Charlie sabía que su papá era alguien que solía ocultar muchas cosas de las personas y eso era algo que ella respetaba.
Pero jamás pensó que su padre guardaría un secreto tan grande.
"Olvídate de estas tonterías y concéntrate en las cosas verdaderamente importantes."
"¿No te cansas de ser un fracasado?" . . . . . . . . .
El sonido de las campanadas del reloj y el ruido de los fuegos artificiales inundaron las calles del círculo del orgullo, dando la señal de que el exterminio había finalizado por fin y que ya era seguro salir de sus refugios.
Rápidamente las calles antes desiertas fueron inundadas de cientos de pecadores que comenzaron a retomar su rutina, unos tantos yendo a drogarse para celebrar que habían sobrevivido una vez más y otros cuantos que recogían las partes de sus compañeros caídos para poder venderlas.
Charlie observaba como los pecadores caminaban con total tranquilidad, ignorando la reciente masacre que había sucedido, por el contrario, ella se encontraba sumamente afectada de ver los cadáveres de su gente ser pisoteados y desmembrados por otros, como si sus vidas no hubiesen significado nada.
Con lágrimas cayendo por su rostro, la princesa volteó en dirección al gran reloj quien aún continuaba sonando, su expresión era una llena de dolor pero a la vez de convicción, apretó su puño con fuerza y se retiró del balcón donde se encontraba, dispuesta a llevar acabo su idea, incluso si eso significaba ganarse la decepción de su padre.
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Charlie se consideraba a sí misma como alguien paciente, pero carajo, Katie ya había colmado su paciencia desde hace mucho, incluso ante las burlas a su proyecto la princesa aún intentaba mantenerse serena, pero ver como su supuesto primer paciente había tirado todo su progreso a la basura, siendo captado en televisión luchando en una guerra territorial, fue un golpe bajo a su autoestima.
No recordaba muy bien lo que pasó después, solo tenía en mente defenderse de la furiosa reportera que la atacaba a puño limpio sin contenerse.
"¿Todo esto por unbolígrafo?"
Pensó la princesa al momento de darle un puñetazo limpio al rostro de la pecadora, logrando alejarla de ella y dándole la oportunidad a otros demonios para tomar a Katie y alejarla de ella.
Su novia, Vaggie, se acercó rápidamente y la ayudó a pararse, comenzando a revisarla para verificar que no tuviera ninguna herida grave.
—¡Charlie, oh dios! ¿Estás bien? ¿Te duele algo?—
—No te preocupes Vaggie, estoy bien, tranquila.— Para intentar calmarla, le regaló una de sus suaves sonrisas siendo correspondida por una igual por parte de la albina.
—Ven, hay que ir a traer a ese idiota.— Exclamó la chica con enojo, comenzando a caminar a la salida siendo seguida por la más alta, manteniendo su mirada baja tratando aún de procesar lo ocurrido.
