantuvieras alejado de ese chico. Pero tú... eso es lo único que no pudiste hacer".

"Sí", coincide Chuuya, de repente sin apetito. "No puedo hacer eso".

Kouyou traga sus lágrimas ruidosamente. "¿...Por qué?" pregunta con incredulidad.

Inseparable • SoukokuWhere stories live. Discover now