Capítulo 3

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Adriana

Salí de la habitación de Gabriel corriendo, necesitaba llegar a mí habitación.

Cuando entré a mí habitación, me llegaron todos los recuerdos, todos esos recuerdos que pase con Gabriel, cuando el me curo, cuando cogí mi ropa para ducharme con el... Eche a llorar al recordar eso y más, y sobretodo saber qué todo fue mentira, a él nunca le importé es por eso que me dejó tirada en el aeropuerto.

Me apoyé en la puerta empecé a ver mi alrededor y me empecé a deslizar hasta alcanzar el final de la puerta, los recuerdos me inundaban y mis lágrimas caían por mi rostro, empecé a llorar como nunca, mi corazón sangraba de dolor y mi cabeza intentaba sacar de ella los recuerdos.

Después de un par minutos llorando desconsoladamente me arme de valor, sequé mis lágrimas, puse mi maleta y la abrí, me puse mi mejor ropa de fiesta, que constaba de un top que solo cubría mi pecho y un pantalón corto vaquero, el top era de hacer un lazo en la espalda, en mis pies tenía unos tenis Nike blancas, y mi pelo estaba suelto, me maquille lo más natural posible, y así pasé de tener un top verde que solo enseñaba mi ombligo a tener un conjunto de la Adriana de 19 años.

Bajé a la fiesta y me robe un par de miradas, sonreía a cada mirada, caminé hacia la barra, apesar de que ya llevaba unos tragos de tequila, me pedí un vaso con vodka y empecé a bailar al ritmo de la música, la gente que había allí me apoyaba bailaba conmigo, algunas chicas se pegaban a mi, luego vi a Gabriel en el balcón el cuál llevaba un rato mirándome, y le enseñe mi dedo de en medio, mientras estaba subida a los hombros de un desconocido. Era la primera vez en tanto tiempo que la pasaba bien.

A la mañana siguiente amanecí con dolor fuerte de cabeza y de cuello, y unas ganas de vomitar terrible, de echo lo primero que hice al despertarme fue vomitar. Cuando me encontré un poco mejor me lave los dientes y me cambié, me puse un top de mangas blanco que solo dejaba a la vista unos escasos milimetros de mi abdomen y tapaba mis brazos haciéndome sentir otra persona, en la parte de abajo me puse unos pantalones vaqueros claros y en los pies, me puse unos tenis blancos, me eche tres litros de colonia para disimular el olor a alcohol, de la noche pasada. Me peine con una coleta alta dejando ver mi mayor inseguridad, mis entradas.

Cuando me sentí lista física y psicológicamente, tomé dirección a la puerta de mi habitación, baje los escalones lentamente intentando sorprender a la persona, que, aunque no es muy de contacto antes del matrimonio, lo quiero, y sabía perfectamente donde estaba, en la cocina, cocinando las mejores crepes de todo estados unidos.

Después de unos segundos entre a la cocina, y lo vi, Mauro Domingo, el mejor cocinero y mi futuro esposo.

-¡Hola amor!- dije alegre de verlo, acompañado de un abrazo por la espalda.

-¡Que hacés! ¡Sabes que no me podés tocar hasta el matrimonio!- alegó - además, apestás a colonia- susurro en bajo sin impedir que lo escuchara.

- Perdón, solo era un abrazo - contesté echando leche en una taza que tenía el típico mensaje de "tu puedes!".

Cuando tenía la taza en la mano, Mauro se giro y me preguntó:

-¿Porque siempre sos así?- exclamó analizando me de arriba a abajo.

-¡¿Otra vez Adriana?!- gritó.

-¡¿Así como y otra vez que?!- añadí elevando mi voz con la taza aún en la mano.

- Desde que llegamos aquí, te maquillas y te vistes como una puerta, ¿Que carajos te pasa Adriana? ¡Donde está la Adriana que yo conocí!- volvió a gritar.

Apreté la taza intentando controlarme, pero no lo logré.

-¡Quién cojones te crees para hablarme así!- eleve mi voz haciendo de que esa frase resuene por toda la cocina.

#2 Detrás De Tí [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora